Identifican la predisposici¨®n gen¨¦tica a la enfermedad que da?a las enc¨ªas
La patolog¨ªa periodontal afecta al 96% de la poblaci¨®n adulta
Muchas personas enferman de las enc¨ªas, mientras otras envejecen con ellas en perfecto estado. Y esto ocurre incluso en individuos con estilos de vida id¨¦nticos y buena higiene dental. Tal disparidad hizo sospechar a los especialistas que los genes tendr¨ªan algo que ver. Efectivamente; investigadores de las universidades de San Antonio (EE UU) y Sheffield (Reino Unido) han identificado la regi¨®n de un gen que en determinados casos predispone a sus portadores a desarrollar la enfermedad periodontal. El hallazgo mejorar¨¢ la prevenci¨®n y el control de una patolog¨ªa que constituye, junto con la caries, la principal causa de ca¨ªda de los dientes.La enfermedad de las enc¨ªas afecta al 96% de los adultos en distintos grados, y al 68% de los ni?os, seg¨²n datos de la Sociedad Espa?ola de Periodoncia. Sus s¨ªntomas comunes son sangrado, hipersensibilidad y mal aliento; los m¨¢s graves, aflojamiento y ca¨ªda de las piezas dentales (la antigua piorrea), con riesgo de infarto de miocardio en los casos agudos. Su manifestaci¨®n cl¨ªnica m¨¢s evidente es el retraimiento de la enc¨ªa, dejando la base de los dientes al descubierto.
Se trata de una patolog¨ªa infecciosa causada por el enquistamiento de g¨¦rmenes debajo de las enc¨ªas. Si no es atajada a tiempo, el ataque de las bacterias debilita la estructura que rodea al diente, carcomiendo no s¨®lo el tejido, sino tambi¨¦n al hueso. Los causantes son microbios que todos tenemos en la boca. Lo que el descubrimiento gen¨¦tico ha aclarado es por qu¨¦ unas personas son m¨¢s vulnerables a la acci¨®n bacteriana que otras. Al parecer, el gen en cuesti¨®n se expresa de forma distinta en un 30% de la poblaci¨®n. Esa diferencia determina que, ante la infecci¨®n, el organismo reaccione liberando en exceso una sustancia defensiva, la interleuquina 1, con el efecto contraproducente de destruir el tejido de las enc¨ªas. Ayudados de tal modo por el sistema inmune de su v¨ªctima, los microbios multiplican los estragos de su labor de zapa.
Afortunadamente, la infecci¨®n se elimina de forma relativamente sencilla. "En principio, basta con un raspaje indoloro de las bolsas de g¨¦rmenes, con una limpieza profunda de los dientes", explica Pilar Rodr¨ªguez, periodontista de Madrid. "Si el paciente tiene el hueso demasiado deteriorado, cabe practicarle un injerto de hueso junto con factores estimulantes para su regeneraci¨®n. Si existe un defecto en los tejidos blandos puede corregirse quir¨²rgicamente".
La cura busca dejar al enfermo con un soporte adecuado para que sus dientes le duren toda la vida. Pero el tratamiento no termina all¨ª. Nada impide, en principio, que el paciente vuelva a infectarse, considerando la predisposici¨®n gen¨¦tica. Resulta preciso entonces que el enfermo observe de forma continuada una rigurosa limpieza dental (ver recuadro) y retorne al especialista cada seis meses a realizarse un control, una limpieza de dientes y raspajes espor¨¢dicos en caso de necesitarlos. "El paciente debe responsabilizarse de su enfermedad de por vida, tal como hacen los diab¨¦ticos", se?ala Pilar Rodr¨ªguez.
?C¨®mo influye en todo ello el hallazgo de la predisposici¨®n gen¨¦tica? De momento, el avance en biotecnolog¨ªa ya ha puesto a disposici¨®n de los especialistas un test denominado PST, que permite determinar -tilizando una gota de sangre- la presencia del gen en su expresi¨®n desencadenante. La prueba no tendr¨¢ repercusiones en el tratamiento en s¨ª de la enfermedad, advierte Mariano Sanz, profesor de periodoncia de la Universidad Complutense de Madrid. "Nos permitir¨¢ detectar a las personas propensas entre los grupos de riesgo, los hijos de los enfermos, por ejemplo, y con ello mejorar la prevenci¨®n. A los pacientes que den positivo se les aplicar¨¢ un tratamiento m¨¢s exhaustivo, no diferente, sino de una mayor duraci¨®n". De todos modos, indica Sanz, el papel de la gen¨¦tica en la g¨¦nesis de la enfermedad dista de haberse dilucidado por completo. Se sospecha que al menos existen otros tres genes implicados.
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