As¨ª se negoci¨® la tregua
Doce reuniones en siete meses entre el PNV y HB han desembocado en el alto el fuego de ETA
Pocos d¨ªas antes de que la Mesa Nacional de HB ingresara en prisi¨®n, entre el 5 y el 6 de diciembre del a?o pasado, su responsable de organizaci¨®n, Rufi Etxeberria, se entrevist¨® con el portavoz del PNV, Joseba Egibar. Etxeberria acudi¨® a la cita acompa?ado del dirigente m¨¢s duro de la direcci¨®n abertzale, Jos¨¦ Mar¨ªa Olarra. Egibar se present¨® con Juan Mar¨ªa Ollora, el ide¨®logo de su partido, defensor a ultranza de la salida dialogada al problema de la violencia, y Gorka Aguirre, el m¨¢ximo conocedor en el PNV de los entresijos de ETA y sus presos. Rufi Etxeberria comunic¨® a la delegaci¨®n del PNV que el ingreso en prisi¨®n de la Mesa Nacional de HB -de cuya inminencia no ten¨ªa duda- no iba a obstaculizar el di¨¢logo que sus sucesores estaban dispuestos a emprender. Pidi¨® a los peneuvistas que se pusieran en contacto con ellos para iniciar las conversaciones. Adem¨¢s, le dijo a Egibar que en HB se hab¨ªa producido un giro y que la organizaci¨®n hab¨ªa decidido abandonar la pr¨¢ctica de la ponencia Oldartzen . Este documento implant¨® en 1995 la pol¨ªtica de desestabilizaci¨®n, combinando la violencia callejera con los atentados selectivos de ETA, para forzar una negociaci¨®n con el Gobierno. Ahora, explic¨®, los abertzales quer¨ªan iniciar conversaciones con el PNV y otras fuerzas vascas para buscar iniciativas comunes. Ninguno de los presentes sab¨ªa que estaban iniciando un proceso que, tras una docena de reuniones, saturadas de llamadas telef¨®nicas, culminar¨ªa con una tregua de ETA. Los miembros de la Mesa Nacional de HB estaban convencidos de que la pol¨ªtica de desestabilizaci¨®n, mantenida con intensidad desde 1995, les hab¨ªa conducido al annus horribilis de 1997. Fueron 12 meses que empezaron con el encarcelamiento de la Mesa Nacional durante 90 d¨ªas, ante la indiferencia de sus bases, y con su humillante y, para las bases, pol¨¦mica salida de la prisi¨®n tras el pago de una fianza. Pero el punto ¨¢lgido de su mala racha lo marcan la liberaci¨®n por la polic¨ªa de Jos¨¦ Antonio Ortega Lara del inhumano zulo de Mondrag¨®n y el asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel ?ngel Blanco. Estos dos acontecimientos desencadenaron las manifestaciones masivas de indignaci¨®n que dejaron acorralado al brazo pol¨ªtico de ETA. Egibar, Ollora y Aguirre recibieron con escepticismo los planteamientos de Etxeberria, Olarra y Aoiz. El encuentro se llev¨® a cabo gracias a los oficios del abogado ??igo Iruin, ex dirigente de HB, con quien Joseba Egibar manten¨ªa contactos espor¨¢dicos desde que en 1992 sostuvieron unas conversaciones finalmente frustradas. El encarcelamiento, pocos d¨ªas despu¨¦s, de la Mesa Nacional de HB desenca- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior den¨® una despiadada respuesta de la organizaci¨®n terrorista contra los concejales del Partido Popular. Se inici¨® el 12 de diciembre con el asesinato del edil de Renter¨ªa Jos¨¦ Luis Caso. A este primer atentado siguieron los de Zarautz y Sevilla, en el mes de enero. El panorama no permit¨ªa albergar optimismo respecto al apoyo de la banda hacia los planes que los dirigentes ahora encarcelados de HB hab¨ªan adelantado al PNV. Adem¨¢s, en esos momentos el PNV estaba jugando en otro frente. Tem¨ªa que las impresionantes movilizaciones de indignaci¨®n desencadenadas por el asesinato de Miguel ?ngel Blanco afectaran a todo el nacionalismo y provocaran su retroceso electoral. El partido de Arzalluz consider¨® que deb¨ªa tomar la iniciativa. En un encuentro celebrado en La Moncloa el 