Portugal intenta recuperar el tiempo perdido en sus ex colonias africanas
En un nuevo paso por recobrar la influencia pol¨ªtica y econ¨®mica en el ?frica lus¨®fona, el primer ministro portugu¨¦s, Antonio Guterres, visit¨® la semana pasada Mozambique con el objetivo de recuperar el tiempo perdido en su ex colonia, casi abandonada desde su independencia, en 1975, y aprovechar el potencial de este pa¨ªs, un ejemplo de estabilidad pol¨ªtica y recuperaci¨®n econ¨®mica en el continente tras el acuerdo de paz de 1992.
El l¨ªder socialista quiere impulsar el comercio y los intereses econ¨®micos en las antiguas colonias m¨¢s pr¨®speras (Angola y Mozambique) y prepara la primera cumbre Europa-?frica que Portugal celebrar¨¢ durante su presidencia de la UE en el primer semestre del a?o 2000.La apuesta del l¨ªder socialista en el ?frica lus¨®fona es inequ¨ªvoca y firme. El a?o pasado visit¨® Angola y asegur¨® que pretend¨ªa "abrir" una nueva etapa en las relaciones de Portugal con sus antiguas colonias que, a su juicio, marcar¨ªa "un punto de inflexi¨®n hist¨®rico" en el futuro mercado luso. Un a?o despu¨¦s, Guterres insiste en que esta ¨¢rea constituye su "m¨¢xima prioridad en pol¨ªtica externa", como se ha demostrado desde la creaci¨®n en 1996 de la Comunidad de Pa¨ªses de Lengua Portuguesa (CPLP), a iniciativa de Lisboa.
El a?o pasado, las delegaciones de Portugal y Angola suscribieron m¨¢s de 20 convenios econ¨®micos y comerciales, entre los que destacaba un principio de acuerdo para renegociar la deuda angole?a con Lisboa, cifrada en 1,7 billones de d¨®lares. A pesar de las graves dificultades que atraviesa el proceso de paz en Angola, este pa¨ªs es una inmensa fuente de recursos naturales que produce 700.000 barriles diarios de petr¨®leo (llegar¨¢ al mill¨®n en el a?o 2000) y obtiene dos millones de d¨®lares al d¨ªa s¨®lo con la venta de diamantes.
Por su parte, Mozambique, miembro de la Commonwealth desde 1995, se ha revelado en ?frica como un notable exponente de consolidaci¨®n democr¨¢tica y recuperaci¨®n econ¨®mica, reconocido por toda la comunidad internacional. A pesar del dur¨ªsimo reajuste econ¨®mico que ha sufrido y de sus alarmantes cifras de pobreza, su evoluci¨®n ha sido realmente sorprendente. En 1995, el Banco Mundial lo situaba como uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Sin embargo, dos a?os despu¨¦s ha logrado reducir su inflaci¨®n del 54,1% en 1995 al 5,6% en 1997. El producto interior bruto (PIB) creci¨® un 14% en 1997 y en este a?o las perspectivas son muy favorables: la agricultura est¨¢ creciendo en torno al 5% , la pesca m¨¢s del 8% y el PIB est¨¢ previsto que alcance un aumento del 8,5%.
Aprovechando estas expectativas, el primer ministro portugu¨¦s ha encabezado en Maputo una amplia delegaci¨®n compuesta por cinco ministros, cuatro secretarios de Estado y 50 empresarios de alto nivel. Guterres ha establecido un acuerdo de cooperaci¨®n para invertir en Mozambique m¨¢s de 15.000 millones de pesetas en los pr¨®ximos tres a?os, cuyas prioridades ser¨¢n fijadas por el Gobierno de Maputo. Asimismo, el ministro de Econom¨ªa, Joaquim Pina Moura, ha suscrito dos convenios para desarrollar en la distribuci¨®n de gas y la industria farmac¨¦utica, y pretende impulsar el turismo, una inmensa fuente de riqueza a¨²n por explotar en un pa¨ªs con m¨¢s de 2.000 kil¨®metros de playas paradisiacas, que ya son uno de los destinos elegidos por los turistas de las vecinas Zimbabue y Sur¨¢frica.
Regreso pol¨¦mico
No obstante, el regreso de los portugueses a Mozambique est¨¢ provocando algunos problemas en la antigua colonia lusa. Mientras la prensa portuguesa crea sue?os de para¨ªsos y suculentos negocios, la mozambique?a se plantea la actitud de los retornados, "esta nueva colonizaci¨®n cargada de algunos s¨ªntomas de racismo y xenofobia". Refinaldo Chilengue, director del Correio Semanal y editor del Correio da Manh¨¢ Fax, el m¨¢s cr¨ªtico de los periodistas, sostiene que "el portugu¨¦s finge que no es racista, pero lo es". Carlos Cardoso, editor de Metical, explica que, "para muchos mozambique?os, la vuelta de los portugueses constituye el retorno al colonialismo, puesto que llegan en busca del pasado perdido". Fernando Veloso, editor de Mediafax, por su parte, afirma con rotundidad: "La gente no quiere saber nada de razas ni de nacionalidades. Lo que quieren es un cierto bienestar y saben que s¨®lo es posible si la paz y la democracia se mantienen. Est¨¢n hartos de discursos pol¨ªticos baratos".
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