Los efectos adversos

En los deportistas se producen dos tipos de reacciones ante la EPO. Los hay que recuerdan, sobre todo, su leyenda negra, las decenas de muertes de deportistas j¨®venes asociadas a la sobredosis de un producto que, no controlado, puede producir una hiperviscosidad en la sangre, lo que generar¨ªa riesgo de trombosis.

Y no es tan sencilla de controlar como asegura el otro tipo de deportistas que, con el coulter (aparato para medir el hematocrito) bajo el brazo, dice que no se le va ni un cent¨ªmetro la cuesti¨®n.

Quiz¨¢s exageren quienes dicen que, aunque parece que no pasa nada ahora con la EPO, qui¨¦n sabe los efectos que desencadenar¨¢ dentro de 25 a?os, pero es que ahora tambi¨¦n pasan cosas.

El hematocrito (gl¨®bulos rojos en la sangre) puede continuar increment¨¢ndose varios d¨ªas despu¨¦s de la administraci¨®n subcut¨¢nea o intravenosa de la EPO, y puede alcanzar niveles peligrosamente altos. La falta de unos estrictos control y supervisi¨®n m¨¦dicos y la p¨¦rdida de l¨ªquidos y fluidos durante las pruebas de resistencia (maratones, carreras ciclistas) incrementan, adem¨¢s, los riesgos de importantes consecuencias adversas derivadas del cambio en la viscosidad de la sangre producido por el mal uso.

Lo m¨¢s perverso del dopaje radica en el uso de medicamentos por personas sanas, y la EPO est¨¢ pensada para personas con un hematocrito de 32, no de 42.