La hora feliz
Mantiene el temperamento nervioso de aquellos a quienes no les resulta indiferente su profesi¨®n. Y tambi¨¦n conserva las costumbres severas que le permitieron jugar 18 espl¨¦ndidas temporada en el Athletic. Ahora vive buenos tiempos, despu¨¦s de ¨¦pocas de frustraci¨®n e incertidumbre. A Txetxu Rojo (51 a?os), el f¨²tbol le result¨® m¨¢s sencillo como jugador que como t¨¦cnico. Padeci¨® las convulsiones del posclementismo en el Athletic, mereci¨® un considerable reconocimiento en aquel Celta que disput¨® la final de Copa en 1993 y luego se vio envuelto en peque?as cat¨¢strofes. Estuvo a punto de dirigir al Athletic y al Atl¨¦tico de Madrid, pero termin¨® en Osasuna, en un periodo turbulento, con el equipo en Segunda Divisi¨®n y con una grave fractura institucional.Se sent¨ªa insastisfecho como t¨¦cnico, abandonado por la suerte necesaria para prosperar en una profesi¨®n cada vez m¨¢s vol¨¢til. Pero las cosas cambiaron la ¨²ltima temporada. El Salamanca le llam¨® en un momento de emergencia y el equipo funcion¨®. 4-3 al Bar?a, 5-4 al Atl¨¦tico de Madrid, 6-0 al Valencia, 1-4 en el Camp Nou. El Salamanca se mantuvo en Primera y Rojo manej¨® el cr¨¦dito reci¨¦n adquirido. Le lleg¨® una oferta del Zaragoza y no dud¨®. Por fin ten¨ªa un horizonte, un equipo con futbolistas capaces, con alg¨²n talento relevante, con la posibilidad de disfrutar como lo hizo en su larga carrera como jugador del Athletic.
Era un zurdo exquisito que no dejaba indiferente a nadie. Jugaba con propiedad y calma, cada cosa a su tiempo, para desesperaci¨®n de los sectores m¨¢s tribales de San Mam¨¦s. A Rojo le importaba el f¨²tbol y no conced¨ªa. Ni en el juego ni en su relaci¨®n con la grada y los ¨¢rbitros. Siempre cuidadoso con su estado f¨ªsico, sus costumbres met¨®dicas chocaban con un car¨¢cter impulsivo en el campo. Tuvo algunos problemas con los ¨¢rbitros y con Guruceta especialmente. Recibi¨® las censuras de un sector de la hinchada que no entend¨ªa el estilo de un jugador refractario al f¨²tbol de choque y a la demagogia. Pero su talento era indiscutible. Rojo figura en la galer¨ªa de grandes jugadores del Athletic y pocos dudan de que alg¨²n d¨ªa volver¨¢ para dirigirlo.
Ocurrir¨¢ si el f¨²tbol tiene algo de l¨®gica, si no vuelven a producirse los extra?os desencuentros que han llevado a Rojo fuera del Athletic y le han conducido por un camino dif¨ªcil como entrenador. En el Zaragoza ha encontrado lo que deseaba: un club estable y jugadores solventes.
Lo dem¨¢s lo pone Rojo. Como dice un buen amigo suyo: "Ya sabes, sentido com¨²n y disciplina".
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