Ranieri impone su estilo

La apuesta de Ranieri por los resultados comienza a surtir efecto. Desprecia el f¨²tbol elaborado e ignora el juego en el centro del campo para llegar al ¨¢rea contraria; pero los datos son irrefutables: cuatro goles y dos postes a un Zaragoza roto demuestran que las tesis del t¨¦cnico italiano tambi¨¦n tienen defensa.Fue el equipo zaragocista quien hizo todo el desgaste, el que llev¨® el peso del partido y el que pele¨® la posesi¨®n del bal¨®n. Pero fue el Valencia quien puso los goles. Con un f¨²tbol sencillo, perpendicular, basado en largos desplazamientos desde la defensa, el Valencia rompi¨® el partido en el primer minuto de juego con un tanto de Ilie, aunque no fue hasta el segundo periodo cuando gole¨®.

Arag¨®n se qued¨® en el vestuario tras el descanso y los aragoneses deambularon sobre el c¨¦sped. Rojo tuvo que emplear todo el segundo tiempo en corregir una vez tras otra su planteamiento para contrarrestar las habilidosas maniobras de su colega de banquillo. Ranieri adelant¨® a Angulo hasta la media punta para aprovechar la ausencia de Arag¨®n y Rojo tuvo que dar marcha atr¨¢s incluyendo a Jos¨¦ Ignacio. El t¨¦cnico vasco tuvo que dejar la defensa desguarnecida para buscar el empate y Ranieri incluy¨® a Popescu para ganar llegada desde medio campo. Cada acci¨®n iba seguida de un gol, siempre del Valencia.

El Zaragoza ha vuelto por d¨®nde sol¨ªa: inseguridad defensiva, excesiva preocupaci¨®n por el ¨¢rbitro y las situaciones ajenas al bal¨®n y falta de efectividad. Los aragoneses, que comenzaron la Liga sorprendiendo por su solidez, se han venido abajo desde la derrota ante el Madrid.

El Valencia se adelant¨® en el primer minuto, aguant¨® tras el empate a la espera del descanso; enfri¨® el choque tras el intermedio y remat¨® cuando el Zaragoza se hab¨ªa descompuesto. Lo cierto es que demostr¨® un oficio notable. Supo embarullar el partido cuando fue necesario; llevarlo al terreno de la disputa f¨ªsica cuando le convino y al ¨¢rea de Juanmi cuando era necesario. All¨ª result¨® letal. Lucarelli, Schwartz y Mendieta sellaron un triunfo que pudo ser a¨²n m¨¢s amplio, porque enfrente hab¨ªa un equipo sin defensa, sin centro del campo y con media docena de delanteros peleando en solitario por un bal¨®n que nunca llegaba en condiciones.

El p¨²blico tambi¨¦n se desinfl¨® y diez minutos antes del final abandon¨® de forma masiva el estadio, en un choque que se presum¨ªa de celebraci¨®n y que acab¨® con la confirmaci¨®n de que el Valencia tiene cosas que decir con su italianizado sistema.