El 52% de los hombres agresores rechaza la asistencia terap¨¦utica.S¨®lo entre el 10% y el 30% de las mujeres denuncia los malos tratos Las mujeres tardan entre cinco y diez a?os en denunciar los maltratos que sufren en el hogar
Los profesores Enrique Echeburua y Paz de Corral publican un manual sobre violencia familiar
M¨¢s de la mitad de los hombres que agreden a sus parejas en el Pa¨ªs Vasco rechaza someterse al programa de asistencia psicol¨®gica y lo abandona pr¨¢cticamente tras la primera sesi¨®n. Por el contrario, los resultados son muy satisfactorios entre las v¨ªctimas, que consiguen reconstruir su autoestima y desarrollar estrategias de afrontamiento y en su caso de separaci¨®n de la pareja. El programa de tratamiento de la violencia familiar que patrocinan el Instituto Vasco de la Mujer, las Diputaciones de Vizcaya y ?lava y la Universidad del Pa¨ªs Vasco constata que el 52% de los hombres que acepta recibir asistencia psicol¨®gica, la rechaza nada m¨¢s iniciar las sesiones de terapia. No obstante, estos datos forman parte de la punta del iceberg, puesto que s¨®lo entre el 10% y el 30% de las mujeres agredidas denuncia que es maltratada por su pareja. En los ¨²ltimos a?os el programa ha atendido a una media anual de 64 mujeres, mientras que el n¨²mero de agresores se ha elevado a 42 hombres, de los que s¨®lo el 48% sigue todo el programa de asistencia, consistente en quince sesiones terap¨¦uticas de una hora con periodicidad semanal. La mayor parte de los maltratadores suele eludir su responsabilidad con pretextos que van desde le negaci¨®n -"yo no he hecho nada de lo que dice; son invenciones de mi mujer"- a la atribuci¨®n de su conducta a "los problemas del trabajo, que me hicieron perder el control" o al alcohol. Algunos intentan minimizar los hechos, -"lo ¨²nico que hice fue agarrarla y empujarla, eso no es pegar"-, o justificar su car¨¢cter utilitario: "s¨®lo de esta manera (ella) hace lo que deseo". La violencia en el ¨¢mbito dom¨¦stico es una constante a lo largo de la historia que, seg¨²n la Asociaci¨®n M¨¦dica Americana, se hace realidad en una cada de cuatro mujeres al menos una vez en su vida. Los profesores Enrique Echeburua y Paz de Corral, de la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, exponen en Manual de violencia familiar (Siglo XXI, 1998) el perfil de las v¨ªctimas y de los agresores, as¨ª como los programas de tratamiento terap¨¦uticos para y las formas de salvaguardar la familia, "el foco de violencia m¨¢s destacado de nuestra sociedad".El hogar, ese ¨¢mbito parad¨®jico donde se originan las expresiones m¨¢s extremas del amor y del odio, es el escenario del mayor n¨²mero de maltratos a la mujer, sean ¨¦stos f¨ªsicos, psicol¨®gicos o sexuales. Hay silencios que matan, como se?ala el catedr¨¢tico de Psicopatolog¨ªa Aquilino Polaino-Lorente en el pr¨®logo, y el dato cierto es que s¨®lo entre el 10 y el 30% de los casos son denunciados por las v¨ªctimas, que suelen soportar esta tortura dom¨¦stica durante un per¨ªodo no inferior a diez a?os antes de dar el paso ante la puerta del juzgado. Esta tardanza obedece, seg¨²n Echeburua y De Corral, a que existe una "relativa aceptaci¨®n social" del maltrato, -"Si tu marido te pega, no llores, Lola. Vale m¨¢s llevar palo que dormir sola"-, y a falsos estereotipos, como el de que si una mujer maltratada dejara a su marido, estar¨ªa a salvo. Por el contrario, los autores advierten que "las amenazas, los acosos y las agresiones generalmente aumentan cuando la mujer deja al agresor. Este momento puede ser el m¨¢s peligroso en su relaci¨®n". Otro de los errores de percepci¨®n social se refiere a la evoluci¨®n hist¨®rica en el maltrato femenino. "Hoy se sabe m¨¢s de lo que ocurre en la intimidad del hogar porque la dignidad de la mujer desempe?a un papel que no ha ocupado en otros momentos hist¨®ricos. Las relaciones de pareja actuales est¨¢n basadas en expectativas de igualdad que tienden a inhibir los comportamientos violentos. No puede decirse que las agresiones sean hoy en d¨ªa m¨¢s frecuentes que antes; simplemente, se saben m¨¢s". No obstante, s¨ª advierten de un aspecto preocupante, a saber, que la violencia en el hogar tiende a generar "si bien no en todos los casos, ni?os agresivos". El perfil social de la mujer maltratada est¨¢ caracterizado por un nivel cultural bajo, la falta de tareas extradom¨¦sticas o el empleo en trabajos poco cualificados, la dependencia econ¨®mica del marido y la presencia de hijos menores en un entorno familiar hacinado y desestructurado. Ocultaci¨®n en las clases altas Sin embargo, los autores y las psic¨®logas cl¨ªnicas Bel¨¦n Sarasua e Irene Zubizarreta puntualizan que esta caracterizaci¨®n corresponde a las mujeres que reciben ayuda en centros asistenciales. "Las mujeres pertenecientes a una clase social m¨¢s alta pueden optar directamente por la separaci¨®n, no exteriorizar lo ocurrido, o acudir en busca de ayuda a consultas privadas". Una de las primeras consecuencias del maltrato es la p¨¦rdida de autoestima y el sentimiento de culpabilidad en la mujer, que est¨¢n relacionados "con las conductas que la v¨ªctima realiza para evitar la violencia: mentir, encubrir al agresor, tener contactos sexuales a su pesar, consentir en el maltrato a los hijos, no educarles adecuadamente, etc¨¦tera". De esta forma, casi la mitad de las mujeres llega a pensar que, tal vez, "ellas se lo han buscado". Este comportamiento suscita parad¨®jicamente una mayor dependencia emocional del hombre, quien "experimenta un aumento del dominio a medida que se percata del mayor aislamiento de la v¨ªctima". La tensi¨®n existencial que provoca en ella la conducta de su pareja cuando entremezcla episodios de violencia y de ternura, -la ambivalencia del agresor-, suele inhibir en muchos casos la denuncia de la agredida "y si se denuncia, no es nada extra?o que la v¨ªctima perdone al agresor antes de que el sistema penal sea capaz de actuar". La violencia padecida produce estr¨¦s postraum¨¢tico en el 50-60% de mujeres agredidas sexualmente adem¨¢s de otros cuadros cl¨ªnicos, como la depresi¨®n, los ataques de p¨¢nico y situaciones de abuso de alcohol y f¨¢rmacos.
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