Gerardo Herrero no atraviesa la 'Frontera Sur'
Una vulgar, tramposa y reaccionaria comedia estadounidense cerr¨® ayer un mal d¨ªa de cine
El muy solvente productor espa?ol Gerardo Herrero obstaculiz¨® ayer su tarea al dar por bueno un gui¨®n muy deficiente, escrito con garrafales carencias de oficio por ¨¦l y Horacio V¨¢zquez-Rial, y emprender tambi¨¦n por s¨ª mismo su puesta en pantalla. La pel¨ªcula, primera de las dos espa?olas que concursa en este septiembre donostiarra, est¨¢ extra¨ªda de la novela Frontera Sur, del escritor argentino, frontera que Herrero no logra cruzar ni en la escritura ni en la filmaci¨®n. A mitad del metraje, el bonito relato, sostenido hasta entonces por los actores, entra en barrena y al final se desmorona.
La novela Frontera Sur es un trenzado de relato m¨¢gico y relato verista, que describe el itinerario de una oleada de la emigraci¨®n europea a la argentina de comienzos de siglo. Est¨¢ conducido por la vida, y la escalada hacia la fortuna, de un joven bracero gallego viudo, que emprende hacia all¨ª el destierro sin vuelta, con su peque?o hijo de la mano. La cr¨®nica de este m¨ªsero y tenaz esfuerzo colectivo, aqu¨ª individualizado, est¨¢ tejida con hilos de sucesos reales, e incluso minuciosamente realistas, pero envueltos en una atm¨®sfera de irrealidad y de enso?aci¨®n de cuya confluencia con lo ocurrido nace un fresco o un retablo hist¨®rico con aires de leyenda.De tan fr¨¢giles y delicadas ra¨ªces, que dan lugar en la novela a un continuo narrativo envolvente y en crecimiento sostenido por la palabra torrencial de V¨¢zquez-Rial, los guionistas y el director de Frontera Sur deducen un gui¨®n que imprime en la pel¨ªcula un orden cronol¨®gico desecado, porque al esfumarse la prosa de seda bordada sobre la que se desliza el tiempo po¨¦tico y el aire de leyenda del relato original, el relato cinematogr¨¢fico deducido se queda sin envoltura atmosf¨¦rica y la sucesi¨®n de los sucesos se convierte en un esqueleto que no tiene carne, en un viejo cad¨¢ver. Porque despojada, vaciada de su tempo narrativo literario, la cr¨®nica -incorporada tal cual, mec¨¢nicamente, a la concepci¨®n, la escritura y la filmaci¨®n de la pel¨ªcula- se hace materia de una misi¨®n imposible, abocada irremediablemente al fracaso, por lo que Frontera Sur es cine muerto antes de nacer. Lo mataron sus escritores cuando calcaron su carencia de la de la novela de manera tan irresponsable.
La quiebra ¨ªntima, mortal de necesidad, del continuo narrativo del filme est¨¢ oculta durante la hora inicial, porque en esta hora se narra un breve, y apretado de sucesos, periodo de la vasta trama argumental. Pero en el instante en que se hace imprescindible hacer avanzar la cr¨®nica y dar un salto hacia adelante, mediante una elipsis de seis o siete a?os sostenida en un encadenado de im¨¢genes -las torpes manos de un ni?o aprendiendo a tocar el piano se convierten s¨²bitamente en las manos de un adolescente que tocan con soltura el mismo teclado- bastante facil¨®n y sabido, tras el cual el andamio de la construcci¨®n comienza a resquebrajarse, los actores no logran mantener la compostura, como hasta entonces han hecho, sobre un suelo tan fr¨¢gil y movedizo, pierden el hilo de sus madejas y defienden su dignidad actuando mec¨¢nicamente, no creando ficci¨®n, sino fingiendo ficci¨®n, simul¨¢ndola, lo que indica que no se creen lo que hacen. Y la torpeza y la insinceridad invaden la pantalla.
Y, a partir de entonces, la pel¨ªcula naufraga, mientras algunos restos del naufragio flotan, dispersos a la deriva, en la memoria del espectador: el comienzo de la amistad del bracero gallego y el tip¨®grafo socialista alem¨¢n, la primera y fascinante aparici¨®n de Federico Luppi, la compra por madame Maribel Verd¨² de rolliza carne de muchacha campesina europea reci¨¦n emigrada, para abastecer su prost¨ªbulo, la gozosa y oportuna muerte natural del viejo asesino degollador instantes antes de que vayan a degollarle a ¨¦l, y pocas flotaciones m¨¢s, muy bonitas, pero desmembradas como despojos.
Patra?a norteamericana
Aunque sea un pobre consuelo del quebranto propio el quebranto ajeno, esta frustrada -por olvidos garrafales de la parte noble del oficio de hacer pel¨ªculas, que es la autoexigencia y la percepci¨®n de los propios l¨ªmites, para as¨ª lograr superarlos- pel¨ªcula espa?ola son¨® ayer aqu¨ª a m¨²sica celestial, despu¨¦s de ser cotejada con la aparatosa patra?a norteamericana titulada Very bad things, dirigida por un tal Peter Berg, que es un incompetente, pero ladino donde los halla, pues sabe disimularlo; e interpretada por la rotunda guapeza de Cameron D¨ªaz y Christian Slater, junto a media docena m¨¢s de fren¨¦ticos gringos completamente pasados de rosca, que montan un seudoplagio -que para colmo va de progre y de vitri¨®lico, cuando en verdad es una vulgar, pretenciosa y reaccionaria caricia a los tronos caseros de la Am¨¦rica quieta y conservadora- de aquellos maravillosos negros humores de la genial El quinteto de la muerte; y quiere que la tomemos por una herencia de la tradici¨®n de la vieja y entra?able comedia loca del Hollywood cl¨¢sico, cuando en realidad es una grosera e hist¨¦rica parodia de aquellos prodigios de ritmo y de inventiva.Y, ?ojo!, que este deleznable bodrio cosech¨® aplausos y es obra de esos enga?abobos que intentan vender (y a veces venden) gatos por liebres; y nunca se sabe en los festivales si dentro del jurado que reparte las bendiciones finales hay alg¨²n que otro aficionado al estofado de felino.
Babelia
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