La vida rebrota en el Guadiamar pese a la lesiva retirada de lodo
Ec¨®logos de Sevilla recomiendan detener las tareas de limpieza en el entorno de Do?ana
Casi 400 camiones y 264 excavadoras siguen trabajando febrilmente en la limpieza del cauce del r¨ªo Guadiamar, en el entorno de Do?ana, cinco meses despu¨¦s de la rotura de la balsa minera de Aznalc¨®llar (Sevilla). Las prisas se deben al temor de que las lluvias del oto?o agraven la situaci¨®n, pero algunos cient¨ªficos independientes dan la tarea por acabada y recomiendan detener las m¨¢quinas: la vida est¨¢ rebrotando en el r¨ªo, y las excavadoras se han convertido en un enemigo peor a¨²n que los metales pesados.
Las especies vegetales t¨ªpicas de los cauces -carrizo, enea, juncos, ¨¢lamos, adelfas y otros ¨¢rboles y matorrales nobles- son, en los ecosistemas mediterr¨¢neos como el andaluz, verdaderas especialistas en sobreponerse a las cat¨¢strofes. La raz¨®n es que las riadas son frecuentes en estos climas, y esas especies est¨¢n dise?adas para rebrotar muy eficazmente tras una avenida desastrosa.Un equipo de ec¨®logos de la Universidad de Sevilla dirigido por Francisco Garc¨ªa Novo, probablemente los mejores conocedores de la biolog¨ªa del cauce del Guadiamar, ha seguido exhaustivamente la evoluci¨®n de la zona afectada, mediante el estudio de 30 puntos de muestreo y ¨¢reas especiales reservadas a investigaci¨®n. Su conclusi¨®n se resume as¨ª: el vertido fue grave, pero las excavadoras lo han sido a¨²n m¨¢s. Y su dictamen es breve: que paren ya las tareas de remoci¨®n de terrenos.
Demasiada exigencia
Seg¨²n Garc¨ªa Novo, los criterios de limpieza se han aplicado de forma demasiado exigente. Las m¨¢quinas han pasado por cada zona dos y hasta tres veces a lo largo de estos cinco meses, interrumpiendo en cada ocasi¨®n el proceso de regeneraci¨®n de las plantas. La capacidad de rebrote es alta despu¨¦s de una pasada, pobre despu¨¦s de dos y casi nula despu¨¦s de tres: lo correcto hubiera sido remover el terreno a conciencia, pero una sola vez.Adem¨¢s, las excavadoras han concedido indultos con criterios poco cient¨ªficos: han respetado los ¨¢rboles grandes -en su mayor¨ªa eucaliptos sin ning¨²n valor ecol¨®gico- y han arrancado el arbolado bajo, el matorral noble, los rizomas y los brotes, que son de gran utilidad para consolidar el terreno, disminuir el arrastre de las m¨¢rgenes e imprimir variedad y capacidad de reacci¨®n a la flora de la zona.
El resultado ha sido un enorme empobrecimiento vegetal. El cauce del Guadiamar pod¨ªa verse el viernes, entre los resquicios del tr¨¢fago de palas y camiones, convertido en una llanura lunar salpicada de ocasionales eucaliptos (un catedr¨¢tico de Sevilla lo defini¨® como un "canal").
El representante del Gobierno central en la comisi¨®n de seguimiento formada tras la cat¨¢strofe, F¨¦lix P¨¦rez Miyares, admiti¨® el viernes a este diario que los criterios de limpieza est¨¢n resultando "probablemente excesivos", a causa de la enorme presi¨®n que los grupos ecologistas y algunos t¨¦cnicos han ejercido sobre las administraciones. Tambi¨¦n admite este responsable que dejar en pie los eucaliptos ha constituido posiblemente un error, ya que algunos de ellos parecen afectados por los metales t¨®xicos y deber¨¢n ser arrancados despu¨¦s de todo.
P¨¦rez Miyares se mostr¨® de acuerdo en lo esencial con el ec¨®logo Garc¨ªa Novo, pero se quej¨® de la desbordante cantidad de informes t¨¦cnicos contradictorios que la comisi¨®n oficial ha recibido a lo largo de estos meses. El consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Luis Blanco, ha inclinado la balanza hacia la precauci¨®n m¨¢xima, en un intento de evitar la presi¨®n de los ecologistas y de los expertos m¨¢s cautos.
Pese a la asoladora labor de remoci¨®n de las m¨¢quinas, lo cierto es que las herb¨¢ceas ribere?as est¨¢n rebrotando junto a las m¨¢rgenes del Guadiamar. Las peque?as y escasas islas de vegetaci¨®n que han sobrevivido han aportado semillas a su entorno que est¨¢n regenerando los matorrales y hierbas. Muchas han germinado y hasta florecido, como se puede comprobar dando un paseo por la zona afectada cercana a Aznalc¨¢zar, una de las m¨¢s afectadas.
Las temidas lluvias no han supuesto un problema hasta el momento. Antes al contrario, han favorecido el rebrote y han disminuido el n¨²mero de part¨ªculas en suspensi¨®n en el aire. La ca¨ªda del agua sobre algunos montones de residuos produjo esta semana unas fumarolas que provocaron cierta alarma, pero, en contra de las versiones m¨¢s ruidosas, el humo ha resultado consistir en mero vapor de agua y di¨®xido de carbono y no supone riesgo alguno. Algunos responsables pol¨ªticos ven en las pr¨®ximas lluvias la excusa perfecta para detener unas tareas de limpieza que dan, en privado u oficiosamente, por concluidas.
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