BAM 98: cuesti¨®n de p¨²blico
Una vez m¨¢s hubo milagrito, y la mirada a las nubes no tuvo lluvia por respuesta. No, no llovi¨® en el BAM, y Barcelona pudo acoger sin sobresaltos a una mir¨ªada de artistas que en su mayor¨ªa marchan del festival con la sensaci¨®n de no haber perdido el tiempo. Son conscientes de que el p¨²blico para el que han actuado era receptivo y curioso, uno de los mejores p¨²blicos que se pueden tener. Ese es otro milagrito del BAM, demostrar que, digamos, un tercio del aforo de la plaza del Rei ha o¨ªdo campanas sobre Jason Molina y los otros dos tienen el matizable deseo de conocerlo. El resultado es que todo un an¨®nimo artista cont¨® con cerca de 1.000 espectadores curiosos que le prestaron tiempo y o¨ªdos en una fiesta mayor. Esa es la co?a del BAM, un festival p¨²blico at¨ªpico que escoge el v¨¦rtigo del descubrimiento y no la certeza de lo inevitable. Bien, vale, estuvieron Lou Reed y Los Planetas, pero el grueso de la programaci¨®n pop-rockera se fundament¨® en nombres an¨®nimos como los de Anari, Migala, Rossa, La M¨¢s Fina, Polar o Songs: Ohia, el proyecto de Jason Molina. Son estos nombres que no dicen nada desde la popularidad o el negocio, pero que desde la m¨²sica han demostrado tener discurso propio. A unos les parecer¨¢ que Migala son unos tiquismiquis sobrados de actitud, a otros que Black Box Recorder son pura est¨¦tica, que Edwyn Collins est¨¢ mejor con banda y que a Martin Stephenson le ir¨ªa bien otra pinta de cerveza. Otro mont¨®n de gente pensar¨¢ justamente lo contrario. El gusto es libre, pero el milagrito del BAM es que permite moldearlo sobre artistas a los que por lo general les importa un bledo el gusto de la masa. Actuaron en la ¨²ltima jornada Migala y su m¨²sica para tiempo inm¨®vil, Songs Ohia y sus lamentos neo-folk-country, Black Box Recorder con su sonido l¨¢nguido, Los Fresones con su pop adolescente e incluso James Hardway con su drum & bass para banda. Incluso Mel Allen, un nombre a¨²n poco popular del tecno nacional, pudo despachar su set con un gent¨ªo ante el escenario del Moll de la Fusta. Luego se puede entrar al detalle y comparar el nivel art¨ªstico de esta edici¨®n con el de las precedentes, hacer recuento de los momentos emocionantes de tres d¨ªas de conciertos, reflexionar sobre la sonoridad de los espacios. Es un debate abierto, pero el que ata?e al sentido global del invento ya est¨¢ cerrado. Le dieron carpetazo miles de personas bailando con Mel Allen y Aprodithe el s¨¢bado por la noche, ilustrando con sus movimientos la faceta m¨¢s l¨²dica del BAM.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.