Primer aniversario
De acuerdo. La exposici¨®n de China est¨¢ muy bien, a pesar de que algunos visitantes se hayan mostrado sorprendidos de que esta muestra tenga lugar en un museo presuntamente de vanguardia. Resulta evidente que ello es una maniobra de promoci¨®n del gigante asi¨¢tico con vistas a su apertura a Occidente. Nunca se ha presentado de una forma tan clara el arte como instrumento pol¨ªtico. Un museo como el Guggenheim es un escaparate al mundo, y eso se aprovecha. Dentro de poco el Guggenheim celebra su primer aniversario y, como no, habr¨¢ dentro de sus muros de titanio artistas vascos para contentar al personal que pensaba que en el criterio americano no ten¨ªa cabida nuestro arte. Pero para algunos est¨¢ claro que el objetivo del Guggenheim se aleja de la recomendable duplicidad museo-espacio de vanguardia. Opinan que dentro de sus muros parece que el arte pierde su poder de rebeli¨®n y fuerza. Que todo se somete al orden establecido. Y pase¨¢ndose por el Guggenheim, les asalta la pregunta: "?Ha muerto el arte moderno?" Si as¨ª fuera, en todo caso, estos disconformes creen que le han construido al arte moderno un bonito ata¨²d de titanio. Yo me cuestiono si no pensar¨¢n lo mismo de todos los museos. Despu¨¦s del primer aniversario, en primavera llegar¨¢ al Guggenheim la exposici¨®n El arte de la motocicleta, que ya ha sido criticada a su paso por Nueva York. ?Pulpos en un garaje o motocicletas en un garaje? ?Qu¨¦ pintan unas motocicletas en un museo de arte de vanguardia? Como bien dice Thomas Krens en el Guggenheim Magazine, aparecido en oto?o de 1997, uno de los objetivos del museo, que ¨¦l denomina curiosamente "secundario", es "la necesidad pr¨¢ctica de asegurar la supervivencia econ¨®mica y la prosperidad del Guggenheim como instituci¨®n cultural en un mundo incierto y en constante cambio. Para ello, el museo debe colocarse en una posici¨®n desde la que atraiga a la mayor cantidad de p¨²blico posible, desarrolle fuentes estables de ingresos a partir de la calidad de sus programas y asegure que los ingresos de explotaci¨®n sean superiores a los gastos". Bien es cierto que el criterio del Guggenheim no conf¨ªa demasiado en la rentabilidad de lo que todav¨ªa no ostenta una cotizaci¨®n segura, o no es un buen reclamo. Y, sin embargo, idealizando, el arte es riesgo. Pero claro est¨¢ que primero hay que amortizar el museo, que ha sido el argumento para recortar ayudas y subvenciones a otros proyectos y labores culturales vascas. Esto no es como lo que dec¨ªa Alfred Stieglitz, al inaugurar una galer¨ªa sin publicidad: "Aquellos que tienen afici¨®n, entienden y sienten el arte, encontrar¨¢n el camino". No. El Guggenheim, m¨¢s que arte en el puro significado de la palabra, ofrece espect¨¢culo, porque necesita hacer negocio. Cuando se present¨® el proyecto Guggenheim, yo no estuve de acuerdo con las voces de los artistas que clamaron en contra. Tampoco lo estoy ahora. Soy consciente de que al Guggenheim hay que considerarlo, aparte de que sea un museo singular, como una importante inversi¨®n comercial. La cuesti¨®n es que dicha inversi¨®n acabe beneficiando no s¨®lamente a los hosteleros y a la imagen de Bilbao en el mundo, sino a la "poblaci¨®n cultural" de la capial vizcaina y del Pa¨ªs Vasco. Cuando acud¨ª a la inauguraci¨®n de la exposici¨®n sobre China (con una entrada prestada) hace ya alg¨²n tiempo, me encontr¨¦ con un mont¨®n de gente muy elegante. Tengo que se?alar que la mayor¨ªa se qued¨® en el atrio, besando papos, apuntalando sus relaciones sociales, dando buena cuenta de los canap¨¦s, y que ni siquiera subieron a ver la exposici¨®n. Era la cr¨¨me de la cr¨¨me de la sociedad bilba¨ªna, vasca digamos. Y entre ellos poco artista hab¨ªa. Pero es que as¨ª son los actos sociales, que no la cultura. No obstante, insisto en que es necesario aceptar que el museo Guggenheim es un gigantesco negocio. Espero que sea cierta la ¨²ltima afirmaci¨®n de Krens, en la que aseguraba: "La cultura vasca influir¨¢ en el programa del Guggenheim internacional de la misma forma que va a ocupar un lugar concreto y especial dentro de este nuevo museo". Si es as¨ª, y adem¨¢s el museo empieza a darnos ping¨¹es beneficios a nosotros y no s¨®lo a ellos, celebrar¨¦ todos los aniversarios del Guggenheim si me prestan la invitaci¨®n al evento, ya que yo no soy un VIP. Y eso s¨ª, antes de ver la exposici¨®n de turno, intentar¨¦ comerme algunos canap¨¦s.
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