El eterno choque del arte y el mercado

M¨¢s all¨¢ de la apretada agenda de representaciones, los foros deliberantes y la permanente extroversi¨®n, el Festival Iberoamericano de C¨¢diz se revela como una excelente oportunidad para tomar el pulso al teatro actual de habla hispana. Actores, directores y cr¨ªticos especializados de la orilla atl¨¢ntica aprovechan la cita para trazar, de un modo informal y en medio de la diversidad, las l¨ªneas maestras de un g¨¦nero que afronta el nuevo siglo lleno de interrogantes. Tal es el caso de Eberto Garc¨ªa Abreu, asesor del FIT en La Habana, para el que la etiqueta teatro iberoamericano no responde a una realidad objetiva. "La producci¨®n art¨ªstica se comporta de un modo muy distinto en el Cono Sur, en Centroam¨¦rica, el ¨¢rea del Caribe o Europa", afirma. "No obstante, uno de los elementos que la cultura est¨¢ imponiendo en el mundo contempor¨¢neo es su valor como producto, como elemento de mercado. Mercado significa relaci¨®n con el p¨²blico y necesidad de preparar al espectador para llegar a ¨¦l. En el caso concreto de Cuba, el dise?o de unas estrategias empresariales que no renuncien al fen¨®meno de la identidad es una novedad absoluta que est¨¢ empezando a dar sus frutos", a?ade Garc¨ªa Abreu. A esta idea se opone rotundamente el director argentino Ricardo Bartis, de la prestigiosa compa?¨ªa Sportivo Teatral. "No puedo hablar del teatro hispano, ni siquiera del argentino, en t¨¦rminos generales. S¨®lo puedo referirme al teatro de mi ciudad, Buenos Aires", asegura, "un teatro que viene de la narraci¨®n y en el que los actores, como responsables del lenguaje, son el elemento m¨¢s singular". En esta l¨ªnea, Bartis reflexiona sobre la influencia de los medios audiovisuales en el oficio de actor: "El cine y, sobre todo, la televisi¨®n, en la que el simulacro est¨¢ desarrollado por la tecnolog¨ªa, el actor ha ganado un prestigio social, pero ha perdido el misterio. Su tarea se ha convertido en una gimnasia sin peligro", comenta. Por otra parte, Bartis justifica la dureza dominante en los espect¨¢culos del FIT, esa deliberada intenci¨®n de sacudir al p¨²blico tom¨¢ndolo por las solapas, ya que "la naturaleza del teatro es de oposici¨®n a la realidad, de conflicto". Para Pedro Adorno, director del grupo puertorrique?o Agua, Sol y Sereno, esa fricci¨®n sigue siendo "la frescura y el riesgo". "En nuestro pa¨ªs, el vocabulario esc¨¦nico viene determinado por la cultura de Hollywood y Broadway. Frente a ello, necesitamos desarrollar p¨²blicos populares sin menospreciar su capacidad de interpretaci¨®n, que es lo que sucede en las telenovelas". "Nuestro gran reto para el siglo XXI", a?ade, "es entender que el arte no es un producto, sino un proceso. Que los p¨²blicos no pueden venir a nosotros, nosotros tenemos que ir a ellos, y convencerles de que la escena es el lugar en el que se hacen las grandes preguntas". Menos optimista se muestra Alberto Serrain, director de la compa?¨ªa La Ma Teodora, de Miami. En sus palabras, "el teatro hispano est¨¢ en Estados Unidos llamado a desaparecer, en medio de una cultura muy agresiva". La principal preocupaci¨®n del grupo, en este sentido, es la de ahondar en "el encuentro de las dos orillas de Cuba en un lugar com¨²n y de un modo muy natural, frente a un medio en el que el concepto de compa?¨ªa casi no existe, sustituido por la figura del productor, y donde la gente de teatro competimos desigualmente contra 120 canales de televisi¨®n", apostilla Serrain.