Trivialidades
Para quienes todav¨ªa discuten sobre qu¨¦ clase de cosa es el teatro, basta con ver este montaje para que el asunto quede claro. Es cualquier cosa excepto esto. Primero, porque no hay nada sustancial de lo que sucede en escena que no pueda ser percibido sin pegas a trav¨¦s de la radio, por ejemplo. Y porque a este texto se le puede achacar lo que sea salvo su pretensi¨®n de construir algo parecido a un arco dram¨¢tico. En un montaje de apenas hora y cuarto, su autor, o autores, se toman su buena media hora para presentar a unos personajes que, al parecer, no tienen nada mejor que hacer que ocupar tan largo tiempo para llevar a cabo su autopresentaci¨®n. Una vez logrado esto, se sugieren dos posibles tramas -una enfermedad mortal tipo Ardystil y una confusa historia de amor oculto- que se desarrollan, si es que lo hacen, muy confusamente. Detr¨¢s de esa notable impericia dram¨¢tica hay el prop¨®sito de condenar las condiciones del trabajo asalariado bajo el capitalismo avanzado, lo que tal vez puede ser un tema excelente para una tesis doctoral pero que resulta m¨¢s problem¨¢tico convertir en un producto est¨¦tico, y todav¨ªa m¨¢s desde el apego al costumbrismo, al carecer siquiera por aproximaci¨®n de un conjunto de personajes bien definidos. En estas condiciones, creo que ning¨²n director puede sacar nada en limpio de un texto que todo lo f¨ªa a la palabra cuando ser¨ªa mejor que no dijese nada, pues todo aqu¨ª es redundante. Algo parecido ocurre con los int¨¦rpretes, que deambulan sin objetivo claro por el escenario en cuanto concluyen su intervenci¨®n hablada, lo que es m¨¢s notorio, porque es m¨¢s voluminoso, en el caso de un Alfred Pic¨® que, no teniendo nada sensato que hacer all¨ª, se limita a estar inc¨®modo. Por lo dem¨¢s, la obra, por aquello de sus autoatribuidos contenidos progresistas, se permite una broma sobre Canal 9, acaso fuera de lugar en un contexto tan pobre. Esa cadena no producir¨¢ nunca una obra tan revolucionaria como ¨¦sta, es cierto, pero hay que reconocer que fabrica algo mejor su propia basura. En resumen, un mediocre arranque de temporada en el reluciente Tal¨ªa, ante el que resulta sensato preguntarse no ya qu¨¦ va a hacer Teatres en apoyo de la escena sino qu¨¦ pueden hacer nuestros profesionales por el desarrollo est¨¦tico del teatro valenciano. Ah¨ª tienen el anhelado Tal¨ªa, nuevo como de trinqui. Se dir¨ªa imprescindible que no lo desaprovechen.
Souvenir Texto inspirado en una obra de Ximo Llorens
Int¨¦rpretes, Alfred Pic¨®, Rosanna Espin¨®s, Pepa Miralles, Gemma Miralles, Mar¨ªa Ll. P¨¦rez. Iluminaci¨®n, Miquel Llop. M¨²sica, ?ngel L. Ferrando. Vestuario y escenograf¨ªa, Alexandre Soler. Direcci¨®n, Juli Cant¨®, Joan M. Reig. Teatro Tal¨ªa. Valencia, 3 de octubre.
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