"Muchos no saben que se puede tocar a Mozart al acorde¨®n"
El m¨²sico Josu Loro?o, de 69 a?os, empez¨® a tocar el acorde¨®n por esas casualidades que marcan la vida. Ten¨ªa 16 a?os y su tiempo lo llenaban el piano y los campos de f¨²tbol (lleg¨® a ficharle el Athletic). Un d¨ªa, un millonario caparichoso le regal¨® un acorde¨®n contantas teclas que parec¨ªa un ¨®rgano. Desde entonces, no lo ha abandonado. Hace 35 a?os cre¨® la Orquesta Sinf¨®nica de Acordeones de Bilbao, que dirige actualmente y que cuenta con un repertorio que supera las 300 obras. Un concierto da inicio ma?ana a los actos conmemorativos de esos 35 a?os de vida de la orquesta. Pregunta. Llama la atenci¨®n para los no iniciados que la orquesta, a pesar de ser sinf¨®nica, est¨¦ compuesta s¨®lo por acordeones. ?Puede sustituir ese instrumento a todo el resto? Respuesta. El acorde¨®n tiene su color y su alma es el fuelle. El acorde¨®n actual ya no tiene s¨®lo los 12 botones en la mano izquierda que ten¨ªan los de hace cien a?os. Hoy tiene 120 bajos en la mano izquierda que se puede utilizar en distintas octavas, lo que da un abanico grande de expresiones. La mano derecha tiene m¨¢s de la mitad del teclado del piano. Adaptado a distintos timbres como el flaut¨ªn, el ob¨®e, los violines o los contrabajos, utilizo los acordeones como si fueran una orquesta. Con treinta de ellos conseguimos una orquesta sinf¨®nica. P. El acorde¨®n se asocia con lo popular, con la trikitrixa. ?Lo aceptan los puristas como instrumento serio? R. A algunos les cuesta admitirlo, pero acabar¨¢n por hacerlo, dadas sus sus posibilidades polif¨®nicas. El acorde¨®n ha variado much¨ªsimo. Hay gente que se sorprenden cuando oye a Mozart. Pero, claro, eso no viene del cielo. Yo primero fui m¨²sico, con una carrera brillante de piano. Quiero decir que es necesario una gran formaci¨®n musical. Si yo escribo composiciones o tomo las de los grandes compositores, se ve que se pueden hacer muy buenas cosas con el acorde¨®n. El problema es que no ha habido literatura para ¨¦l. He tenido que adaptar obras cl¨¢sicas, rom¨¢nticas, y componer las m¨ªas propias. P. Usted llevaba camino de ser un pianista prestigioso. ?Por qu¨¦ eligi¨® el acorde¨®n? R. Hay coincidencias que determinan la direcci¨®n de la vida de una persona. Hace m¨¢s de cincuenta a?os, un hombre muy acaudalado, el ¨²nico que ten¨ªa entonces en Bilbao un Mercedes, descubri¨® en un viaje un acorde¨®n de teclado de piano, el de los ricachones. Hasta entonces el acorde¨®n conocido era el de de botones, el acorde¨®n de los aldeanos. Se encaprich¨®, pero a los dos meses, lo abandon¨® y, como ten¨ªa amistad con mi profesor de piano, se lo regal¨®. Mi profesor vi¨® que hab¨ªa futuro en aquel instrumento y que yo ten¨ªa cualidades. Yo estaba en sexto de piano y tocaba el la¨²d desde los 12 a?os. Mi padre, tambi¨¦n m¨²sico, vio c¨®mo era aquel acorde¨®n: negro, de teclado de piano, precioso. Cogi¨® el acorde¨®n, y a casa. Yo soy un enamorado del acorde¨®n, de su expresividad. A mis 16 a?os, con las piernas de futbolista que ten¨ªa, me di cuenta de que pod¨ªa hacer vibrar los sonidos del acorde¨®n moviendo la pierna. Yo, con la pierna, hacia los vibratos de los violines y la gente se quedaba at¨®nita en los conciertos. Dec¨ªan que en el escenario, yo hac¨ªa hablar al acorde¨®n. .P. ?C¨®mo se gest¨® la Orquesta Sinf¨®nica de Acordeones hace 35 a?os? R. Poco a poco, a trav¨¦s de mis conciertos, la gente me empez¨® a pedir que ense?ara acorde¨®n, y as¨ª comenc¨¦ con un grupito. No era f¨¢cil, porque no hab¨ªa mentalidad de que para ser buen acordeonista hab¨ªa que ser buen m¨²sico. En la orquesta, seg¨²n el material que iba preparando, toc¨¢bamos cada vez obras m¨¢s complicadas, y hasta ahora. Tenemos mucho ¨¦xito. P. La orquesta cuenta con un repertorio de m¨¢s de 300 obras y ha tocado en Alemania, Francia, Polon¨ªa, entre otros pa¨ªses. ?Existe en Europa una cultura del acorde¨®n? R. La cultura del acorde¨®n ha sido la francesa de los balsecitos. Fue en Aleman¨ªa donde se impuls¨® el acorde¨®n sinf¨®nico, que permite todo tipo de m¨²sica. P. ?Hay inter¨¦s por este instrumento entre los j¨®venes? R. Hace ciencuenta a?os abrimos un centro porque me lo pidieron. Desde entonces son centenares los que han aprendido a amar el acorde¨®n. Vienen chavales a partir de los s¨¦is a?os. Los que despuntan pasan a la orquesta. Nuestra metodolog¨ªa se basa en mucho repertorio. El acorde¨®n vivir¨¢ siempre.
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