16 de enero, el lehendakari Ardanza present¨® al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, un plan de pacificaci¨®n que ten¨ªa intenci¨®n de exponer en la Mesa de Ajuria Enea. Para ello necesita el concurso de los dos partidos nacionales, el PP y el PSOE. El plan de Ardanza consist¨ªa en abrir un di¨¢logo pol¨ªtico sin l¨ªmites entre los partidos vascos, aunque especificaba que deb¨ªa estar precedido de una tregua indefinida de ETA. Los acuerdos tendr¨ªan finalmente que ser ratificados por el Parlamento y el Gobierno centrales. Pero Aznar, y tambi¨¦n el PSOE, rechazaron el plan. No les gustaba que los partidos vascos abriesen un di¨¢logo que pudiera desbordar la Constituci¨®n, y menos a¨²n que sus conclusiones se impusieran al Gobierno y al Parlamento. Adem¨¢s, consideraban que era negativo moverse sin que ETA hubiera dado ning¨²n paso. El rechazo del plan dej¨® al PNV las manos libres para iniciar sus conversaciones con HB. El propio Xabier Arzalluz se lo comunic¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en febrero. ?ste le contest¨®, con su laconismo habitual: ?Av¨ªsame si consigues llenar la piscina?. Mientras tanto, en la izquierda abertzale los acontecimientos se produc¨ªan tal y como hab¨ªa adelantado Rufi Etxeberria a Joseba Egibar en diciembre. A pesar de la ofensiva etarra contra los concejales del PP, Arnaldo Otegi se puso en contacto con Joseba Egibar nada m¨¢s ser elegido portavoz de la nueva Mesa Nacional de HB, a finales de enero. Un mes despu¨¦s se celebr¨® la primera reuni¨®n entre las delegaciones del PNV y HB. Fue el 26 de febrero, en la sede de la organizaci¨®n abertzale de Vitoria. Por el PNV acudieron Ollora, Aguirre y Egibar. Les esperaba una sorpresa: en representaci¨®n de HB, junto a Arnaldo Otegi se sentaba I?igo Iruin, su interlocutor de 1992. Iruin hab¨ªa sido depurado por la anterior Mesa Nacional de HB al discrepar abiertamente con la la ponencia Oldartzen , que tan desastrosos resultados hab¨ªa producido a la organizaci¨®n. Era un buen augurio. Aquella presencia fue para Egibar el primer indicio de que la voluntad de renovaci¨®n por parte del nuevo portavoz de HB pod¨ªa ir en serio. La voluntad del PNV qued¨® patente con la instalaci¨®n de una unidad de ¨¦lite de la Ertzaintza para proteger las reuniones de posibles espionajes. El primer encuentro fue positivo. Los interlocutores decidieron la continuidad de las sesiones y confeccionaron una agenda y un calendario. Arnaldo Otegi, el ¨²nico que no era conocido por sus interlocutores del PNV, mostr¨® un talante abierto, en las ant¨ªpodas del que ten¨ªa su predecesor, Floren Aoiz. Acordaron reunirse cada tres semanas, aproximadamente, y celebrar las sesiones en sedes alternas. Pero hubo algo m¨¢s: la delegaci¨®n de HB plante¨® a la del PNV, previamente y sin tapujos, que esas reuniones no eran el marco adecuado para discutir o plantear una tregua de ETA, sino el lugar propicio para crear las condiciones que invitaran a la banda a decretarla. HB pidi¨®, en definitiva, ser tratada como una organizaci¨®n pol¨ªtica, aut¨®noma de ETA, y no como el brazo de la banda armada. La delegaci¨®n del PNV acept¨® ese compromiso. Egibar, Ollora y Aguirre recordaron a sus interlocutores el plan Ardanza de pacificaci¨®n, que en ese momento ya hab¨ªa sido pr¨¢cticamente rechazado por el Gobierno y el PSOE. Pero los representantes de HB dijeron que no les gustaba, no tanto por su contenido como por haber sido promovido por el lehendakari . Seg¨²n ellos, Ardanza representaba otra ¨¦poca: la de los pactos antiterroristas de Ajuria Enea. ?Estamos en condiciones de demostrar que, como fruto de un trabajo conjunto, se pueden