El Insalud ficha a cada paciente para controlar los f¨¢rmacos que se consumen
Muchos m¨¦dicos rechazan el sistema porque temen por la intimidad de los enfermos
Los espa?oles no s¨®lo est¨¢n fichados por la polic¨ªa, el Ayuntamiento, Hacienda, las compa?¨ªas de tel¨¦fonos, sus bancos... Ahora el Estado conocer¨¢ tambi¨¦n qu¨¦ medicamentos consume cada uno gracias a la informatizaci¨®n de las recetas. Incluso piensa advertir a los hiperconsumidores. Es una iniciativa del Insalud en las 10 comunidades que administra y de la que no existe precedente en ning¨²n pa¨ªs occidental. El instrumento es un terminal denominado TAIR que lee la tarjeta sanitaria individual. Muchos m¨¦dicos se han rebelado por entender que viola la intimidad de sus pacientes.
En un mes, el Insalud estar¨¢ en condiciones de tener una radiograf¨ªa farmacol¨®gica de cada ciudadano. Sabr¨¢ si toma ansiol¨ªticos, antihipertensores, calmantes o anticancerosos y cu¨¢ntos. El objetivo inmediato confesado es controlar el consumo y el posible fraude. "Se supone que la Administraci¨®n como organismo dispensador de f¨¢rmacos tiene que saber qu¨¦ pacientes son hiperconsumidores y qu¨¦ m¨¦dicos son hiperprescriptores", argumenta el subdirector general de Inform¨¢tica del Insalud, Mauricio Fern¨¢ndez. La idea es explotar los datos de la tarjeta sanitaria individual "igual que Hacienda utiliza sus datos", agrega.El propio presidente del organismo, Alberto N¨²?ez Feijoo, ha confirmado a este peri¨®dico que se plantea enviar informaci¨®n sobre su propio consumo a aquellos pacientes hiperconsumidores "si la inspecci¨®n farmac¨¦utica lo considera oportuno".
A nadie se le escapa, y menos a los cr¨ªticos con esta medida, que a trav¨¦s del f¨¢rmaco se deduce facilmente qu¨¦ problemas de salud padece cada ciudadano: aparte de los muy consumidos medicamentos para s¨ªntomas menores o para el colesterol y la hipertensi¨®n, est¨¢n las insulinas que delatan al diab¨¦tico, los opi¨¢ceos que nos hablan de un enfermo terminal, los medicamentos espec¨ªficos para algunos c¨¢nceres, los que curan la tuberculosis, los que deben tomar de por vida los trasplantados de ¨®rganos, los indicados para las infecciones asociadas al sida y para las enfermedades mentales...
Quienes se oponen frontalmente a esta iniciativa, por otro lado pionera en nuestro entorno, consideran que es una intromisi¨®n injustificada en la intimidad de las personas. "Es una invasi¨®n intolerable", dice Jos¨¦ Manuel Freire, coordinador de Sanidad del PSOE, "que adem¨¢s no se justifica como medida de control del gasto puesto que quien prescribe es el m¨¦dico, no el paciente". Los m¨¦dicos de familia a¨²n no disponen de un ordenador personal en la consulta con el que procesar su trabajo diario. Mientras se instalan, el Insalud ha invertido 3.200 millones de pesetas en unos terminales electr¨®nicos, el TAIR, que transforman en una etiqueta informatizable los datos que antes el facultativo escrib¨ªa a mano en cada receta, cada volante para el especialista o cada petici¨®n de prueba diagn¨®stica.
Es verdad, como insisten sus promotores, que la etiqueta no recoge mucho m¨¢s de lo que ya se consignaba de forma manual (el nombre del destinatario de la receta va ahora seguido de un c¨®digo de barras que acumula una clave de identificaci¨®n del usuario o su n¨²mero de la Seguridad Social, y del m¨¦dico). Pero tambi¨¦n es verdad, como advierte Juan Gervas, m¨¦dico general y asesor de varios proyectos de la UE sobre telemedicina, que "aquellos datos eran inmanejables y ahora en lectura electr¨®nica cambian en calidad".
El Insalud ya ha sacado a concurso un lector ¨®ptico para interpretar estos datos de la etiqueta y cruzarlos con los del c¨®digo de barras del medicamento que el farmac¨¦utico pega en la parte superior de la receta. As¨ª se controlar¨¢ de forma r¨¢pida qu¨¦ medicina consume cada uno y qu¨¦ m¨¦dico la prescribe. Estos datos se pueden cruzar a su vez con otros personales de edad, sexo o poblaci¨®n con objeto, entre otras posibilidades, de hacer estudios epidemiol¨®gicos de consumos. En un principio ser¨¢ el Insalud quien grabe la informaci¨®n. Pero se estudia que corra a cargo de los colegios farmac¨¦uticos, encargados hasta ahora de la facturaci¨®n de las recetas a la Seguridad Social, cuando se firme el pr¨®ximo concierto, seg¨²n Mauricio Fern¨¢ndez. La Agencia de Protecci¨®n de Datos ya se interes¨® en su d¨ªa por esta iniciativa. Su director, Juan Manuel Fern¨¢ndez L¨®pez, exige garant¨ªas de confidencialidad y se mantiene a la expectativa "sobre la finalidad con la que se recogen estos datos. Ser¨ªa l¨ªcito", entiende, "si se hiciera por una previsi¨®n del gasto sanitario con una utilidad p¨²blica".
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