S¨®lo el 5% de los envases con contrase?a se recicla
Sus residuos acaban en el vertedero, aunque los usuarios paguen el coste del Punto Verde
Desde principios de a?o, Teresa L. (55 a?os, vecina del barrio de Moratalaz ) ensaya el plan piloto de recogida selectiva de envases que el Ayuntamiento de Madrid ha implantado en su barrio. Nadie le ha informado de c¨®mo tiene que depositar las basuras. Tampoco al portero de su casa, a quien ha visto mezclar las bolsas de residuos org¨¢nicos con las amarillas destinadas s¨®lo a los envases. Ignora, como la mayor¨ªa de los espa?oles, que el sobreprecio que paga por los envases con la contrase?a Punto Verde se aplica para financiar su recogida selectiva de modo que no vayan a parar a vertederos. Seg¨²n el Club Espa?ol de Residuos, s¨®lo el 5% de esos envases se recicla.
La aplicaci¨®n de la Ley de Residuos y Envases est¨¢ resultando un fiasco y, al paso que avanza, muchos dudan de que para el 30 de junio del 2001 puedan cumplirse sus objetivos: reciclar entre un 25% y un 45% del peso de todos los envases generados, y reducir un 10% de su fabricaci¨®n en peso. El resto deber¨¢ ser recuperado por los fabricantes para su reciclado o incineraci¨®n. Para esa misma fecha tambi¨¦n, no podr¨¢n ir a los vertederos m¨¢s del 10% de este tipo de residuos, que no son otra cosa que los envoltorios de bienes de consumo cotidianos.Desde que entr¨® en vigor la ley en mayo pasado, s¨®lo un 5% de los 62.000 millones de envases que se comercializan anualmente en Espa?a cumplen sus requerimientos, seg¨²n Carlos Mart¨ªnez Ordago, director del Club Espa?ol de Residuos. "En Espa?a seguimos con la cultura del barranco. Lo que no nos sirve lo tiramos al que nos queda m¨¢s cerca", afirma categ¨®rico al denunciar la lentitud con la que se avanza en este terreno. Para empezar, no hay ninguna capital espa?ola donde se haya iniciado la recogida selectiva de basuras. En Lisboa ya han empezado a hacerlo, sin que la instalaci¨®n de contenedores para los distintos tipos de residuos -envases, vidrio y papel- ofendan su espl¨¦ndida est¨¦tica urbana.
No resulta f¨¢cil erradicar "la cultura del barranco"- cuya manifestaci¨®n m¨¢s visible son las acumulaciones de colchones y botellas de vidrio o pl¨¢stico abandonados en las m¨¢rgenes de las carreteras-, y lograr que vecinos como Teresa L. separe sus residuos dom¨¦sticos en bolsas distintas para evitar que al menos los envases no acaben en vertederos.
En pa¨ªses avanzados como Alemania, ha llevado su tiempo, pero con el impulso de los poderes p¨²blicos se ha conseguido reducir un 5% la fabricaci¨®n de envases y se pretende elevar hasta un 64% su reciclado.
Reciclado o incineraci¨®n
A pesar de esa experiencia o la de Francia, el divorcio entre la ley y su aplicaci¨®n en Espa?a sigue siendo enorme a juzgar por el corto camino recorrido.La sociedad Ecoembalajes, constituida para aglutinar el tratamiento de los residuos de envases, ha firmado convenios con todas las comunidades aut¨®nomas (excepto Extremadura) para hacerse cargo de los residuos de envases siempre que se los entreguen seleccionados, excluido el vidrio y la hojalata. M¨¢s all¨¢ de ese paso, s¨®lo se han emprendido experiencias piloto de recogida selectiva, como el del barrio de Moratalaz en Madrid, en varios Ayuntamientos de su periferia, algunas comarcas catalanas, C¨®rdoba y mancomunidades de municipios navarros.
En el seno de Ecoembalajes, constituida por envasadores (55%), fabricantes de envases(20%), comercios y distribuci¨®n (20%) y recicladores, no consiguen todav¨ªa resolver la pugna interna sobre la aplicaci¨®n del llamado Punto Verde, esa contrase?a circular con dos flechas convergentes, presente ya en la mayor parte de los envases dom¨¦sticos.
El Punto Verde no es un marchamo ecol¨®gico. Indica que el consumidor ha pagado un sobrecoste para financiar la recogida selectiva del envase por los ayuntamientos, quienes los entregar¨¢n a una empresa (generalmente un sistema integrado de gesti¨®n contratado por Ecoembalajes) para su reciclado, incineraci¨®n o venta a quien le venga bien reutilizarlo como materia prima.
El principal obst¨¢culo para la implantaci¨®n de este sistema estriba en el enfrentamiento entre los envasadores y los distribuidores. Los primeros se niegan a que el coste del Punto Verde se incluya como un coste variable del producto, mientras la distribuci¨®n (supermercados, comercios) pretende incorporarlo al precio de venta, de modo que si hace una oferta de una lata de mejillones, el descuento tambi¨¦n se aplique al Punto Verde.
Pr¨¢ctica cutre
Con esta disputa pendiente, se da la paradoja de que cada vez son m¨¢s los productos que llevan esa contrase?a y sean minor¨ªa los ciudadanos que entiendan su significado. Nadie les ha explicado, como recuerda Teresa L., qu¨¦ significa y a qu¨¦ les obliga, ni ha dispuesto en los alrededores de sus casas contenedores de diferentes colores para que depositen los residuos de envases (amarillos por lo general).Seg¨²n Mart¨ªnez Ordago se calcula que el `Punto Verde' podr¨ªa recaudar 300.000 pesetas al a?o para financiar a los ayuntamientos la recogida selectiva. En la primera fase de implantaci¨®n creen que s¨®lo recaudar¨¢n entre 8.000 o 15.000 millones. "Pero s¨®lo paga el 5% de los adheridos a Ecoembalajes; el resto [unos 5.000] han ingresado la cuota de entrada y punto. As¨ª se funciona. Combinamos un discurso de gesti¨®n excelente con una pr¨¢ctica cutre".
Mart¨ªnez Ordago cree que por este camino continuar¨¢n deposit¨¢ndose en los barrancos 4,5 millones de toneladas de residuos cada a?o. A un coste de cero pesetas por tonelada, los mejores vertederos de Espa?a seguir¨¢n siendo los barrancos o las lindes de carreteras. La gente no es consciente de este problema porque no sabe lo que cuesta, dice Mart¨ªnez. "Los ayuntamientos incluyen el coste de las basuras en el Impuesto de Bienes Inmuebles y no se atreven a explicar cu¨¢nto cuesta ese servicio". En Flandes (B¨¦lgica), lo saben perfectamente. Por ejemplo, no pueden depositar residuos del jard¨ªn en la basura si no est¨¢n recogidos en una bolsa verde que se vende a 400 pesetas.
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