Espa?a reacciona al tratamiento de choque
La selecci¨®n de Camacho consigui¨® remontar el gol inicial marcado por Israel
Camacho podr¨¢ disfrutar de su cargo los pr¨®ximos cinco meses. Convivir con una derrota en Tel Aviv habr¨ªa resultado duro para como corren los tiempos en el f¨²tbol espa?ol. Espa?a restablece posiciones en su objetivo por alcanzar la fase final de la Eurocopa, pero, lo que debe ser m¨¢s importante, dio la impresi¨®n de haber recuperado la autoestima. Y no fue f¨¢cil, porque durante casi una hora anduvo en la perplejidad. La selecci¨®n despej¨® algunas dudas (todav¨ªa persisten muchas cara al futuro) porque supo reaccionar al tratamiento de choque. Sucedi¨® ante Rusia cuando se qued¨® con diez. Sucedi¨® ayer ante Israel cuando recibi¨® un gol en contra. Al menos, es un s¨ªntoma de que tiene algo dentro, de que puede sobrevivir si recupera primero el car¨¢cter y luego el juego, que qued¨® para otra ocasi¨®n. Su indolencia incial fue s¨ªntoma tambi¨¦n de que hab¨ªa cicatrices abiertas, experiencias traum¨¢ticas que no se hab¨ªan superado del todo tras el fracaso en el Mundial y la crisis heredada por la marcha de Clemente. Camacho dispone ahora de tiempo para que ciertas cosas pasen al olvido. La selecci¨®n debe enterrar a sus muertos.Estaba en juego un asunto jer¨¢rquico. Los espa?oles no sab¨ªan a ciencia cierta qu¨¦ lugar ocupan en el mundo e Israel no disimulaba su autoestima. Cre¨ªa llegado el d¨ªa de subir un grado en el escalaf¨®n. Era el partido perfecto ante una vieja potencia que viajaba a Tel Aviv con problemas en su l¨ªnea de flotaci¨®n, obligada a hacer debutar precipitadamente a un joven t¨¦cnico, necesitada de improvisar un nuevo sistema y sin haber podido resolver unas cuantas dudas desde el pasado Mundial. ?Somos, se preguntaban los espa?oles, lo que realmente dec¨ªan que somos? Espa?a ofrec¨ªa s¨ªntomas de flaqueza. Parec¨ªa la v¨ªctima id¨®nea para entrar en crisis al primer zarpazo. Israel se hab¨ªa cambiado de traje para la ocasi¨®n y adoptaba un tono desafiante en su discurso. "Somos lo suficientemente buenos para ganar este partido", advert¨ªa Berkovich. No hab¨ªa doble lenguaje: el t¨¦cnico Scharf reconoc¨ªa que no le preocupaba la motivaci¨®n de sus jugadores y se desenvolv¨ªa con una desconocida soberbia. Dec¨ªa saber c¨®mo jugaba Espa?a, al tiempo que aseguraba que el equipo de Camacho ten¨ªa un corte m¨¢s defensivo que el de Clemente. A decir verdad, Scharf sab¨ªa m¨¢s que nosotros mismos.
ISRAEL 1 ESPA?A 2
Israel: Cohen; Harazi, Ben Sim¨®n, Benado; Hazan (Banim, m.75), Baddeer, Telesnikov (Mizrahi, m.59), Ghraib, Nimny; Revivo y Berkovic.Espa?a: Ca?izares; Michel Salgado, Hierro, Alkorta, Aranzabal; Luis Enrique, Engonga, Alkiza, De Pedro (Etxeberria, m72); Kiko (Urzaiz, m.88) y Ra¨²l (Marcos Vales, m.90). Goles: 1-0. M.63. Jugada de Revivo por la izquierda, que cambia al lado contrario hacia Hazan, y ¨¦ste, desde dentro del ¨¢rea, engatilla un disparo que entra a la derecha de Ca?izares. 1-1. M.65. Hierro, de falta directa desde unos 30 metros. 1-2. M.77. Pase de Kiko a Luis Enrique, ¨¦ste centra desde la izquierda de rosca y Etxeberria remata de cabeza a la red. ?rbitro: David Elleray (Inglaterra). Amonest¨® a Michel Salgado, Hierro, De Pedro, Hazan, Mizrahi y Kiko. Unos 40.000 espectadores en el estadio Ramat-Gan de Tel Aviv.