obtener mucho mejores resultados que en la Mesa de Ajuria Enea?, manifestaron. Sin embargo, admitieron que parte de la metodolog¨ªa del plan pod¨ªa aprovecharse. Discrepaban de que el proceso pudiera contar con el visto bueno del Gobierno. No obstante, el Ejecutivo del PP ya hab¨ªa eliminado ese problema al haberlo rechazado de forma despectiva a trav¨¦s de su entonces portavoz, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. HB y PNV coincidieron en la necesidad de seguir el modelo irland¨¦s de pacificaci¨®n, iniciado con las conversaciones entre John Hume, representante del nacionalismo moderado, y Gerry Adams, del Sinn Feinn, la rama pol¨ªtica del IRA, y basado en la consecuci¨®n previa de un acuerdo entre nacionalistas para trasladarlo despu¨¦s a los partidos no nacionalistas. Los abertzales plantearon que el acuerdo deb¨ªa tener en cuenta el ?enganche? de Navarra con la comunidad vasca y un nuevo marco pol¨ªtico para Euskadi que superase el Estatuto de Gernika. El modelo irland¨¦s supon¨ªa un importante giro en los planes de ETA, que deb¨ªa asumir su marginaci¨®n de un proceso negociador protagonizado en exclusiva por los partidos nacionalistas. Otegi e Iruin sab¨ªan que este hecho marcaba un hito: hasta entonces, en las dos ¨²nicas propuestas de di¨¢logo existentes (la de Argel, en 1989, y la de junio de 1996), fueron el Gobierno y ETA los interlocutores. Los enviados del PNV y de HB no volvieron a verse hasta mediados de marzo. En su segunda reuni¨®n, celebrada en una sede peneuvista, los de HB plantearon el ?blindaje? de las conversaciones para garantizar su continuidad: Otegi e Iruin propusieron que el PNV aceptara que ning¨²n acontecimiento externo influyera en las conversaciones. Ni los atentados de ETA ni las actuaciones policiales contra ETA. Ambos insistieron en defender su autonom¨ªa respecto a la organizaci¨®n terrorista y afirmaron que esta condici¨®n pod¨ªa contribuir a demostrarla. Por esas fechas, la sucesi¨®n de asesinatos, en diciembre y enero, de los concejales del PP Jos¨¦ Luis Caso, de Renter¨ªa; Jos¨¦ Ignacio Iruretagoyena, de Zarautz, y Alberto Jim¨¦nez-Becerril y su esposa, en Sevilla, hab¨ªan creado una fuerte tensi¨®n pol¨ªtica. Pese a ello, el PNV acept¨® el ?blindaje?. A cambio pidi¨® absoluta discreci¨®n sobre las conversaciones. Al carecer de garant¨ªas de que ETA fuera a relajar su presi¨®n armada, tem¨ªa que la publicidad de sus contactos con HB podr¨ªa someterlo a una tensi¨®n insoportable con el Gobierno y las dem¨¢s formaciones. ?sta fue la reuni¨®n en la que salieron a relucir por vez primera abiertamente los viejos recelos entre PNV y HB, recrudecidos desde 1995 por los ataques sistem¨¢ticos de los j¨®venes de Jarrai (las Juventudes de HB) a las sedes del PNV, en aplicaci¨®n de la doctrina Oldartzen . Y por la respuesta que a estos ataques daba la Ertzaintza, dirigida por el consejero del Interior del Gobierno Vasco, Juan Mar¨ªa Atutxa, del PNV. Se plantearon abrir un periodo de distensi¨®n en la guerrilla urbana. Pero, sobre todo, se enfrascaron en analizar qu¨¦ gestos e iniciativas pol¨ªticas conjuntas pod¨ªan adoptar para generar confianza entre las dos formaciones. Fue en la tercera reuni¨®n, celebrada en abril en una sede de HB, en la que comenzaron a perfilarse lo que las dos partes denominan ?coincidencias parlamentarias? y que fueron el m¨¦todo elegido para disipar la desconfianza e ir ganando a las bases para el proceso. Ambas delegaciones concretaron entonces la adopci¨®n de iniciativas conjuntas sobre el acercamiento de presos de ETA a las c¨¢rceles vascas y acordaron la celebraci¨®n de una manifestaci¨®n conjunta con motivo del Aberri Eguna (D¨ªa de la Patria Vasca). Se celebr¨® el 13 de abril en Camb¨®, al sur de Francia, en respuesta al llamamiento de Abertzaleen Batasuna (AB), la formaci¨®n equivalente a HB en el sur de Francia. Acudieron el PNV, HB, Eusko Alkartasuna (EA) y los sindicatos nacionalistas ELA-STV y LAB, este ¨²ltimo af¨ªn a HB. Paralelamente, fueron tomando cuerpo iniciativas promovidas por nacionalistas independientes y militantes del PNV y de HB. Trataban de crear un clima social favorable al acercamiento de los presos vascos. En este empe?o, que siempre cont¨® con el apoyo del obispo de San Sebasti¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n, tambi¨¦n participa el obispo de Bilbao, monse?or Bl¨¢zquez. Tambi¨¦n se produjeron iniciativas institucionales. El PNV reactiv¨® en el Parlamento Vasco la Comisi¨®n de Derechos Humanos, cuyo presidente, el nacionalista Jos¨¦ Antonio Rubalcaba, apoyado por el PNV, HB, EA e UI-EB, se traslad¨® al Tribunal de Estrasburgo con una denuncia sobre la violaci¨®n de los derechos de los presos de ETA. Su rechazo cantado import¨® menos que su simbolismo, en la carrera por limar asperezas y demostrar confianza mutua. Esta pol¨ªtica de gestos se sigui¨® dise?ando en las reuniones celebradas en mayo. El portavoz del PNV, Joseba Egibar, declar¨® p¨²blicamente que el proceso auton¨®mico estaba agotado. Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior Sospechosamente callada desde febrero, ETA tambi¨¦n inici¨® una pol¨ªtica de gestos. En un comunicado fechado el 30 de abril manifest¨® que vislumbraba ?cambios de calado? en la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Pero, a su vez, reprochaba al PNV que mantuviera sus pactos con el Gobierno del PP y con el PSOE, ?los colegas del GAL y del Cesid?. ETA lanz¨® tambi¨¦n un aviso premonitorio: ?El PNV tendr¨¢ que salir de esa encrucijada. No le han faltado ni le faltar¨¢n oportunidades?. Una semana despu¨¦s de su aviso, ETA asesin¨® al concejal de Pamplona Tom¨¢s Caballero, de UPN-PP, y, dos d¨ªas m¨¢s tarde, al guardia civil de Vitoria Alfonso Parada. As¨ª la banda armada puso a prueba al PNV en su compromiso de mantener el ?blindaje? de las conversaciones. Joseba Egibar recuerda ahora que aqu¨¦l fue para el PNV el momento m¨¢s dif¨ªcil de las conversaciones. Al ser ya p¨²blico su di¨¢logo con HB, llovieron las presiones sobre la direcci¨®n de su partido. Pese a todo, el mismo d¨ªa en que fue asesinado Caballero, Egibar garantiz¨® por tel¨¦fono a I?igo Iruin que no iban a interrumpir las conversaciones. La consolidaci¨®n del ?blindaje? y la participaci¨®n del PNV en las iniciativas conjuntas con HB supusieron para Arnaldo Otegi e I?igo Iruin la prueba inequ¨ªvoca de que el partido de Xabier Arzalluz apostaba decididamente por las conversaciones. Arnaldo Otegi convoc¨® el 30 de mayo la Asamblea Nacional de HB en Vitoria y consigui¨® el refrendo de las bases de la coalici¨®n para su pol¨ªtica de conversaciones con el PNV, que hasta entonces era seguida con recelos indisimulados y en algunos casos con abiertas cr¨ªticas desde los sectores juveniles de HB. S¨®lo siete d¨ªas despu¨¦s, el 6 de junio, la Ertzaintza detuvo al comando Vizcaya de ETA, y en el enfrentamiento muri¨® la activista Ignacia Ceberio. Pese a que el propio interlocutor en las conversaciones con el PNV, Arnaldo Otegi, port¨® el f¨¦retro de la etarra muerta, como gesto interno de identificaci¨®n con ETA, HB mantuvo los contactos. Claro que no falt¨® el reproche en la siguiente reuni¨®n, celebrada en junio. Del mismo modo que la delegaci¨®n peneuvista hab¨ªa planteado previamente que los asesinatos de ETA situaban a su partido en una posici¨®n dificil¨ªsima.
