?Casa com¨²n o entrega?
El giro que se ha producido en Nueva Izquierda (NI) tras los acuerdos de Madrid que, en teor¨ªa, supon¨ªan el despegue de este nuevo partido, ha sido interpretado por algunos dirigentes como el principio de la entrega al Partido Socialista.
En esta opini¨®n influye el hecho de que el Pacto de Madrid -por el que Cristina Almeida ser¨¢ la candidata de los socialistas en los pr¨®ximos comicios auton¨®micos-, acogido al principio en forma muy positiva, ha ido poco a poco cayendo en la desconfianza entre ambas formaciones. Por otra parte, los sondeos, aunque dan un voto de simpat¨ªa a Cristina Almeida, no parecen rebajar las expectativas de apoyo popular de las que goza Alberto Ruiz-Gallard¨®n. De ah¨ª el temor en el PSOE a estar "regalando" la presencia de Almeida en un territorio que, encima, no parece f¨¢cil recuperar.
Nueva Izquierda surgi¨® de una escisi¨®n en IU. Diego L¨®pez Garrido, hasta entonces dirigente de lo que se llamaba corriente de Nueva Izquierda, encabez¨® a un grupo de dirigentes, entre los que se encontraban tres diputados, que formaron un nuevo partido: Partido Democr¨¢tico de la Nueva Izquierda. L¨®pez Garrido y sus seguidores manten¨ªan una dur¨ªsima pugna con la direcci¨®n federal de IU, liderada por Julio Anguita.
Sus posturas, claramente encontradas con las que defend¨ªa Anguita, sirvieron para que fueran acusados de submarinos del PSOE. En una discutida decisi¨®n, el consejo pol¨ªtico de Izquierda Unida termin¨® por expulsarles de los ¨®rganos de direcci¨®n y, en definitiva, de la misma formaci¨®n de izquierdas.
Desde entonces, Nueva Izquierda ha venido manteniendo sus propios criterios, llevando una actividad pol¨ªtica intensa tanto en el Congreso de los Diputados como en la sociedad. Hoy la pregunta es si el breve camino recorrido por este partido ha desembocado en la casa com¨²n de los socialistas.
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