Florence Griffith y el alto precio del dopaje
Cuando muere de una forma tan repentina y a los 38 a?os una deportista tan conocida y carism¨¢tica como Florence Griffith, la primera sensaci¨®n, tras la sorpresa, es la de lamentar la desaparici¨®n de la a¨²n recordwoman mundial de 100 y 200 metros. Curiosamente, hab¨ªa vuelto a hablarse bastante de sus logros de hace 10 a?os, con motivo de las grandes marcas realizadas por Marion Jones este verano. Se especulaba con la posibilidad de que, por fin, dada la juventud y progresi¨®n de su compatriota, sus r¨¦cords pudieran ser batidos en un futuro pr¨®ximo. Unas marcas que se consideraron en su d¨ªa como "extraterrestes" y que originaron multitud de comentarios, de que hab¨ªan sido conseguidas con la ayuda de f¨¢rmacos prohibidos.Su espectacular aspecto, con una musculaci¨®n muy desarrollada que contrastaba con las fotos de unos a?os antes y la fuerza que demostraba en sus carreras de 1988, hac¨ªan sospechar que no pod¨ªan haberse obtenido s¨®lo con entrenamientos, sin ayuda farmacol¨®gica.
Es cierto que nunca dio positivo en los controles antidopaje. Pero en aquellos tiempos s¨®lo se llevaban a cabo en las competiciones importantes y no por sorpresa en cualquier momento de la temporada, tal como sucede ahora.
El positivo de Ben Johnson se dice que le pudo hacer reflexionar. Por una parte, los m¨¦todos de an¨¢lisis hab¨ªan mejorado la capacidad de detectar productos tomados mucho tiempo antes (meses) y, por otro lado, para mantener su incre¨ªble nivel deportivo tendr¨ªa que ayudarse farmacol¨®gicamente, y podr¨ªa ser sancionada con la consiguiente p¨¦rdida de fama y dinero. Se retir¨® prematuramente, en la cresta de la ola, y sac¨® todo el partido que pudo a su popularidad. Su fotogenia y sus exc¨¦ntricos modelos en el vestir y en el maquillaje, le ayudaron a conseguir ping¨¹es beneficios y a encontrar acomodo en programas de televisi¨®n.
Sigui¨® cuid¨¢ndose f¨ªsicamente, practicando asiduamente el aerobic e incluso propagando que se iba a entrenar para el marat¨®n de Atlanta. Todo qued¨® en fuegos de artificio, especialmente tras el primer aviso serio que le dio su coraz¨®n, durante un vuelo en 1996.
El segundo ha sido m¨¢s serio y parece ser que le provoc¨® un problema de riego cerebral, que le ocasion¨® la muerte mientras dorm¨ªa. Se une as¨ª a la extensa n¨®mina de celebridades deportivas que fallecen no muchos a?os despu¨¦s de dejar la pr¨¢ctica del deporte de ¨¦lite por problemas card¨ªacos o alg¨²n otro tipo de c¨¢ncer.
?Se puede entonces especular con que el deporte agon¨ªstico, el que practican durante a?os las grandes figuras, es insano? En mi opini¨®n, no debe sacarse esa conclusi¨®n. Hacer ejercicio es saludable para el cuerpo humano. Incluso hacer mucho ejercicio, siempre que se descanse adecuadamente, se alimente uno correctamente y no se sobreentrene.
El uso y abuso de f¨¢rmacos dopantes aumenta las posibilidades f¨ªsicas de una persona, acorta el camino para llegar a determinadas metas, pero siempre pasa factura. Tarde o temprano aparecer¨¢n esos efectos secundarios negativos para algunos ¨®rganos vitales, coraz¨®n, h¨ªgado, ri?ones, est¨®mago, que se sabe provocan en el cuerpo, sobre todo, los anabolizantes.
Florence pas¨® en un a?o de ser una de las mejores velocistas mundiales a una corredora inalcanzable por cualquier otra. Para lograrlo, se entren¨® durante muchos de una forma sobrehumana y debi¨® de ayudarse de anabolizantes para soportarlo y adquirir esa musculatura espectacular. Lo mismo que hizo Ben Johnson. A ¨¦l lo pillaron; a ella no. Pero los efectos negativos sobre su coraz¨®n han dado, una vez m¨¢s, la oportunidad de sacar una consecuencia moralizadora.
Hay que pens¨¢rselo y sopesar las terribles consecuencias de hacer trampas no s¨®lo al contrario, sino a tu propio cuerpo. El que la hace la paga y el coste de la propia vida parece bastante alto, como para tener un buen efecto disuasorio en los deportistas y olvidarse de abusar de los productos dopantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.