35 horas y creaci¨®n de empleo
Para CCOO, la lucha contra el desempleo es prioritaria y est¨¢ en el centro de la estrategia y de todas las iniciativas y actuaciones sindicales. La jornada de 35 horas semanales es parte de esa estrategia, no la ¨²nica medida, tampoco aislada, con capacidad para crear empleo, ya que ¨¦sta ha de estar acompa?ada de otras vinculadas a elementos centrales de la pol¨ªtica econ¨®mica, que no es neutra, y donde la inversi¨®n p¨²blica sigue siendo una cuesti¨®n central, sin obviar, claro est¨¢, el papel de la iniciativa privada, la inversi¨®n de ¨¦sta y el propio papel reinversor de parte de los beneficios empresariales.El desempleo, principal preocupaci¨®n de la mayor¨ªa de la sociedad, requiere sobre todo de nuevas respuestas. De las viejas y de sus resultados, la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) da buena cuenta. Es en este marco en el que se circunscribe el debate abierto en Madrid sobre la reducci¨®n del tiempo de trabajo con creaci¨®n de empleo, las negociaciones que se han abierto y la posici¨®n que adopta la patronal en este tema, ciertamente alejada de la preocupaci¨®n de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
La postura de la patronal en el debate sobre la reducci¨®n del tiempo de trabajo con creaci¨®n de empleo es la de limitarse a repetir argumentos no fundamentales sobre su inconveniencia, su inevitable repercusi¨®n sobre los costes laborales, y apunta como recetas seguras para solucionar el problema del desempleo las de siempre: la necesidad de agilizar los sistemas de contrataci¨®n y extinci¨®n de los contratos, un menor intervencionismo del Gobierno, la contenci¨®n salarial, es decir, la rutina.
El sentido com¨²n indica que lo necesario a estas alturas de siglo, cuando por ejemplo en Madrid, despu¨¦s de 16 trimestres de crecimiento ininterrumpido, sigue habiendo 373.100 parados (m¨¢s de la mitad de ellos de larga duraci¨®n), son ideas nuevas. Porque es evidente que este paro tiene ya un alto componente estructural, que est¨¢, adem¨¢s, solidificando el aumento de las desigualdades sociales, la exclusi¨®n y la marginaci¨®n social. Conviene recordar que el desempleo, que no es una mera cifra estad¨ªstica, sino un drama humano, un problema social con may¨²sculas, quiebra la sociedad, la desvertebra y puede hasta partirla.
Precisamente detr¨¢s de las propuestas para la reducci¨®n del tiempo de trabajo como forma de crear empleo, hay una apuesta de los sindicatos que no tiene nada que ver con la coyuntura o la demagogia. Hay un intento de situar a los empresarios y a los poderes p¨²blicos de nuestra regi¨®n y, por tanto, de nuestro pa¨ªs, ante el reto de un futuro que debe abordar, con criterios nuevos, las soluciones ante los nuevos problemas que los cambios tecnol¨®gicos, econ¨®micos, pol¨ªticos y sociales nos plantean a todos.
Venir a estas alturas a recordarnos la globalizaci¨®n de los mercados financieros, la mundializaci¨®n de la econom¨ªa, los problemas de competitividad que esta nueva situaci¨®n nos plantea a todos, es rid¨ªculo. ?Piensa realmente la patronal que los sindicatos no pensamos en este escenario cuando planteamos nuestras propuestas? ?No se da cuenta de que somos conscientes de que los primeros que sufrir¨ªan las consecuencias de no tener en cuenta este problema ser¨ªan los trabajadores, en forma de p¨¦rdida de empleo?
El problema no es que la patronal tenga en cuenta la situaci¨®n que para la competitividad presentan las nuevas realidades y los sindicatos no lo hagamos, sino que tenemos visiones distintas de c¨®mo afrontar los retos.
Cuando en CCOO hablamos de reducir la jornada, planteamos que hay que hablar tambi¨¦n de la reordenaci¨®n del tiempo de trabajo. Que no s¨®lo en los servicios, sino tambi¨¦n en la industria, es necesario entrar a discutir la mayor y mejor utilizaci¨®n de las instalaciones y de la maquinaria: en unos casos para mejorar costes globales, en otros para ofrecer un mayor y mejor servicio, adapt¨¢ndolo a las nuevas formas de vida y de consumo. Estamos hablando de cambiar unos sistemas y unas formas adecuadas para otras situaciones hist¨®ricas por otras que se adapten a las actuales. Y ello, sin duda, reportar¨¢ conclusiones positivas para el empleo.
M¨¢s en un marco en el que el incremento de la productividad demuestra que existe margen m¨¢s que suficiente para reducir la jornada sin poner en peligro la competitividad de la empresa.
Por otra parte, conviene subrayar que las reducciones del tiempo de trabajo, all¨ª donde se han producido, han dado lugar a reorganizaciones del trabajo y de la jornada, permitiendo, en paralelo, incrementos de la productividad y de los niveles de empleo, de tal forma que, si no se hubieran producido, hoy el empleo ser¨ªa menor.
Este debate tampoco puede obviar que la jornada en Espa?a est¨¢ por encima de la media europea y que, por ejemplo en Madrid, se "declaran" al a?o m¨¢s de 16 millones de horas extraordinarias, esto sin contar situaciones reales de jornadas prolongadas que ni tan siquiera aparecen en las estad¨ªsticas.
Las administraciones p¨²blicas, garantes del "inter¨¦s general", tienen un papel importante que desempe?ar en estos cambios, actualizando las normativas y utilizando recursos presupuestarios para alentar estos cambios, cuando act¨²an investidas de autoridad. Cuando act¨²an como empleadoras y provisoras de servicios, deben desempe?ar tambi¨¦n un papel ejemplarizador, demostrando que reordenando los servicios pueden mejorar, ampliar su oferta, contribuir a crear empleo y acortar la jornada laboral.
Pero, en ¨¦ste como en todos los terrenos, los protagonistas del cambio tienen que ser los agentes sociales, la sociedad civil. ?Cree realmente la patronal que se va a poder competir fundamentalmente sobre la base de los costes laborales mediante salarios bajos, jornadas prolongadas, falta de medidas de seguridad, de salud, de protecci¨®n del medio ambiente, con derechos laborales desregulados? Si este esquema funcionara, en Somalia no estar¨ªan como est¨¢n. Sin embargo, meterse en este sendero es, adem¨¢s de in¨²til, desastroso para la propia producci¨®n y para la demanda.
Estamos proponiendo una negociaci¨®n articulada para modernizar el tejido productivo, en el que se trata de romper con ese c¨ªrculo, que se ha demostrado suficientemente vicioso, de oponer bienestar y pleno empleo a competitividad. Ello vincula, de manera exquisita, empleo y jornada de trabajo, abordando esta cuesti¨®n, adem¨¢s, de manera integral; esto es, estabilidad en el empleo, contrato de relevo, a tiempo parcial... Le toca a la patronal salir de la rutina.
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