Blair invierte 27.000 millones de pesetas en la batalla de la lectura
La campa?a contar¨¢ con la participaci¨®n de atletas e incluir¨¢ escenas en series televisivas
El Gobierno del Reino Unido se ha propuesto intentar cerrar para siempre un bochornoso libro de cuentas: uno de cada cuatro brit¨¢nicos adultos es incapaz de leer o escribir con propiedad, y el 40% de los escolares de 11 a?os est¨¢n por debajo de la media exigida para su edad en los ex¨¢menes de ingl¨¦s. Toda la naci¨®n ha sido invitada a celebrar el A?o de la Lectura, una iniciativa en la que se invertir¨¢n m¨¢s de 27.000 millones de pesetas y que contar¨¢ con la ayuda de famosas estrellas de la televisi¨®n."Es una campa?a de alfabetizaci¨®n abierta a todos. Padres, abuelos o amigos pueden leer a los menores o ayudarse entre ellos", en palabras de su titular, David Blunkett. El libro escogido es lo de menos. Relatos ¨¦picos, aventuras infantiles y juveniles o superventas, cualquier volumen sirve siempre que los lectores comprendan su contenido. "La lectura es uno de los fundamentos del conocimiento", sigue Blunkett, buen conocedor de los problemas que acarrea tener dificultades para dominarla. ?l ha sido el primer ciego que accede a un ministerio en el Reino Unido, y sus ayudantes leen y graban a diario toda la informaci¨®n que precisa y no est¨¦ escrita en Braille.
Su plan, presentado en Queen Vic, el pub de la serie televisiva de la BBC EastEnders, cuenta con un fuerte apoyo presupuestario. Cada escuela brit¨¢nica recibir¨¢, en primer lugar, un bono de 1.000 libras (250.000 pesetas) para comprar nuevos textos. Cerca de 60 millones m¨¢s (15.000 millones de pesetas) sufragar¨¢n la hora de la alfabetizaci¨®n, ya obligatoria en los centros de primaria.
A todo ello deben sumarse los 23 millones de libras (6.000 millones de pesetas) facilitados a los centros docentes en enero pasado para que abrieran o completaran sus bibliotecas.
A disposici¨®n de los progenitores habr¨¢ una l¨ªnea telef¨®nica gratuita de ayuda y folletos explicativos. "Intentamos atraer sobre todo a los padres, porque las madres siempre han le¨ªdo a sus hijos. El modelo paterno tiene que ser doble, si no el ni?o tiende a considerar los libros un pasatiempo de ni?as", ha advertido el ministerio.
El pasado a?o los peligros de dicha actitud quedaron bien patentes. Un sondeo internacional centrado en el ¨ªndice de alfabetizaci¨®n de ocho pa¨ªses industrializados, dentro y fuera de Europa, situaba al Reino Unido en antepen¨²ltimo lugar.
Seg¨²n la Oficina Central de Estad¨ªstica, adem¨¢s, 8,4 millones de adultos en edad de trabajar (un 22% de la poblaci¨®n) no sabe comparar dos textos similares al no entender su contenido. "Todo ello demuestra que necesitamos modificar la tendencia actual a despreciar los libros y recuperar su valor intr¨ªnseco", ha reconocido Estelle Morris, secretaria de Estado para las Escuelas.
En su af¨¢n alfabetizador, el Gobierno laborista ha hallado en la imagen el mejor aliado para la causa libresca. Una campa?a publicitaria televisiva evaluada en 500 millones de pesetas tratar¨¢ de llegar a los menores que prefieren sus nuevos videojuegos al viejo placer de la hoja impresa. "Las ni?as leen y los chicos consideran dicho h¨¢bito casi afeminado. Los teclados, por el contrario, se han masculinizado tanto que muchos ni?os s¨®lo leen en la pantalla de su ordenador", observa John Sutherland desde las p¨¢ginas de opini¨®n del rotativo The Independent.
Recuperarlos para la causa ser¨¢ tambi¨¦n tarea de deportistas como el corredor Lindford Cristhie o el entrenador Alex Ferguson, del Manchester United. Si el deporte les gusta, nadie mejor que los atletas o sus gu¨ªas para llevarles hasta la estanter¨ªa m¨¢s pr¨®xima.
Las ventajas de los culebrones televisivos, el otro veh¨ªculo alfabetizador reci¨¦n adoptado, no convencen, sin embargo, a la oposici¨®n conservadora. "Todo esto es una pesadilla orwelliana. ?C¨®mo van a aprovecharse los guiones de series famosas para pontificar as¨ª! ?Qu¨¦ vendr¨¢ luego, la propaganda del euro en Coronation Street?", clama Peter Ainsworth, portavoz tory de Cultura. Dicho programa, que lleva en antena varias d¨¦cadas y atrae audiencias millonarias, incluir¨¢ secuencias en donde se destaque la lectura.
Al fino o¨ªdo de David Blunkett no se le escapa que un telespectador avergonzado por sus tropezones al leer puede sentirse muy acompa?ado si sus personajes favoritos sufren el mismo mal, aunque sea en la ficci¨®n. Si el poder de atracci¨®n del proyecto es suficiente, pasar las p¨¢ginas de un libro no deber¨¢ resultar cursi o doloroso para quienes, por motivos bien distintos, s¨®lo disfrutan ahora escuchando.
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