No es "Dolly"
SE CELEBRA estos d¨ªas en Valencia un encuentro sobre el genoma humano, en el que se discuten, adem¨¢s de los avances cient¨ªficos en el conocimiento de la dotaci¨®n gen¨¦tica de nuestra especie, sus aplicaciones en la prevenci¨®n de ciertas enfermedades, y tambi¨¦n los problemas ¨¦ticos asociados a su posible manipulaci¨®n. El encuentro coincide, con unos pocos d¨ªas de diferencia, con la reactivaci¨®n del debate a prop¨®sito de las reglas y l¨ªmites a que debe someterse la investigaci¨®n y las aplicaciones de la gen¨¦tica, especialmente desde que la clonaci¨®n de la oveja Dolly puso sobre el tapete la posibilidad de que operaciones parecidas pudieran realizarse en humanos. El motivo de esa reactivaci¨®n fue un anuncio hecho por un grupo de cient¨ªficos de la Universidad de Nueva York que afirman haber ensayado una nueva t¨¦cnica para resolver el problema de esterilidad de ciertas mujeres cuyos ¨®vulos tienen da?ado el citoplasma, es decir, la parte exterior al n¨²cleo celular. Se tratar¨ªa de extraer ¨¦ste, con toda su carga gen¨¦tica intacta, del ¨®vulo de la mujer que quiere ser madre y trasplantarlo a un ¨®vulo de otra mujer, previamente despojado de su propio n¨²cleo; fecundarlo posteriormente in vitro con espermatozoides de la pareja de la futura madre e introducirlo en el ¨²tero de ¨¦sta para que se implante y se complete la gestaci¨®n. El procedimiento descrito se ha intentado ya, al parecer, en dos mujeres. En una la implantaci¨®n no ha tenido ¨¦xito y en la otra todav¨ªa no se sabe. Lo que s¨ª se conoce es que hay otras potenciales pacientes en lista de espera.
Utiliza el m¨¦todo descrito una de las t¨¦cnicas usadas en el caso de Dolly, la de la transferencia del material gen¨¦tico de una c¨¦lula a otra, pero el procedimiento en su conjunto est¨¢ muy lejos de ser una clonaci¨®n. Si el ¨®vulo fecundado diera lugar a un nuevo ser humano, ¨¦ste no ser¨ªa id¨¦ntico a ninguno de sus padres y tendr¨ªa la carga gen¨¦tica b¨¢sica normal en cualquier persona, mitad de la madre y mitad del padre. Y adem¨¢s ser¨ªa gestado y parido por la madre biol¨®gica. No hay manipulaci¨®n gen¨¦tica, puesto que no se altera ning¨²n gen, de modo que, salvo por la transferencia del n¨²cleo celular, estar¨ªamos m¨¢s cerca de una nueva forma de fecundaci¨®n asistida que de una clonaci¨®n.
El problema est¨¢ en que hay una peque?a cantidad de genes que radican en el citoplasma, por lo que, en sentido estricto, el conjunto de genes recibidos no ser¨ªa id¨¦ntico al correspondiente a una fecundaci¨®n natural. Estos genes, procedentes del ¨®vulo proporcionado por la segunda mujer, son fundamentales para el metabolismo de las c¨¦lulas vivas, pero no juegan el mismo papel que los del n¨²cleo en la conformaci¨®n del perfil y la personalidad del nuevo ser. As¨ª, resulta seguramente algo exagerado hablar de que ¨¦ste tendr¨ªa dos madres distintas. Su carga gen¨¦tica b¨¢sica y el proceso de gestaci¨®n corresponder¨ªan a una sola mujer.
En situaciones como ¨¦stas es f¨¢cil caer en la condena sin paliativos, haciendo un totum revolutum de todo tipo de t¨¦cnicas que ayuden a resolver problemas de esterilidad, y de ¨¦stas, con otras dirigidas a prop¨®sitos menos l¨ªcitos, y a rasgarse las vestiduras con horribles profec¨ªas. Una reacci¨®n de este tipo desconoce que para actuar con equidad y con sensatez es necesario proceder distinguiendo unos casos de otros, y examinar los beneficios que puedan ofrecer a las parejas con un problema de esterilidad junto con los inconvenientes de tipo social o moral que su pr¨¢ctica pudiera ocasionar.
En sentido contrario, una posici¨®n inadmisible ser¨ªa la de aceptar que es l¨ªcito hacer todo lo que se puede hacer. Ello ser¨ªa desconocer los graves da?os que determinadas aplicaciones de la ciencia, sin m¨¢s criterio que la eficacia, pueden provocar en la integridad f¨ªsica o la dignidad de las personas. Lo que est¨¢ claro es que las autoridades tienen el deber de reflexionar, con el asesoramiento de los expertos y de modo coordinado para que los resultados tengan car¨¢cter universal, y el derecho a adoptar unas reglas de juego que definan lo que es l¨ªcito e il¨ªcito en campos como el que nos ocupa. Desgraciadamente, tambi¨¦n est¨¢ claro que esa reflexi¨®n y la consiguiente toma de decisiones avanzan mucho menos r¨¢pidamente que las ciencias biom¨¦dicas. Pero esa falta de sincron¨ªa habr¨¢ de ser resuelta cuanto antes si no queremos que sea demasiado tarde.
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