Pino encuentra su "triciclo"
Entre el ciclista y su prolongaci¨®n casi natural, la bicicleta, existe una relaci¨®n que en algunos casos flirtea con lo sentimental. No suele ser lo habitual, m¨¢xime cuando hasta el profesional m¨¢s humilde dispone de tres o cuatro m¨¢quinas a su disposici¨®n. Lo l¨®gico es contemplar la bicicleta como lo que es: una herramienta de trabajo, de uso finito, r¨¢pidamente intercambiable por un modelo innovador. Sin embargo, el fetichismo tiene cabida en los pelotones y existen bicicletas que remiten a la historia de sus due?os. Como la de ?lvaro Pino, ganador de la Vuelta en 1986, y hoy director del equipo Kelme. El t¨¦cnico gallego arrastra fama de hura?o, de personaje poco versado en la diplomacia. En realidad, le puede su car¨¢cter explosivo y lo reconoce en privado. Pero es un tierno. Ayer viaj¨® desde Galicia con su familia para cumplir un deseo formulado hace doce a?os: quedarse con la bicicleta que us¨® en la Vuelta 86. Le esperaba expuesta en el pabell¨®n de la firma BH integrado dentro de la Feria Internacional de la Bicicleta, que estos d¨ªas presenta en Bilbao las ¨²ltimas novedades de un mercado en constante renovaci¨®n. Mientras saludaba y atend¨ªa a los responsables de BH, la mirada de Pino prefiri¨® saltarse los tr¨¢mites de cordialidad y se pos¨® en la m¨¢quina de acero (hoy son de aluminio o titanio): una avalancha de recuerdos, de im¨¢genes, tambi¨¦n de sentimientos. Al t¨¦rmino de aquella Vuelta, Pino pidi¨® a los dirigentes de la firma (copatrocinaban el Zor-BH) su m¨¢quina. No hubo forma, ni pagando por ella. "Yo la quer¨ªa, y sab¨ªa que la empresa tambi¨¦n la quer¨ªa porque conservaba otra de los a?os 40 que tambi¨¦n les parec¨ªa especial. No era cuesti¨®n de dinero, no me lo hubieran aceptado, as¨ª que me resign¨¦ con la esperanza de que me la devolvieran alg¨²n d¨ªa". El presidente de la marca la conserv¨® entre su colecci¨®n de trofeos, pero, como suele ocurrir con ciertos caprichos, ¨¦ste acab¨® abandonado en un cuartucho an¨®nimo de la f¨¢brica. Ni siquiera la encontraron para una exposici¨®n de bicicletas ganadoras de la Vuelta. Cuando anunciaron a Pino su devoluci¨®n, y ante la posibilidad de adecentar un modelo casi anacr¨®nico, exigi¨® que no se tocara nada. En el tubular de la rueda trasera se conserva intacta la inscripci¨®n A. Pino hecha con bol¨ªgrafo. "A m¨ª me encantaban ese tipo de tubulares -explica- porque con ellos yo casi no pinchaba. En esa ¨¦poca empezaron a usarse otros m¨¢s modernos, pero Luis, el mec¨¢nico, les pon¨ªa mi nombre y me los reservaba". Mezclado entre los curiosos, Miguel Indur¨¢in comparti¨® con Pino sus recuerdos: -"Con esta bici casi me dejas fuera de control en Sierra Nevada aquel a?o". -"Pero si era un triciclo..." (Pino es bajito). -"Ya, pero movido por un buen par de piernas", brome¨® Indur¨¢in antes de comentar que la bicicleta con la que corri¨® su primera Vuelta, la de 1985, se vendi¨® a?os desp¨²es en una subasta por dos millones de pesetas. ?lvaro Pino jam¨¢s la hubiera vendido.
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