Sin informaci¨®n en el Gobierno
Algunos de estos movimientos no pasaron inadvertidos para el Gobierno y los partidos nacionales. Los canales habituales del PNV con el Ejecutivo se limitaron a confirmar que segu¨ªan las conversaciones, pero no dieron m¨¢s informaci¨®n sobre su desarrollo. El 6 de junio, el ex presidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez advirti¨® de la posibilidad de una tregua de ETA para antes de las elecciones vascas. Dos d¨ªas antes, el ministro del Interior, Jaime Mayor, se reuni¨® con una delegaci¨®n socialista integrada por Joaqu¨ªn Almunia, Jos¨¦ Borrell y Juan Alberto Belloch. En la reuni¨®n ninguno de los interlocutores dispon¨ªa de datos precisos de las conversaciones entre el PNV y HB. Coincidieron en mostrar su preocupaci¨®n por la actitud del partido de Xabier Arzalluz, que daba muestras p¨²blicas de su alejamiento del Pacto de Ajuria Enea y de su aproximaci¨®n a HB, pese a que continuaban los atentados de ETA. Mayor y la delegaci¨®n socialista acordaron la conveniencia de coordinar esfuerzos para atraer al PNV al Pacto de Ajuria Enea, pero no dieron ning¨²n paso efectivo. Mientras tanto, PNV y HB intensificaron su pol¨ªtica de ?coincidencias parlamentarias?. En las reuniones de mayo y junio, decidieron coordinar su pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica. El 17 de junio, el Gobierno vasco incorpor¨® a HB en la negociaci¨®n del Plan del Euskera. A la pol¨ªtica de ?coincidencias parlamentarias? tambi¨¦n se unieron Eusko Alkartasuna (EA) e Izquierda Unida (IU). Estos partidos manten¨ªan, a su vez, contactos bilaterales con HB. Todos acordaron extender su pol¨ªtica a nuevos sectores. As¨ª pactaron la ley vasca del deporte, que confiere rango internacional a las selecciones deportivas vascas. Tambi¨¦n votaron la reforma del reglamento del Parlamento Vasco que evita el acatamiento de la Constituci¨®n. Como consecuencia de esta ¨²ltima decisi¨®n, el Partido Socialista de Euskadi abandon¨® el Gobierno vasco. El 20 de junio se constituy¨® el Foro de Irlanda, impulsado por las conversaciones entre el PNV y HB, en el que se inte graron, adem¨¢s de EA e IU, numerosas organizaciones del MLNV. Fue una iniciativa de HB, con la que trataba de arropar las conversaciones bilaterales. Tras su constituci¨®n, ETA cometi¨® el que hasta hoy es su ¨²ltimo asesinato, el del concejal del PP en Renter¨ªa Manuel Zamarre?o. Sin embargo, en la banda ya estaba calando la necesidad de un alto el fuego que protegiera el acuerdo que se perfilaba a trav¨¦s del Foro de Irlanda. La necesidad de una tregua era acuciante para el PNV y HB, que la necesitaban antes de las elecciones vascas. El cierre de Egin, el 15 de julio, ordenado por el juez Baltasar Garz¨®n, fue el empuj¨®n final. Unos d¨ªas despu¨¦s, I?igo Iruin, en su calidad de abogado del diario, se entrevist¨® con el juez en el despacho de ¨¦ste en la Audiencia Nacional. Iruin le pregunt¨® a Garz¨®n si estaba dispuesto a ilegalizar a HB. El juez sonri¨® por toda respuesta. El abogado qued¨® convencido de que tal cosa pod¨ªa suceder antes de las elecciones vascas. Al conocer su opini¨®n, la direcci¨®n de HB precipit¨® la reconversi¨®n de sus siglas en una nueva coalici¨®n electoral, Euskal Herritarrok (EH). ETA transmiti¨®, a trav¨¦s de KAS, que ya se hab¨ªa decantado por el alto el fuego para facilitar apoyos al nuevo proyecto. El fren¨¦tico agosto que vivi¨® HB desemboc¨® en el anuncio oficial, el mi¨¦rcoles, de una tregua indefinida a partir del viernes. El anuncio se aceler¨® unos d¨ªas por una filtraci¨®n a la BBC. El Gobierno no tuvo conocimiento de la inminencia de la tregua hasta el pasado fin de semana. Desde abril, cuando se descubrieron las escuchas telef¨®nicas en la sede de HB de Vitoria, la informaci¨®n del Cesid hab¨ªa quedado muy mermada. En Moncloa se enteraron por los servicios del Ministerio del Interior. No pensaban que ser¨ªa inminente. Seg¨²n su informaci¨®n, ser¨ªa declarada en quince d¨ªas, pero en ning¨²n caso antes de este fin de semana. El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, sin embargo, manifest¨® el mi¨¦rcoles por la tarde a unos concejales riojanos del PP que ¨¦se iba a ser un buen d¨ªa para ellos. Jaime Mayor se mostr¨® esc¨¦ptico sobre el alcance de la tregua. Seg¨²n sus datos, ETA mantendr¨ªa sus