Es tarde para Kosovo
EL R?GIMEN de Slobodan Milosevic anunciaba de modo triunfal esta semana el final provisional de la campa?a de sus Fuerzas Armadas y polic¨ªa paramilitar en Kosovo, la provincia sure?a de abrumadora mayor¨ªa albanesa. El balance de esta gesta "antiterrorista", emprendida te¨®ricamente contra la guerrilla independentista del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK), es, seg¨²n las organizaciones humanitarias, de unos 300.000 civiles huidos, alrededor de 20.000 viviendas arrasadas y unos 200 pueblos o aldeas destruidos.La transcripci¨®n de los ultimatos dirigidos a Milosevic desde febrero (comienzo de la escalada serbia) hasta hoy por la llamada comunidad internacional -EEUU, la OTAN, la Uni¨®n Europea-, se?al¨¢ndole como agotados todos los plazos y conmin¨¢ndole con todas las penas, llenar¨ªan varias p¨¢ginas de este peri¨®dico. Las vac¨ªas amenazas iban dirigidas al mismo personaje cuyo oportunismo pol¨ªtico y ceguera nacionalista han provocado en Bosnia y Croacia la peor cat¨¢strofe europea desde la II Guerra Mundial, con un cat¨¢logo de atrocidades que se daban por irrepetibles.
La realidad de Kosovo es que las potencias occidentales -enfrentadas, ayunas de ideas y, sobre todo, de voluntad pol¨ªtica para imponer a Milosevic una negociaci¨®n con los albaneses- han dado al dictador serbio un cheque en blanco durante siete meses para hacer el trabajo sucio contra el ELK. Y Milosevic lo ha utilizado no s¨®lo para aplastar a una guerrilla que sobrevalor¨® su fuerza, sino para librar una persecuci¨®n ¨¦tnica de dimensiones insospechadas. Por eso, y sean cuales fueren las consecuencias, si las hay, de la alarma disparada por las ¨²ltimas matanzas atribuidas a los serbios, el secreto c¨¢lculo occidental sobre Kosovo resultar¨¢ miope. La sangre llama a la sangre. Y Milosevic ha conseguido hacer m¨¢rtires a los guerrilleros, y rebeldes con causa a casi dos millones de pac¨ªficos y sojuzgados albaneses.
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