El interminable t¨²nel ruso
Tras cinco a?os de perestroika y siete de democracia liberal los rusos desembocan de un t¨²nel para encontrarse con otro, a¨²n m¨¢s l¨®brego y amenazador. Y lo que pasa en Rusia le afecta a usted directamente. En lo inmediato porque el hundimiento de las finanzas rusas afecta al conjunto de mercados emergentes, incluida Am¨¦rica Latina, de cuyo comportamiento depende en buena medida la rentabilidad y seguridad de sus ahorrillos. A medio plazo porque una eventual desestabilizaci¨®n social y pol¨ªtica de Rusia significa la desestabilizaci¨®n del mundo, empezando por Europa.Pero ?qu¨¦ pasa exactamente? En el fondo se trata del fin de un modelo pol¨ªtico, caracterizado por el control personal del poder por Yeltsin, junto al agotamiento de un modelo econ¨®mico. En la Rusia postcomunista el tema central ha sido la apropiaci¨®n privada del patrimonio p¨²blico, o sea, de todo, porque todo era del Estado. En esto han coincidido liberales y estatistas, todos ellos facilitando a sus conexiones propias la mayor tajada posible en este pillaje sin precedentes. As¨ª se han constituido siete megagrupos que controlan en torno al 50% de la econom¨ªa del pa¨ªs. Yeltsin, bas¨¢ndose primero en su popularidad y luego en la fuerza, cubri¨® la acci¨®n de un Gobierno, presidido por Chernomirdin, con dos caras. Hacia adentro, la protecci¨®n de los grandes grupos econ¨®micos, los de Berezovsky, Potanin, Gusinsky, Gazprom, Lukoil, que pasaron a controlar las finanzas, las infraestructuras clave, como telecomunicaciones, los medios de comunicaci¨®n y los recursos energ¨¦ticos y naturales, fuentes de dos terceras partes de las exportaciones rusas. La protecci¨®n consisti¨® en dejarles que camparan por sus respetos, sin control de su solvencia bancaria, sin control de movimientos de capitales y sin apenas pagar impuestos. Los negocios fueron buenos, pero sus resultados no beneficiaron a la econom¨ªa rusa: se calcula que entre 75.000 y 300.000 millones de d¨®lares salieron de Rusia entre 1995 y 1998, mientras que el total de inversi¨®n extranjera directa en toda la d¨¦cada no llega a los 12.000 millones.
La otra cara del Gobierno era hacia afuera, para obtener inversi¨®n extranjera y, sobre todo, pr¨¦stamos del Fondo Monetario Internacional y garant¨ªas del FMI para pr¨¦stamos de Gobiernos e instituciones internacionales. En total, el Gobierno ruso recibi¨® en torno a 70.000 millones de d¨®lares en pr¨¦stamos de diversas fuentes. Aun as¨ª, el dinero no llegaba, de modo que el Gobierno recurri¨® a dos mecanismos de supervivencia. Por un lado no pagar a los m¨¢s d¨¦biles, o sea, a sus empleados y empresas; por otro lado, emitir bonos del tesoro, los GKO, con altas tasas de inter¨¦s (superiores al 30%) para atraer ahorro nacional y extranjero. Pero como la econom¨ªa no ha crecido (tuvo tasas negativas hasta 1997 y creci¨® s¨®lo el 0,4% ese a?o) y apenas hab¨ªa ingresos, el pago de la deuda se hizo insoportable (y lo peor est¨¢ por venir en 1999). Ante la presi¨®n del FMI y de los liberales, Yeltsin se decidi¨® a cambiar de rumbo en marzo pasado. Despidi¨® a Chernomirdin, representante directo de la oligarqu¨ªa financiera, y puso a un equipo de j¨®venes liberales para un ¨²ltimo esfuerzo de ordenar la econom¨ªa, cualquiera que fuera el costo pol¨ªtico. No pudieron. Justo en ese momento baj¨® el precio del petr¨®leo, impact¨® la crisis asi¨¢tica y se hundi¨® la pir¨¢mide financiera creada entre el Gobierno y los bancos. A los esfuerzos de Fyodorov por empezar a cobrar impuestos y a los de Kiriyenko por cerrar bancos respondi¨® la oligarqu¨ªa financiera -liderada por Berezovsky en este caso-, dando a Yeltsin un ultim¨¢tum para que despidiera a los liberales y volviera a nombrar a Chernomirdin, record¨¢ndole que les deb¨ªa su reelecci¨®n en 1996. Los parlamentarios, y en particular los comunistas, vieron aqu¨ª su oportunidad e interfirieron en el proceso de formaci¨®n de Gobierno. Yeltsin ya no tiene la fuerza f¨ªsica ni pol¨ªtica que ten¨ªa en las crisis de 1992, 1993 o 1996. Su popularidad est¨¢ a menos del 5%. Su amenaza de disolver el parlamento es papel mojado, pues la oposici¨®n ganar¨ªa a¨²n