Barcelona, beligerante contra el racismoXAVIER RIUS-SANT
El pr¨®ximo viernes d¨ªa 16, mientras se celebra en Barcelona el foro Las ciudades europeas contra la discriminaci¨®n en el marco del 50? aniversario de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, se llevar¨¢ a cabo el juicio contra Pedro Varela, propietario de la librer¨ªa nazi Europa, del barrio de Gr¨¤cia, acusado de los delitos de apolog¨ªa y negaci¨®n del genocidio e incitaci¨®n a la discriminaci¨®n y el odio racial, tipificados en los art¨ªculos 607 y 510 del nuevo C¨®digo Penal, que prev¨¦n respectivamente penas de hasta dos y tres a?os de prisi¨®n. El proceso, nacido tras las m¨²ltiples denuncias de organizaciones vecinales, pol¨ªticas, antirracistas y la misma comunidad jud¨ªa de Catalu?a, se inici¨® en diciembre de 1996 cuando los Mossos d"Esquadra, siguiendo instrucciones de la fiscal¨ªa y tras unos meses de discreta investigaci¨®n, detuvieron a Pedro Varela y se incautaron de 20.000 vol¨²menes de unos 300 t¨ªtulos y numerosos v¨ªdeos en los que se hac¨ªa una defensa exacerbada de Hitler y se insultaba e incitaba a la aniquilaci¨®n de grupos sociales, ¨¦tnicos y religiosos. M¨¢s all¨¢ de los hechos demostrados por s¨ª solos en el contenido de los libros, panfletos y v¨ªdeos encontrados, lo m¨¢s grave de dicha librer¨ªa, nacida del grupo fascista Cedade -que se disolvi¨® hace cinco a?os-, es que era un centro de difusi¨®n de publicaciones nazis para toda Europa, una pieza m¨¢s de un silencioso entramado fascista que hac¨ªa de Espa?a un lugar seguro no s¨®lo para el refugio de nazis, sino para el encuentro de grupos de toda Europa, que encontraban en Espa?a mayor permisividad. El proceso a Pedro Varela, en el que SOS Racisme y la comunidad jud¨ªa ejercen la acusaci¨®n particular con el apoyo de la Plataforma C¨ªvica contra la Difusi¨®n del Odio, ha generado opiniones cr¨ªticas desde algunos sectores jur¨ªdicos e incluso de prestigiosos historiadores, como Xavier Casals, aduciendo que lo ¨²nico que se conseguir¨¢ es, en el caso de que Varela sea condenado, convertirlo en un m¨¢rtir. Adem¨¢s, coincidiendo aqu¨ª algunos juristas claramente dem¨®cratas con los argumentos de la defensa, manifiestan la complejidad de juzgar unas opiniones, por nefastas que sean, habida cuenta del derecho constitucional a la libertad ideol¨®gica y de opini¨®n. Se viene a decir: ?hay que encarcelar a Varela por creer que el genocidio nazi fue todo un montaje de Estados Unidos para, desde la compasi¨®n, dar el espaldarazo a la creaci¨®n de Israel? ?Se puede encarcelar a alguien por afirmar que en las c¨¢maras de gas s¨®lo se desinfectaba a jud¨ªos y gitanos, que si murieron desnutridos fue por la falta de v¨ªveres del ¨²ltimo a?o de la guerra debido al acoso aliado? ?Debemos permitir que se publique que hay que limpiar Europa de negros y homosexuales? ?Se deber¨ªa tolerar, de acuerdo con este punto de vista no prohibitivo, que se publicaran libros en los que, por poner un ejemplo, tergiversando expedientes policiales y con testimonios falsos, se llegara a la tesis de que los malos tratos y asesinatos de mujeres que salen a la luz en Espa?a son s¨®lo un montaje de grupos de mujeres para conseguir m¨¢s dinero en sus divorcios, que son ellas quienes se autolesionan y que sobornan a forenses para hacer pasar como asesinatos simples accidentes dom¨¦sticos, aun a costa de encarcelar a inocentes viudos? Evidentemente, el proceso a la librer¨ªa Europa no impide que esta propaganda circule por otros canales y que la librer¨ªa contin¨²e abierta ahora como un simple establecimiento en el que se pueden adquirir textos de todos los colores, desde Hitler hasta Marx. No es ning¨²n secreto que, dos a?os despu¨¦s de la intervenci¨®n policial, mucha de esta propaganda nazi se ha desviado hacia Internet, otras editoriales, proyectos culturales o universitarios como Exp¨¦rides y Barbarroja o hacia revistas aparentemente de temas esot¨¦ricos, que, evocando tiempos pasados buc¨®licos y ecol¨®gicos, siempre mejores, entroncan con extraterrestres que rescataran a los fuertes o ese prometido y esperado superhombre de Nietzsche. Afortunadamente, ni la disuelta Cedade de Varela, ni los grupos de skins, ni los nost¨¢lgicos del franquismo han conseguido, con o sin la librer¨ªa Europa, articular en Catalu?a un movimiento cohesionado, pues los puntos de uni¨®n de ese archipi¨¦lago de siglas no va m¨¢s all¨¢ de manifestarse 700 personas en Sants cada 12 de octubre, como ocurri¨® el pasado lunes, y aplaudir a Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas al grito de "Viva Espa?a" y "Abajo el Enano y la ikurri?a". Pero la librer¨ªa era un peligro como red, como trama, como punto de encuentro de skins que luego dan le?a como Boixos nois o Brigadas Blanquiazules, que compran revistas que incitan a echar a los inmigrantes africanos y unos j¨®venes de Sant Feliu de Codines lo aplican disciplinadamente. Si en Francia se conden¨® hace un a?o al ex comunista Roger Garaudy por negar el genocidio nazi, ahora el Parlamento Europeo ha retirado la inmunidad a Jean Marie le Pen al ser reclamado por los tribunales alemanes por negar tambi¨¦n el Holocausto. En Barcelona, esta semana, en el juicio y en el foro de ciudades, se hablar¨¢ de la universalidad de los derechos humanos, de la no discriminaci¨®n y de la importancia de conocer la verdad. Mientras en la sala de vistas se interrogar¨¢ a Varela, en la reuni¨®n de ciudades se homenajear¨¢ a alguien que encarna en Europa la ant¨ªtesis de los genocidas: al ex general Jovan Divijak, que, siendo serbio, se qued¨® en Sarajevo con sus amigos musulmanes y croatas, y miles de serbios fieles a Bosnia, dirigiendo la defensa de la ciudad durante los tres a?os y medio de cerco en lo que ha sido el mayor genocidio de finales de siglo. M¨¢s all¨¢ de la sentencia que se imponga a Varela, lo importante es que esa Barcelona que aspira a ser multicultural y puente del Mediterr¨¢neo demuestre desde sus asociaciones y sus instituciones que es beligerante contra el odio y la negaci¨®n de la historia.
Xavier Rius-Sant es periodista especializado en tem¨¢ticas de derechos humanos, seguridad y defensa.
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