Chillida, esc¨¦ptico sobre la existencia de una voluntad real de ejecutar su obra en Tindaya
El escultor espera que el Gobierno canario d¨¦ en breve el visto bueno al proyecto
El escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebasti¨¢n, 1924) se mostr¨® ayer esc¨¦ptico sobre la existencia de una voluntad real para llevar a cabo su proyecto m¨¢s ambicioso, el monumento en la monta?a de Tindaya en Fuerteventura, en v¨ªsperas de que el Gobierno canario decida sobre su suerte. "Una cosa es que se apruebe", dijo ayer en San Sebasti¨¢n, "y otra que se haga". No obstante, el escultor cree que este proyecto, que ha topado con toda clase de obst¨¢culos, "es perfectamente realizable. Ahora ya lo ha reconocido todo el mundo", sentenci¨®.
Eduardo Chillida particip¨® ayer en el debate de clausura del Physis, el III Congreso Internacional de Ontolog¨ªa que se ha desarrollado en San Sebasti¨¢n. All¨ª se reafirm¨® sin ambig¨¹edades en las bondades de este proyecto que ha debido lidiar con toda clase de dificultades. Su insistencia en que el proyecto de Tindaya, el monumento nacido desde y para la naturaleza, no es una utop¨ªa, no quita para que no contin¨²e alej¨¢ndose de su dise?o original.El proyecto, cuyo coste alcanza los 8.500 millones de pesetas, ha debido variar de dimensi¨®n para garantizar que la monta?a no se venga abajo con la excavaci¨®n. Frente al tama?o ideado por Chillida, de 50 x 50 x 50, la empresa concesionaria recomienda reducir las dimensiones a 40, a la espera de un informe geol¨®gico que debe confirmar su tama?o id¨®neo. "El proyecto", dijo ayer Chillida, "estar¨¢ as¨ª un poco peor, pero siempre el hombre ser¨¢ suficientemente peque?o a su lado para darse cuenta de que es hermano de los otros hombres. Es un espacio emocionante y todo el que entre all¨ª lo va a notar como una bofetada".
Cr¨ªticas
Las cr¨ªticas de los ecologistas resuenan en el o¨ªdo del escultor vasco como envidias insanas. "A m¨ª no me han influido sus denuncias, no me influye nada, no me he cre¨ªdo que eso era verdad, all¨ª hab¨ªa unos cuantos envidiosos que quer¨ªan parar el proyecto como fuera. As¨ª ha sido, pero les han frenado los pies", manifest¨® ayer.A Chillida le atrajo el entorno natural de Tindaya y por eso exige garant¨ªas de que este entorno, donde existe una inmensa pradera y un acantilado al mar, preserve su estado actual. En ning¨²n caso aceptar¨ªa que Tindaya se convirtiera en un centro de atracci¨®n tur¨ªstica con restaurantes a su alrededor y otros establecimientos de ocio. "Eso tiene que quedar como est¨¢". Y cuando se le pregunta sobre el dinero, asegura: "Yo no quiero nada para m¨ª, no quiero ni una peseta, lo que quiero es que se haga".
Tindaya se fragu¨® en la cabeza del escultor vasco una noche de insomnio. "Pens¨¦", record¨® ayer el maestro del espacio, "yo podr¨ªa ayudar de alguna manera a esos pobres obreros a los que han dejado tirados. Y se me ocurri¨® perforar la monta?a para sacar la piedra desde arriba abajo; que ellos se quedaran con la piedra y yo con el espacio".
Este sue?o puede hacerse realidad en los pr¨®ximos d¨ªas si el Gobierno canario da el definitivo visto bueno al proyecto, tras sucesivas demoras por discrepancias entre los socios del Ejecutivo. El ¨²ltimo acuerdo supone una f¨®rmula de ejecuci¨®n de las obras por parte de una sociedad mixta, constituida por el propio Ejecutivo aut¨®nomo y una uni¨®n temporal empresas, integrada por Necso y Fomento de Construcciones y Contratas.
Eduardo Chillida desvel¨® sus preocupaciones en el marco de Physis. La inauguraci¨®n corri¨® a cargo del premio Nobel de F¨ªsica Willis Lamb y ha acogido, entre otros, a Fernando Savater. El fil¨®sofo defendi¨® ayer su firme convicci¨®n de que el ser humano "vive un final de siglo muy preocupado por la naturaleza". En ocasiones dicho concepto se utiliza como "una especie de patr¨®n de cr¨ªtica para juzgar la conducta cultural humana". Y ante esta situaci¨®n Savater abog¨® por cuestionar "la bondad de que el ser humano siga las pautas de la naturaleza", teniendo en cuenta que se basa en m¨¢ximas como "la ley del m¨¢s fuerte o el perro grande se come al chico". Y concluy¨®: "Quiz¨¢ todo lo bueno que hay en nosotros es lo que nos aleja de esa supuesta moral de la naturaleza".
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