Francia debate hoy el reconocimiento de uniones homosexuales y parejas de hecho
La derecha intenta echar atr¨¢s el proyecto del Gobierno con casi 900 enmiendas
La Asamblea francesa abre hoy el debate sobre el Pacto Civil de Solidaridad (PACS) que otorga a todas las parejas no casadas derechos fiscales, sociales y laborales similares a los de los matrimonios y lleva consigo el reconocimiento administrativo expreso de las uniones homosexuales. La pasi¨®n, presente desde hace semanas en el seno de la sociedad francesa, est¨¢ largamente asegurada en este debate, al igual que la aprobaci¨®n gen¨¦rica al proyecto, sostenido por la totalidad de la mayor¨ªa parlamentaria de izquierdas. La oposici¨®n, que con el apoyo de las iglesias de las distintas confesiones religiosas ha presentado casi 900 enmiendas, se dispone a librar un dura batalla pol¨ªtica.
La pol¨¦mica reproduce con perfecta nitidez la divisi¨®n cl¨¢sica derecha-izquierda, a pesar de lo cual el proyecto de ley suscita reservas e inc¨®gnitas en todos los campos, adem¨¢s de aventar algunos de los viejos fantasmas sobre la homosexualidad. Mientras desde la derecha se afirma que el proyecto instaura el matrimonio homosexual, las organizaciones de gays y lesbianas reprochan precisamente al texto gubernamental el no haber satisfecho ese mismo objetivo y se lamentan de que no se les reconozca la posibilidad de la adopci¨®n.Numerosos pol¨ªticos y expertos de uno y otro campo ideol¨®gico temen que este nuevo pacto social socave los cimientos institucionales del matrimonio civil republicano, dada la mayar facilidad que ofrece para su constituci¨®n y disoluci¨®n.
La iniciativa del Gobierno de Lionel Jospin, una de las promesas electorales de la izquierda, responde al fen¨®meno del progresivo incremento del n¨²mero de parejas heterosexuales no casadas y a la pelea emprendida por los colectivos homosexuales a partir de los a?os del sida.
En tres decenios, el n¨²mero de parejas de hecho, lo que la Administraci¨®n francesa define como "r¨¦gimen de concubinato", ha pasado del 3% al 12%. Considerada en otra ¨¦poca como una situaci¨®n eventual previa al matrimonio, la uni¨®n libre ha terminado por cristalizar en una opci¨®n propia adoptada por 4,4 millones de ciudadanos de muy distintas edades. Seg¨²n el Instituto de Estad¨ªstica franc¨¦s, el 39% de los nacimientos se produce actualmente fuera del matrimonio.
El PACS ofrece un estatuto jur¨ªdico, fiscal y social similar al que disfrutan los matrimonios, aunque pospone el disfrute de esas ventajas a partir del segundo o tercer a?o, seg¨²n los casos, de convivencia demostrada. Las parejas de hecho heterosexuales u homosexuales podr¨¢n presentar una declaraci¨®n conjunta de la renta, beneficiarse del derecho de sucesi¨®n con una reducci¨®n del impuesto sobre la herencia y ser reconocidos en el ¨¢mbito laboral a efectos de vacaciones o cambios de destino.
La cobertura social de uno de los miembros de la pareja cubrir¨¢ autom¨¢ticamente a la otra parte y generar¨¢ derechos traspasables, todav¨ªa no determinados, a efectos de pensiones. El fallecimiento de una de las partes o la separaci¨®n, no elimina el derecho a conservar la vivienda de alquiler en las condiciones estipuladas.
Las uniones libres no tendr¨¢n que firmar el PACS en los ayuntamientos, como ocurre con los matrimonios, sino en las prefecturas de polic¨ªa. Una simple declaraci¨®n unilateral de ruptura presentada formalmente en esos centros bastar¨¢ para dar por roto el pacto.
El ciudadano extranjero unido a un s¨²bdito franc¨¦s tendr¨¢ derecho a un permiso de residencia a partir del primer a?o de convivencia, y pasados cinco a?os podr¨¢ obtener la nacionalizaci¨®n.
La futura ley no prev¨¦ la posibilidad de que los homosexuales puedan aspirar a adoptar un ni?o, tema espinoso que ha dado lugar a encendidos debates con representantes de la comunidad gay y lesbiana.
Los socialistas se encuentran divididos sobre la propuesta, planteada inicialmente por diputados de la derecha, de que los hermanos y hermanas puedan tambi¨¦n acogerse a los PACS.
Con excepci¨®n del Gran Rabino de Par¨ªs, David Messas, partidario de no presionar a un Gobierno democr¨¢ticamente elegido, los representantes del resto de las confesiones religiosas han asumido en bloque la denuncia del proyecto que, a su juicio, amenaza la instituci¨®n familiar.
Desde el presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Louis-Marie Bill¨¦, al rector de la Mezquita de Par¨ªs, Dalil Boubakeur, pasando por el presidente de la Federaci¨®n Protestante de Francia, Jean Tartier, todos ellos critican el hecho de que el Gobierno no les haya consultado cuando s¨ª lo ha hecho con las asociaciones homosexuales.
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