El supermercado europeo
Espa?a es el pa¨ªs donde con mayor facilidad se pueden conseguir productos prohibidos
Circulaban por los ambientes deportivos mitos y leyendas m¨¢s pr¨®ximos al argumento de una novela negra que a la realidad ahora revelada. Ser¨ªa para darse aires de importancia, para envolver en el misterio una actividad cotidiana o, m¨¢s probablemente, para desviar la atenci¨®n de los productos m¨¢s peligrosos, m¨¢s impenetrables, m¨¢s desconocidos. Ser¨ªa por lo que fuera, pero, por ejemplo, en el ¨²ltimo Tour, quien hablara, en susurros y a altas horas de la madrugada, con un entendido en el mercado de productos dopantes acababa mareado. Sal¨ªan a relucir contactos entre masajistas belgas, italianos o espa?oles que a la luz de la luna o bajo la barra de un bar se pasaban a altas horas de la madrugada cajas con anfetaminas o anabolizantes o lo que fuera. Sal¨ªan tambi¨¦n a la luz viajes de un fin de semana a Andorra, dec¨ªan que el para¨ªso, lugar en el que cualquiera pod¨ªa falsificar una receta y hacerse con las cajas que quisiera de EPO o de hormona del crecimiento o de lo que fuera. Otros hablaban de compras por Internet a misteriosas direcciones en Australia o Estados Unidos, donde uno se hac¨ªa no s¨®lo con los socorridos anabolizantes sino con sustancias ignotas y con nombres de prototipo, como PFC, la sangre artificial, o GBH, o IGF1 o Interleukine 3.
O tambi¨¦n se pod¨ªan, se puede a¨²n, leer historias noveladas, noticias de polic¨ªas y ladrones. C¨®mo la polic¨ªa italiana desbarat¨® una red de tr¨¢fico de sustancias dopantes que nac¨ªa en los gimnasios de fisioculturismo y se extend¨ªa por todos los deportes: patadas a las cinco de la ma?ana en habitaciones de pac¨ªficos directores, huidas con neveras cargadas de EPO y camuflaje en coches an¨®nimos de sustancias prohibidas. Y c¨®mo empez¨® todo en el Tour: un masajista de un equipo cruzando una frontera por un paso de contrabandistas a las cinco de la ma?ana con un coche cargado de EPO y otros productos peligrosos. Y luego jueces y polic¨ªas persiguiendo a un pelot¨®n, registrando coches y camiones, deteniendo sospechosos.
Hasta se lleg¨® a hablar, y escribir, de deportistas que fing¨ªan alguna enfermedad para ingresar alguna noche en un hospital y dedicarse a saquear la farmacia para hacerse con unas buenas cajas de EPO y de hormona del crecimiento.
O las historias que se oyen de m¨¦dicos deportivos que se han montado el negocio vendiendo dopaje a deportistas aficionados.
?Quien no lleg¨® a pensar este verano que hacerse con una caja de EPO no era m¨¢s dif¨ªcil y peligroso, y hasta caro, que dar con una buena dosis de hero¨ªna?
?Para qu¨¦ todo eso, con lo f¨¢cil que es llegar a una farmacia espa?ola y cargar con lo que haga falta para una temporada sin tener que dar explicaciones a nadie?
Con este dato en la cabeza, y con la prueba correspondiente, la respuesta de los confidentes var¨ªa. "Ah, s¨ª, en Espa?a es m¨¢s f¨¢cil que en ninguna parte", explica una persona que conoce a proveedores habituales en el mundillo ciclista. "Pero aqu¨ª, en Espa?a, nosotros, los espa?oles, no solemos comprar a lo grande, porque nos conocen y si alguien se pusiese a investigar ser¨ªa muy f¨¢cil dar con nuestra pista, preferimos surtirnos en Andorra o Italia y Grecia". As¨ª que son franceses, belgas y holandeses quienes se aprovisionan en las farmacias espa?olas de productos que en sus pa¨ªses resulta imposible conseguir sin controles sever¨ªsimos y que, adem¨¢s, salen mucho m¨¢s baratos, porque, no se olvide, Espa?a es el pa¨ªs europeo en que m¨¢s bajos son los precios de los medicamentos. M¨¢s que un supermercado es casi un h¨ªper.
As¨ª, m¨¢s de uno recuerda que el cami¨®n del equipo ciclista holand¨¦s TVM en el que fueron encontradas m¨¢s de 100 dosis de EPO la pasada primavera en una autopista francesa cerca de Reims (el m¨¦dico del equipo sigue en prisi¨®n) regresaba a Holanda despu¨¦s de haber estado disputando el equipo carreras en Espa?a.
La facilidad con que es posible aprovisonarse en Espa?a de sustancias prohibidas tambi¨¦n obligar¨¢ a cambiar la percepci¨®n que se tiene del dopaje como una actividad necesariamente organizada en un equipo y bajo el control de un m¨¦dico o masajistas. Cualquier deportista puede bajar a la farmacia de la esquina y comprase una caja de lo que le apetezca. No se necesita un m¨¦dico para ponerse todos los d¨ªas una dosis de EPO con una inyecci¨®n subcut¨¢nea. S¨®lo hace falta el dinero para comprarla y la voluntad de doparse.
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