La demograf¨ªa se al¨ªa a la causa feminista
Los expertos ven en las mujeres la nueva mano de obra cualificada que necesitar¨¢ Europa
Dos generaciones de europeas han sufrido el paro y la merma de su capacidad reproductiva. Pronto sus hijas se ver¨¢n beneficiadas de ello. Porque Europa afrontar¨¢ dentro de diez a?os una crisis demogr¨¢fica sin precedentes en tiempos de paz. La poblaci¨®n activa tomar¨¢ un rumbo descendente y la actividad econ¨®mica necesitar¨¢ nueva mano de obra cualificada, como la de las mujeres. "En los momentos de crisis, siempre se recurre a ellas", recordaba esta semana en Bruselas la eurodiputada alemana Karin Junker. Las europeas aprovechar¨¢n la coyuntura, pero, dicen, no a cualquier precio.
En la Uni¨®n Europea hay 150,1 millones de europeos con empleo y otros 18 millones en el paro. Pero, seg¨²n todas las estad¨ªsticas, a ellas les queda la peor parte. Cuatro de cada diez ocupados son mujeres, pero ellas s¨®lo disfrutan de una tercera parte de los empleos a tiempo completo, que son en total 124,5 millones y cobran entre un 15% y un 30% menos que sus colegas varones por el mismo trabajo. En todos los pa¨ªses de la Uni¨®n, salvo en Suecia y el Reino Unido, la tasa de desempleo femenino es mayor que la del hombre. En algunos pa¨ªses, como Espa?a, B¨¦lgica, Italia y Grecia, la diferencia es escandalosa. Entre los espa?oles hay, por ejemplo, un 13,09% de parados, mientras que entre las espa?olas es del 26,6%.La dificultad en compatibilizar la vida laboral y la vida privada ha tenido un doble precio para las europeas: peores puestos laborales (o el paro) y menos hijos (o ninguno). Todo ello, por contra, mientras se preparaban y preparan para competir en el duro mercado laboral con resultados acad¨¦micos espectaculares. El resultado es que las nativas europeas constituyen hoy d¨ªa "la m¨¢s grande reserva de mano de obra cualificada desempleada o subempleada". As¨ª lo expon¨ªa esta semana en Bruselas Jill Rubery, una experta en temas de empleo que trabaja para la Comisi¨®n Europea, en el congreso Igualdad es el futuro, auspiciado por la Uni¨®n Europea. Seg¨²n Rubery, tomando como reserva a la poblaci¨®n inactiva y desempleada, las europeas suponen el 31% del total de personas en edad laboral confinadas a la reserva con estudios medios y superiores, mientras que los hombres son s¨®lo el 15%.
La poblaci¨®n europea (372,6 millones actualmente) est¨¢ pr¨¢cticamente estancada, pero las previsiones hablan de punto culminante en el 2010, a?o en que empezar¨¢ la curva descendente, si es que ¨¦sta no comienza antes. El nuevo escenario va a necesitar a las mujeres y su cualificaci¨®n les puede preservar del temor al flujo de mano de obra inmigrante. Pero las europeas no se f¨ªan y, adem¨¢s, proponen la revoluci¨®n. Si ese mercado que las ha marginado las necesita es ¨¦l quien debe adaptarse. No ellas, como hasta ahora. As¨ª que las mujeres no s¨®lo exigen igualdad de salarios a tareas similares; tambi¨¦n reclaman cambios profundos: horarios laborales m¨¢s cortos o m¨¢s flexibles, trabajo a tiempo parcial bien remunerado, permisos parentales que puedan disfrutar tanto el padre como la madre y, por supuesto, infraestructuras p¨²blicas suficientes para atender a los ni?os y a los mayores, pues estos ¨²ltimos tienden a convertirse en legi¨®n y han estado tradicionalmente a cargo de sus parientes femeninos.
La entrada de mujeres en el mundo laboral va a requerir, a su vez, nuevas empresas de servicios. En Europa hay 17 millones de peque?as y medianas empresas (pyme) y s¨®lo el 30% las dirigen mujeres.
Pero hay otro enfoque sobre este asunto. El mercado laboral ya est¨¢ en plena transformaci¨®n e impone, a su vez, sus propias reglas. "Se calcula que habr¨¢ que cambiar entre cinco y siete veces de puesto en una carrera profesional", explica Susan Waddington, eurodiputada brit¨¢nica.
En definitiva, las expectativas no abren un camino exento de dificultades. Pero lo que nadie cuestiona es que habr¨¢ que aprovechar la coyuntura.
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