La paz del malo
Se ignora si fue HB qui¨¦n pidi¨® la tregua o si m¨¢s bien estamos, como piensa Ardanza, ante una decisi¨®n ya tomada por parte de ETA de abandonar definitivamente las armas. Hay motivos para pensar, en todo caso, que sin el fin de la impunidad del tinglado montado en torno a esas siglas (y sin la resistencia de un sector de la poblaci¨®n vasca simbolizada en la movilizaci¨®n de Ermua), ni a HB se le habr¨ªa ocurrido pedir una tregua ni a ETA acordarla. Pero para llegar a ese desenlace tambi¨¦n ha sido necesario que ETA y HB encontraran una justificaci¨®n defendible ante sus incondicionales. La declaraci¨®n de Estella ha proporcionado una excelente pista de aterrizaje: poder decir sin apenas mentir que los dem¨¢s partidos nacionalistas se han pasado a las posiciones de ETA-HB es un argumento poderoso para anunciar que los fines compartidos podr¨¢n ahora alcanzarse sin necesidad de recurrir a la violencia.Sin esa pista no habr¨ªa habido tregua, pero sin la firmeza de quienes no se rindieron ETA no se habr¨ªa cuestionado su estrategia. Una situaci¨®n que recuerda a la de la transici¨®n: vencieron los reformistas, pero sin la resistencia de los rupturistas a aceptar la reforma, ¨¦sta no habr¨ªa desembocado en la democracia.
Es el mundo de ETA-HB el que tendr¨¢ que realizar ahora su transici¨®n. En una entrevista aparecida en La Vanguardia, Arnaldo Otegi reconoc¨ªa el pasado domingo el pluralismo nacional de la sociedad vasca, pero consideraba que la ¨²nica salida coherente era la confrontaci¨®n, ahora pac¨ªfica, entre los que tienen un sentimiento nacional espa?ol y quienes lo tienen de pertenencia a la naci¨®n vasca. Si el problema se planteara en esos t¨¦rminos, se estar¨ªa excluyendo a la mayor¨ªa que considera compatibles ambos sentimientos: esos ciudadanos que en las encuestas dicen sentirse "m¨¢s espa?ol que vasco" o "m¨¢s vasco que espa?ol" o "tan vasco como espa?ol" y que suman aproximadamente el 60% del total. Es decir, un porcentaje similar al de quienes se muestran satisfechos con la autonom¨ªa, que consideran preferible a la independencia o al centralismo. Reconocer el pluralismo implica aceptar que el objetivo de alcanzar la independencia mediante la autodeterminaci¨®n es una posibilidad entre otras, no la ¨²nica.
Otegi podr¨ªa encontrar en la tradici¨®n de la ETA antifranquista argumentos para impulsar esa transici¨®n interna. Es verdad que ETA ha defendido siempre la independencia, pero ya en sus Principios, aprobados en 1962 en su Primera Asamblea, se dice que "la libertad de Euskadi no constituye para ETA el inter¨¦s supremo, sino el ¨²nico medio realista de desarrollo y vigorizaci¨®n de la naci¨®n vasca". Y en la Carta a los intelectuales, principal texto doctrinal de la ¨¦poca, publicado en 1965 en el n¨²mero 30 de su ¨®rgano oficial, Zutik, se precisa que si bien "para nosotros la forma m¨¢s adecuada es la creaci¨®n de un Estado vasco", existen "otras f¨®rmulas posibles, como una federaci¨®n, un Estado supranacional europeo, etc¨¦tera, todas ellas compatibles con la vida de la naci¨®n vasca como tal".
En pleno franquismo era l¨®gico que los m¨¢s j¨®venes pensaran que s¨®lo la independencia garantizaba la pervivencia de la singularidad vasca. Pero ser¨ªa absurdo mantener ese prejuicio tras 20 a?os de autonom¨ªa pol¨ªtica. Un planteamiento de la cuesti¨®n en t¨¦rminos excluyentes -identidad espa?ola versus identidad vasca- lo ¨²nico que garantiza es la divisi¨®n de Euskadi en varios Ulster enfrentados entre s¨ª.
Abandonar la violencia no es todav¨ªa aceptar las reglas de la democracia, sino su condici¨®n previa. La generaci¨®n que hoy dirige el tinglado tendr¨¢ que madurar, y en ese sentido no parece mala idea la sugerencia de Ardanza de intentar afianzar la paz antes de entrar a cuestionar el marco pol¨ªtico, suponiendo que ¨¦se sea el deseo de la mayor¨ªa. De momento, lo m¨¢s urgente es crear las condiciones para que ese debate pueda realizarse sin la amenaza de las pistolas. Para que no vuelva a verificarse el pesimista pron¨®stico expresado por un dicho vasco tradicional: Onaren bakea gaiztoak nahi dion artio. Es decir: La paz del bueno [dura] hasta que quiera el malo.
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