Buscando "la foto" de la campa?a electoral
Como en las novelas de intriga, es preciso agotar todo el periodo electoral para disfrutar del tratamiento fotogr¨¢fico que desde la prensa se ha dado a las ultimas elecciones al Parlamento de Vitoria. Con la perspectiva de una lectura m¨¢s sosegada, resulta muy did¨¢ctico observar los esfuerzos de los reporteros gr¨¢ficos para conseguir algo distinto a la competencia. Incluso, siendo los l¨ªderes pol¨ªticos la materia prima sobre la que se experimentan los ensayos, puede resultar un ejercicio pintoresco cargado de alicientes. Generalmente la tensi¨®n se empieza a cocer en las redacciones d¨ªas antes de que se d¨¦ la salida de la carrera hacia el esca?o. El redactor jefe, con cierto tono de capataz de mina, establece una estrategia de acci¨®n que, como los guiones de cinematogr¨¢ficos demasiado estrictos, nunca funciona y debe plegarse a las circunstancias del momento. Los fot¨®grafos con experiencia saben el trabajo que les viene encima y, generalmente, se muestran esc¨¦pticos, porque saben los imprevistos que pueden surgir en quince largos d¨ªas. Con todo, siempre alimentan la esperanza de poder hacer la foto. El primer d¨ªa, a media noche, llega la pegada de los primeros carteles. Aqu¨ª se contrapone a la sonrisa de los candidatos el malestar oculto del fot¨®grafo que, por necesitar el uso del flas, est¨¢ convencido que su resultado no ser¨¢ especialmente meritorio. En las jornadas sucesivas el ritmo es desenfrenado. La persecuci¨®n de sus modelos no cesa. El s¨¢bado de reflexi¨®n la actividad no se paraliza. Am¨¦n de las fotos de los guerreros descansando se necesitan las de los trabajadores que colocan cabinas electorales o acarrean las urnas para el d¨ªa siguiente El domingo, para no crear duda en lo necesario del voto, los personajes m¨¢s relevantes madrugan. Por eso, a primera hora de la ma?ana, hay que estar listo para cubrir los colegios correspondientes. Con un traj¨ªn constante llega la noche donde las c¨¢maras, con su implacable y fr¨ªo criterio, descubren las huellas de las derrotas de unos y las victorias de otros. A lo largo de las dos semanas se ha buscado romper la monoton¨ªa de los m¨ªtines, de las visitas a f¨¢bricas y mercados, o del reparto de propaganda por las calles. En la b¨²squeda de la foto se han captado candidatos en circunstancias que fuera de esta ¨¦poca pueden resultar ins¨®litas: dando una patada a un bal¨®n, montando en bicicleta, regalando preservativos o de paseo en el tren chu-ch¨². Se insiste en mejorar los resultados ic¨®nicos y se recurre incluso a un tel¨®n m¨®vil que utilizan de fondo. Algo menos rom¨¢ntico y con mucho m¨¢s riesgo ha sido publicar la sombra de los candidatos o acudir a posiciones de c¨¢mara verdaderamente rebuscadas. Quiz¨¢s se trate de una iniciativa de vanguardia v¨ªspera del siglo XXI, pero temo mucho que estas nuevas lineas de composici¨®n dominadas por formas y contrapicados desafortunados resalten con m¨¢s vehemencia las rodillas que el rostro del futuro parlamentario, que a duras penas puede ser identificado. La reiteraci¨®n de encuadres similares en peri¨®dicos distintos hace pensar que unos se copian a los otros, sin ocultar la impresi¨®n que todo vale menos tener ideas propias. En cualquier caso todo resulta m¨¢s sugerente cuando en un cuadernillo electoral puede encontrarse a In¨¦s S¨¢inz, aquella que fue miss Espa?a, insinuando con una chaqueta entreabierta su torso desnudo y de esta guisa afirmar que: "La pol¨ªtica tambi¨¦n entra por los ojos". No ser¨¦ yo quien la contradiga, pero siguiendo este tono, empiezo a temer que la pr¨®xima campa?a municipal, cercana al jolgorio de las fiestas de agosto, incite a alg¨²n intr¨¦pido reportero, consciente de la flacidez que promueve la vanidad de los candidatos, a sugerir una engullida por las fauces de nuestro Gargant¨²a, y entonces ?c¨®mo interpretar¨ªamos el mensaje del antes y despu¨¦s de la ingesti¨®n? Todo sea por encontrar la foto.
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