La virtud de la brevedad
La corrida tuvo la gran virtud de la brevedad. En una hora y 55 minutos todo el mundo a la calle. Los tres eran nuevos en esta plaza y tuvieron el detalle de no ponerse pelmas, lo cual es muy de agradecer a estas alturas de la feria, m¨¢s que nada por la sarta de tostones que llevamos a cuestas.Los toros de Montalvo, estuvieron en el l¨ªmite de las fuerza y con un manejable desgaste que uno enciende como una futura recuperaci¨®n que ser¨¢ lenta, porque ya se sabe que a un toro se le convierte en burro en un dos por tres, pero para convertir al burro en toro tiene que pasar mucho tiempo y no siempre hay garant¨ªa de ¨¦xito. El tercero, que rese?o como el mejor, cumpli¨® en una vara, estuvo pronto en banderillas, y tuvo nervio en la muleta, aunque acab¨® apagado en sus iniciales br¨ªos. Se ve que cada d¨ªa uno se conforma con menos, y eso que los taurinos se quejan tanto de las exigencias.
Montalvo / Morante, Mora, Amador
Toros de Montalvo, de anodino comportamiento; 3?, el mejor; varios sospechosos de pitones; 3?, 4? y 5?, aplaudidos. Morante de la Puebla: estocada desprendida (silencio); pinchazo y estocada desprendida (ovaci¨®n y saludos). Eugenio de Mora: pinchazo y estocada (ovaci¨®n y saludos); estocada corta perdiendo la muleta (oreja). Manuel Amador: estocada -aviso- y descabello (aplausos y saludos); pinchazo y estocada corta desprendida (silencio). Plaza de la Glorieta, 19 de septiembre. 8? corrida de feria. Media entrada.
Morante de la Puebla, pareci¨® en su primero tan corto de recursos como el toro de embestida, que no llegaba a culminar ni en su mitad. Todo el mundo est¨¢ emperrado desde hace un siglo en los dos pases, y en cuanto un toro no los admite cunde el des¨¢nimo. En claro reconocimiento a su incapacidad para hacer algo diferente, abrevi¨®. El cuarto obedec¨ªa noblemente al toque del matador y ¨¦ste, con buen aire, emple¨® ambas manos con facilidad y compostura.
Eugenio de Mora se hinc¨® de rodillas en las rayas, levant¨® el capote en una larga afarolada, se le fue el toro y ante tama?o desaire, le larg¨® otra de la misma guisa en cuanto se le puso a tiro de nuevo. El toro acud¨ªa franco e incluso con alegr¨ªa al primer muletazo, pero en el segundo de la tanda se pon¨ªa mustio y ¨²nicamente manifestaba una d¨®cil borreguez. El torero templ¨® pero se puso encimista, con lo cual el toro se hart¨® de ver los dibujos de oro sobre la seda.
Cuatro de rodillas fueron el pr¨®logo a la faena en el quinto, que escarb¨®, recul¨® y se manifestaba tardo en embestir. El torero se mostr¨® voluntarioso pero tosco. Adem¨¢s, despegad¨ªsimo. Esto lo copian de las figuras, seguro. Entre toro y torero, cab¨ªa otro toro, pero atravesado.
Manolo Amador lance¨® con m¨¢s intenciones que logros a su primero y comenz¨® la faena con buenos pases por bajo. Tuvo momentos de inter¨¦s e incluso con sabor. En el sexto, tardo y corto, s¨®lo hubo intentonas fallidas.
Babelia
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