comandos en vigilancia activa, en previsi¨®n de un regreso a la actividad armada tras las elecciones vascas. El ministro no sab¨ªa que la organizaci¨®n terrorista iba a dirigir su propuesta a los partidos vascos y no al Gobierno. Mayor tuvo que notificar el anuncio de tregua indefinida por tel¨¦fono al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que se encontraba de viaje en Per¨². Tambi¨¦n habl¨® telef¨®nicamente con el presidente de la Generalitat de Catalu?a, Jordi Pujol, que le anim¨® a que actuara conjuntamente con el PSOE. Convers¨® la misma ma?ana del jueves con el secretario general socialista, Joaqu¨ªn Almunia, y con el candidato, Jos¨¦ Borrell. El Gobierno tuvo que corregir sobre la marcha sus primeras declaraciones debido al inesperado alcance de la tregua y abrir, dentro del escepticismo, un portillo a la esperanza. ?No ser¨¦ insensible? a las expectativas, dijo Aznar el jueves desde Per¨². La manera en que ETA ha materializado la tregua ha colocado en una situaci¨®n relativamente c¨®moda al ministro del Interior, en la medida que la banda armada no la ha hecho depender de una exigencia al Gobierno, como sucedi¨® en sus anteriores anuncios de 1989 y 1996. ETA condiciona el mantenimiento de la tregua a la marcha de las conversaciones del bloque nacionalista vasco. Traslada, en un primer momento, su responsabilidad al comportamiento del PNV. La estrategia del Gobierno consiste en exigir a la organizaci¨®n terrorista que ofrezca pruebas de que mantendr¨¢ su alto el fuego m¨¢s all¨¢ de las elecciones vascas del 25 de octubre. En ese momento se despejar¨¢ la duda de si ¨¦sta es una trampa destinada exclusivamente a ofrecer una inyecci¨®n de apoyo electoral a los partidos nacionalistas, como teme el Gobierno, o si ETA tiene voluntad real de mantener la tregua indefinidamente.
La prueba de las elecciones
El comunicado de ETA no despeja ninguna duda en este sentido. El Gobierno y los partidos nacionales creen que su ret¨®rica pol¨ªtica es inaceptable. Plantea la internacionalizaci¨®n del conflicto, al introducir a Francia; pide a los partidos vascos que rompan sus amarras con ?Madrid y Par¨ªs?, y propone un proyecto exclusivamente nacionalista para el Pa¨ªs Vasco. No obstante, interpretan que esta ret¨®rica maximalista puede tener una clave interna: tranquilizar a los sectores del MLNV m¨¢s reacios a la tregua y partir de las posiciones m¨¢s extremas a la hora de abordar una negociaci¨®n. El plazo hasta las elecciones vascas da un respiro al Gobierno y a los partidos nacionales para afinar su estrategia. El Ejecutivo cuenta con una carta de negociaci¨®n, los 600 presos de ETA. Incluso no se descarta que haga alg¨²n gesto de distensi¨®n, como el traslado de algunos presos a las c¨¢rceles vascas en un plazo breve. Otro gesto es su voluntad de no pasar en estos momentos a la ofensiva policial, frenando algunas iniciativas contra el entorno financiero de ETA. Pero esta estrategia se consolidar¨¢ tras la ronda de conversaciones que tiene previsto iniciar el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en las pr¨®ximas horas con los partidos democr¨¢ticos, y que empezar¨¢ con el secretario general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia. Los socialistas son partidarios de intentar el consenso m¨¢s amplio entre los partidos del bloque democr¨¢tico, incluido el PNV, y adoptar una iniciativa com¨²n ante la tregua. ?Y qu¨¦ piensa el PNV? El PNV se guarda las cartas que puede jugar hasta las elecciones vascas, aunque su mirada est¨¢ puesta en las conversaciones con HB, cuyo primer gran ¨¦xito ha sido la tregua de ETA. Su apuesta depender¨¢ en buena parte de los resultados electorales, del ascenso o descenso relativo del bloque nacionalista, muy igualado en votos al no nacionalista. Probablemente le corresponda al hoy vicelehendakari y candidato del PNV a la presidencia, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, la responsabilidad de formar Gobierno. ?sa ser¨¢ la hora de la verdad, la de la apuesta por el frente nacionalista, que trata de forzar un marco superador del modelo auton¨®mico, o por la pluralidad existente desde 1987, compartiendo gobierno con los no nacionalistas. Tambi¨¦n es una inc¨®gnita el comportamiento de ETA a partir de ese momento.
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