m¨¢s. Al final, la Duma impuso un candidato de consenso y consigui¨®, por fin, relegar a Yeltsin a un segundo plano y expulsar a los liberales de sus puestos de poder. Mediante una reacci¨®n de sensatez al borde del abismo, la clase pol¨ªtica rusa consigui¨® evitar una crisis constitucional que hubiera hecho incontrolable la crisis econ¨®mica. Primakov no est¨¢ alineado con ning¨²n grupo y, hoy por hoy, no cuenta entre los presidenciables. Viene de la seguridad del Estado y de Asuntos Exteriores y aparece como garante de los intereses nacionales por encima de los grupos financieros. Es significativo que su nombre fuera propuesto por Yablinsky, l¨ªder dem¨®crata y antiestatista. El intento de Primakov es un Gobierno de unidad nacional, pero sin integrar en ¨¦l a los partidos como tales. Maslyukov, encargado de la econom¨ªa, aun siendo formalmente comunista y ex director de la planificaci¨®n sovi¨¦tica, no goza de la confianza de Zyuganov y, desde luego, no obedece sus ¨®rdenes. La apuesta de Primakov es armonizar una reorganizaci¨®n de la econom¨ªa dom¨¦stica con una puesta en orden financiera que mantenga el v¨ªnculo internacional. Para ello la clave es la colaboraci¨®n entre Maslyukov y el otro viceprimer ministro encargado de las finanzas, Shojin. ?ste, al que conozco personalmente (entre otras cosas porque es un econ¨®metra-soci¨®logo), es del partido de Chernomirdin, pero tambi¨¦n form¨® parte, como viceprimer ministro, del primer equipo dem¨®crata-liberal de Yeltsin en 1992. Es un economista capaz, tiene buenos contactos internacionales y sabe que no se pueden arriesgar a una hiperinflaci¨®n estructural.
Pero ?cu¨¢l es el margen de maniobra? La apuesta del nuevo equipo es hacer una pol¨ªtica que estabilice el capitalismo en Rusia pero que sea sostenible para la poblaci¨®n. La pol¨ªtica ultraliberal era insostenible social y pol¨ªticamente y s¨®lo sobrevivi¨® basada en el autoritarismo de Yeltsin y a la inyecci¨®n artificial de recursos occidentales. Las disquisiciones sobre el retorno del comunismo son disparatadas. A lo que aspiran Zyuganov y la mayor¨ªa de los suyos es a transformarse en moderados socialdem¨®cratas, como han hecho sus cong¨¦neres de Europa oriental. Y ahora tienen su oportunidad. Por eso el Gobierno tiene que responder a la presi¨®n social de garantizar ahorros y desembolsar pagos atrasados. En el corto plazo, eso significa emitir moneda. Lo que, en s¨ª, no es una cat¨¢strofe. Depende de c¨®mo se hace y para qui¨¦n. Si se hace como excepci¨®n, con apoyo de reservas en oro y divisas, dentro de l¨ªmites observables y garantizados, aunque suscite inflaci¨®n, puede ser controlable.
El problema es para qui¨¦n se hace. Si el dinero llega a la gente a trav¨¦s de sus salarios y de la cobertura directa de sus dep¨®sitos bancarios, puede incluso relanzar la econom¨ªa a trav¨¦s del consumo interno. Si, como me temo, se utiliza la emisi¨®n para salvar a los bancos y ¨¦stos utilizan esos rublos para cambiarlos en d¨®lares y sacarlos del pa¨ªs, entonces s¨ª que se hundir¨¢ el rublo, llamear¨¢ la inflaci¨®n y quebrar¨¢ Rusia: una quiebra, sin precedentes en el mundo, de 200.000 millones de d¨®lares en deuda externa. El problema no es, como dice el ultraliberal Gaidar, sempiterno admirador de Pinochet, que los comunistas han tomado el poder. El problema es que sigue en el poder la misma oligarqu¨ªa financiera que creci¨® amamantada por Yeltsin, Gaidar, Chernomirdin, Chubais y muchos otros dem¨®cratas y neodem¨®cratas. El desaf¨ªo de Primakov es convencer a esta oligarqu¨ªa para que no mate a la gallina de los rublos de oro y ayude a estabilizar a Rusia y, por tanto, al mundo.
PD. Con posterioridad a lo aqu¨ª escrito, Shojin dimiti¨® de su puesto de viceprimer ministro. Fue una protesta al nombramiento como ministro de finanzas de Mija¨ªl Zadornov, liberal reformista, disminuyendo la parcela de poder de Shojin. El dise?o de Primakov sigue siendo el mismo: un gobierno de unidad entre distintas tendencias, para negociar con el exterior una pol¨ªtica m¨¢s social hacia Rusia, manteniendo los privilegios de la oligarqu¨ªa financiera.
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