Moldes de metal para pl¨¢stico
Molxer forma parte de un sector que se agrupa en la comarca de la Bah¨ªa de Pasaia
"Poco a poco estamos renovando toda la ingenier¨ªa porque cada vez se exige m¨¢s. En ocasiones nos vemos obligados a subcontratar a ingenier¨ªas de dise?o y programaci¨®n", asegura Ignacio Usabiaga, gerente de Molxer. En el coraz¨®n de Renteria, junto a un colegio y muchas viviendas, Molxer hace un trabajo de calidad, para el que es imprescindible trabajar con una mano de obra cualificada. Lo suyo son los moldes para realizar todo tipo de piezas de pl¨¢stico de tama?o medio. Tradicionalmente sus clientes han estado repartidos en una tercera parte en el peque?o electrodom¨¦stico, otra tercio en la automoci¨®n y el resto repartido entre agricultura, alimentaci¨®n, electricidad y otros. De la guantera de un coche a los componentes de pl¨¢stico de una picadora o a las partes pl¨¢sticas de una silla de seguridad infantil de un coche, el ¨²ltimo proyecto en el que est¨¢n trabajando; un pedido que les ha llegado para el mercado de Estados Unidos. Hacer un molde no es siempre igual. No se usa la misma tecnolog¨ªa para hacer una botella de pl¨¢stico para aceite que para un cenicero de coche. Una veces se har¨¢ por inyeccci¨®n del pl¨¢stico fundido a presi¨®n, luego refrigerado, otras por soplado de aire a presi¨®n, ser¨ªa el caso de las botellas, y otra la presi¨®n. El caso es que todos los moldes deben enfriar el producto y ser capaces de expulsarlo de forma automatizada. La visi¨®n de un molde cerrado no es precisamente algo muy ilustrativo, se trata de una pieza de acero de unos 5.000 kilogramos cuyo interior esconde todos los secretos de la ingenier¨ªa, y sobre todo, el macho y la hembra, las formas de la silla, la tapa o la botella. El dise?o normalmente se desarrolla en el ordenador de Molxer. Aunque en algunas ocasiones el cliente trae ya los planos, lo normal es que aparezca con el dise?o de la pieza resultante, la propia pieza o con un disquette inform¨¢tico donde est¨¢ la informaci¨®n b¨¢sica. La elaboraci¨®n de este producto requiere una mano de obra cualificada. De hecho en los ¨²ltimos a?os los trabajadores de las dos empresas del sector que se cerraron, Olaskoaga en Guip¨²zcoa, y Bedia en Vizcaya, no tuvieron problema para recolocarse. En Molxer trabajan 24 personas: tres ingenieros y el resto profesionales cualificados (fresadores, torneros, especialistas en erosi¨®n,...). Hoy Molxer cuenta con dos problemas: la dificultad para crecer y su localizaci¨®n, La primera dificultad tiene dif¨ªcil arreglo porque aunque tenga capacidad para llegar a m¨¢s clientes la inversiones necesarias son de tal calibre, sobre todo en ingenier¨ªa y maquinaria, que el sue?o se hace inviable. El segundo reto se resolver¨¢ por v¨ªa de la necesidad. Molxer tuvo su primer taller en un bajo de la calle Santa Clara en Renteria, de ah¨ª paso a Juan de Olazabal, de donde dio el salto al actual emplazamiento en la misma calle en los antiguos locales de una torniller¨ªa. Ahora de la mano del ayuntamiento est¨¢n buscando una localizaci¨®n en el pol¨ªgono industrial de Txirritamaleo o en el de Iberconta. "El ayuntamiento no desea que Molxer se vaya del pueblo. El traslado nos representa mejoras. Estamos a la espera de informaci¨®n para hacer un plan estrat¨¦gico y un proyecto industrial",indica Usabiaga que insiste en que la ¨²nica v¨ªa para ser competitivos en su negocio es la ampliaci¨®n de la tecnolog¨ªa.
