Castro busca a Espa?a

EL GOBIERNO de Aznar se ha movido respecto a Cuba. Lo ha hecho, con la vehemencia del converso, despu¨¦s de rectificar sus errores iniciales y haber perdido casi dos a?os; pero Fidel Castro tambi¨¦n se ha movido respecto a Espa?a. El encuentro de Castro y el Rey en Oporto y la primera entrevista a solas entre Aznar y el comandante, la visita a Extremadura y la improvisada presencia ayer en Madrid de ¨¦ste en La Moncloa reflejan cambios de actitud. Castro ha abandonado su discurso antiespa?ol, en pro de un acercamiento o "tono positivo" del que ayer habl¨® Aznar. Se dan casi todos los ingredientes para que el viaje de los Reyes a Cuba se convierta en un acontecimiento que estimule la apertura y el di¨¢logo en aquel cerrado r¨¦gimen. Castro ha recalcado que la normalizaci¨®n de las relaciones se ha logrado sin cr¨ªticas sectarias de una y otra parte. El l¨ªder cubano, ante la deteriorada situaci¨®n econ¨®mica en la isla, est¨¢ intentando de manera inteligente generar un discurso de unidad de Am¨¦rica Latina -Cuba incluida- frente a la actual crisis econ¨®mica. Tampoco ha renunciado a retomar la senda -interrumpida- de un di¨¢logo directo entre Cuba y la Uni¨®n Europea, que no se limite a incorporar a La Habana al Convenio de Lom¨¦ con los pa¨ªses ACP (Asia, Caribe y Pac¨ªfico). Para estos fines, as¨ª como para marcar distancias frente a Estados Unidos, Castro y su r¨¦gimen necesitan buenas relaciones con Espa?a.

La diplomacia espa?ola puede aprovechar esta situaci¨®n para dialogar en profundidad con los dirigentes cubanos. El ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Abel Matutes, viajar¨¢ a La Habana a principios de noviembre para encarrilar estas relaciones y, sobre todo, para preparar el viaje de don Juan Carlos. El hecho de que la pr¨®xima Cumbre Iberoamericana se celebre en Cuba va a propiciar que en 1999 abunden las oportunidades para favorecer los cambios que Cuba necesita.