Un penalti salva al Atl¨¦tico
Tres expulsados, lluvia de amonestados, mal arbitraje y poco f¨²tbol en la cita ante el Tenerife
Un simple penalti innecesario le salv¨® la tarde al Atl¨¦tico. Una tarde, por otra parte, para olvidar, infectada de t¨¢ctica y hu¨¦rfana de f¨²tbol. Desde el orden y la organizaci¨®n, nada que reprochar. Por ah¨ª, Atl¨¦tico y Tenerife estuvieron casi impecables. Pero eso es muy poco, o demasiado significativo: cuando los dos contendientes rozan la perfecci¨®n en esa materia, que siempre tiene como objetivo facetas defensivas del juego, los partidos se vuelven insoportables. La cita dej¨® poco que rescatar, pero arm¨® much¨® ruido: tres expulsados, un batall¨®n de amonestados y un p¨²blico sonoramente hasta las narices. Y del jaleo el principal responsable fue el ¨¢rbitro. El partido en s¨ª fue un horror. Sobre todo, su primer tiempo. En esa fase, el Atl¨¦tico jug¨® muy juntito, al gusto de Sacchi. Y presion¨® con decisi¨®n y sincron¨ªa. Se movi¨® como un solo cuerpo de norte a sur y de este a oeste para el deleite de su preparador. Y dio muestras evidentes de estar muy concentrado. Hasta provoc¨® tres o cuatro fueras de juego, esa asignatura que tanto se le atragantaba. Dio, en definitiva, una lecci¨®n de profesionalidad y t¨¢ctica. Y qu¨¦ no decir del Tenerife: siempre ordenado, efectivo en el achique y la anticipaci¨®n, solidario en las ayudas y hasta suelto a la hora de la elaboraci¨®n en tierra de nadie, en los pases horizontales o hacia atr¨¢s. Otro manjar de pizarra, en suma. Pero de f¨²tbol, o de lo que antes se llamaba as¨ª, nada de nada.
No hubo noticias de Kiko en esa insoportable primera parte. Y de Valer¨®n, s¨®lo dos; eso s¨ª, sublimes: un doble regate culminado con un centro preciso y un pase profundo entre la telara?a defensiva. Jos¨¦ Mari no supo culminar ninguna de las dos acciones. Al jerezano, los centrales del Tenerife no le dejaron recibir nunca y el canario se gust¨® poco y particip¨® menos.
En la segunda parte, Sacchi regal¨® al Atl¨¦tico la aparici¨®n de Jugovic y Juninho. Y el partido se arregl¨®. Porque el yugoslavo supo competir por el gobierno de la zona ancha con Emerson, jefe absoluto hasta entonces; porque el brasile?o lo intent¨® a su el¨¦ctrica manera y meti¨® chispa bendita a la cita, y porque el ritmo de juego se dispar¨®. Sali¨® beneficiado el Atl¨¦tico con el cambio: empuj¨® al Tenerife hacia su territorio y le empez¨® a meter en problemas. El p¨²blico, que hab¨ªa dedicado una pitada a sus jugadores cuando se alcanz¨® el descanso, celebr¨® la cuesti¨®n con exagerado entusiasmo, pero tampoco est¨¢n los tiempos para volverse demasiado exigente con los gustos. A estas alturas, cualquier cosita es un tesoro. Y Juninho, que salt¨® con un plus de motivaci¨®n por su suplencia, lo fue.
Pero el gol que rompi¨® el partido lleg¨®, en cualquier caso, de mala manera: un globo de todo a cien sin demasiadas pretensiones que fue a caer sobre Kiko, quien, eso s¨ª, puede volver valiosa cualquier vulgaridad. Como los del Tenerife eran conscientes de ello fueron a por el jerezano con todo para evitar que controlara y lo mandaron al suelo: penalti, muy protestado por el bando visitante, y gol de Juninho.
Lo que sucedi¨® despu¨¦s corre por cuenta exclusiva del ¨¢rbitro, que ya hab¨ªa insinuado antes su pericia y rapidez en el arte de desenfundar sus tarjetas. Expuls¨® a Andr¨¦ Luiz por doble amonestaci¨®n y ya cogi¨® carrerilla: mand¨® a la ducha a Emerson, que le debi¨® de decir algo gordo por su decisi¨®n anterior, y a la jugada siguiente, tal vez pensando que hab¨ªa sido un castigo excesivo para el Tenerife, ech¨® a Juninho por una patadita de nada.Y claro, el p¨²blico, que a¨²n estaba de perros por la tarde de f¨²tbol que le estaban dando, le llam¨® de todo. Justo cuando hab¨ªa aparecido un tipo con ganas de arrancar aplausos, un futbolista firmemente decidido a mandar a la basura semejante sesi¨®n de tacticismo, va Iturralde y lo expulsa. Y para colmo, por nada.
T¨¢ctica por los cuatro costados, s¨®lo media docena de cositas que ver y un colegiado con ganas de armar ruido. As¨ª es como est¨¢n dejando el f¨²tbol, o lo que antes se llamaba as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.