Poco m¨¢s de 38 a?os
La adquisici¨®n de Talleres Arenaza en 1962 llev¨® a ?ngel Segurola y Juan Rioseco a formar en 1962 una sociedad personal con el nombre del primero y con la marca registrada Molxer. De los dos socios hoy solamente Rioseco sigue en el negocio. A Segurola le lleg¨® la jubilaci¨®n, momento que aprovech¨® para vender su parte del accionariado. Al peque?o taller, pr¨¢cticamente artesano, que realizaba moldes para pl¨¢sticos gracias a la pericia de sus profesionales, le hac¨ªa falta un peque?o impulso e incorporar una cierta tecnolog¨ªa. En 1982 la sociedad unipersonal se transform¨® en sociedad an¨®nima con un capital social de 21 millones de pesetas y se dio entrada a un tercer socio. Hoy el capital est¨¢ en manos de peque?os profesionales de la zona de Renter¨ªa. Los primeros clientes, peque?as empresas de la zona como Industrias pl¨¢sticas Beta o Moulinex, dieron paulatinamente el paso a otros como Filtros Mann, Edesa, Koipe o Industrias Maier.
Un futuro industrial pendiente de la concentraci¨®n
"Con 24 personas tenemos capacidad para realizar 60 moldes al a?o. Si nos piden un conjunto de 30 moldes complejos en cuatro meses no podemos porque no tenemos capacidad. Sin embargo, entre varios y con una ingenier¨ªa com¨²n se podr¨ªa hacer", asegura Ignacio Usabiaga, gerente de Molxer. Euskadi es la segunda zona de Espa?a, a bastante distancia de Catalu?a, donde se concentran m¨¢s industrias del molde de pl¨¢stico, sin embargo, est¨¢n demasiado atomizadas. Empresas como la propia Molxer y Mecanopl¨¢stica en Renteria o Mopresa y Bianditz en Ir¨²n, Madi en Lezo o Monte Urcabe en Oiartzun forman parte del entramado industrial de un negocio en el que esencialmente se precisa mano de obra cualificada y mucha ingenier¨ªa. "Con algo de apoyo podr¨ªamos tener un ente superior que coordinara los trabajos de todos y que desarrollase la industria", se?ala Usabiaga. La inquietud del sector ha sido ya vista y recogida por la sociedad de desarrollo de la comarca de la Bah¨ªa de Pasaia, Oarsoaldea; una entidad en la que participan a partes iguales los ayuntamientos, gobernados por los socialistas en tripartito con EA y PNV, de Renteria y Pasaia y los de Lezo y Oairtzun en manos de HB. En esta comarca este sector da empleo a cerca de 250 personas, en su mayor¨ªa profesionales cualificados. Oarsoaldea ha iniciado una primera fase de consultas con los implicados con el fin de crear un polo de desarrollo en la zona, un grupo tractor. Inquietud "Existe una inquietud para que las distintas unidades ya sea por agrupaci¨®n, asociaci¨®n o fusi¨®n accedan al mercado de conjuntos. Si viene aqu¨ª un americano con una maleta llena de planos no tenemos nada que hacer porque no puede andar pendiente de 20 talleres y haciendo el seguimiento de los moldes en tantos sitios", dice Usabiaga. El sue?o de este empresarios, uno de los promotores de la asociaci¨®n, ser¨ªa contar por lo menos con un servicio comercial com¨²n para lo que cuenta con la esperanza de que las gestiones de Oarsoaldea fructifiquen. El proyecto, sin embargo, topa con los celos de los competidores que temen que en la asociaci¨®n aperezca una cesi¨®n de funciones que pueda afectar a su negocio. "Hace unos a?os se me presentaron los chinos con un proyecto para fabricar 145 moldes para piezas de pl¨¢stico para la industria. Un contrato formidable. Nos pusimos a negociar con otras tres empresas de la zona, pero cuando se nos adjudic¨® el contrato definitivamente ten¨ªan sus plantas saturadas. Al final se hicieron s¨®lo 14 moldes y de ¨¦stos cuatro en Monte Urcabe. Es una pena, pero es lo normal. Si no puedes estar en plazos te quedas sin el negocio", asegura Usabiaga con resignaci¨®n.
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