El reto exig¨ªa de Espa?a un acto de autoridad, m¨¢s que cualquier otra cosa. No es seguro que fuera el momento ni el lugar para debatir conceptos. Era una cuesti¨®n de principios. O ganas o te ganan. O das un golpe en la mesa o tienes que soportar una discusi¨®n cuyo final desconoces.
Los malos presagios aparecieron en el campo en la primera parte. Efectivamente, Israel sab¨ªa d¨®nde estaba y lo que quer¨ªa. Se mov¨ªa seg¨²n sus capacidades, con m¨¢s desenvoltura de medio campo hacia arriba, aprovechando la libertad de movimientos de Revivo y Berkovich. Espa?a no hac¨ªa m¨¢s que preguntarse qu¨¦ es lo que ten¨ªa que hacer. Era una selecci¨®n perpleja, un tanto afectada, que se mov¨ªa lenta e imprecisa. En 20 minutos hab¨ªa sumado tres tarjetas amarillas y experimentado alg¨²n riesgo cuando Revivo lleg¨® a plantarse ante Ca?izares para que Alkorta sacara un bal¨®n de la raya. Faltaba qu¨ªmica, faltaba decisi¨®n y sobraba el silencio de muchos jugadores. Ni un gesto de rabia, ninguna conexi¨®n entre l¨ªneas, seg¨²n Engonga desaparec¨ªa y Alkiza ten¨ªa problemas para situarse. Durante 45 minutos, Espa?a se movi¨® sumida en la tristeza.
En la reanudaci¨®n se apreci¨® que Espa?a quer¨ªa despertar. No hubo cambios posicionales que lo expliquen sino una mejor actitud general. El equipo entr¨® en actividad, los laterales comenzaron a correr las bandas, Alkiza recuper¨® el nervio, Hierro se aprest¨® a intervenir y Kiko empez¨® a vivir en estado. La recuperaci¨®n era tibia, pero insuficiente. Israel estaba en su sitio. Es m¨¢s, hab¨ªa dado un golpe de efecto haciendo entrar a su delantero centro habitual (Mizrahi) como queriendo avisar que se dispon¨ªa a debatir asuntos mayores. Poco despu¨¦s, llegaba el gol en una perfecta acci¨®n de contraataque. El partido de Israel era irreprochable hasta ese momento. Hab¨ªa pasado una hora de partido.
Lo que pas¨® despu¨¦s tuvo mucho que ver con la fortuna y con el estilo ciclot¨ªmico de esta selecci¨®n, que s¨®lo parece reaccionar a los tratamientos de choque. Hierro establec¨ªa el empate un minuto despu¨¦s en un libre directo. Fue una acci¨®n imprevista, pero decisiva. A partir de ese momento, el partido le perteneci¨® a Espa?a. La abulia se transform¨® en decisi¨®n, las lineas entraron en contacto, los jugadores aparecieron reconocibles, las oportunidades comenzaron a salpicar el ¨¢rea israel¨ª y el gol lleg¨® por imperio de la raz¨®n. El golpe de autoridad tard¨® en llegar, pero Israel termin¨® aceptando que no era el d¨ªa se?alado. Y Espa?a, en un ejercicio casi freudiano, dio la impresi¨®n de haber recuperado su autoestima. Camacho tendr¨¢ tiempo ahora para recordarles que se queda con la ¨²ltima media hora de cada partido. Tendr¨¢ tiempo, el tiempo que todo lo cura, el tiempo necesario para que esta selecci¨®n olvide. Para que olvide y entierre a sus muertos.
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