El tiempo
El comentario est¨¢ en la calle: el verano no quiere acabar, el oto?o se hace el remol¨®n. No llueve; en Valencia no lo ha hecho en todo el mes de octubre, un hecho ins¨®lito. La gente ya est¨¢ harta de andar en mangas de camisa a estas alturas del a?o; anhela ya el fr¨ªo y la lluvia. Aunque s¨®lo sea para estrenar el abrigo nuevo, para pasear bajo la lluvia, o encender la chimenea y entregarse a la lectura o la televisi¨®n en una pl¨¢cida tarde de s¨¢bado. Los hombres del tiempo, cuyos programas, por otra parte, son de los m¨¢s vistos en la mayor¨ªa de las cadenas de televisi¨®n, tampoco ofrecen una explicaci¨®n clara. El buen tiempo reinante empieza a ser malo para casi todo, desde la salud hasta las cosechas. Mientras, varios pa¨ªses del centro de Europa se ven azotados por interminables aguaceros que ya han causado fuertes riadas, algo tambi¨¦n raro por esas latitudes; en el Caribe los huracanes hacen m¨¢s estragos que nunca y, en la Ant¨¢rtida, gigantescos bloques de hielo, con estaciones cient¨ªficas a sus lomos, se desprenden del continente para iniciar viaje hacia el deshielo. Los cient¨ªficos anuncian para el siglo que viene el temido cambio clim¨¢tico -?acaso lo que nos sucede este a?o no es un s¨ªntoma de ese cambio?- provocado por el llamado efecto invernadero. Sus mensajes de alerta nos llegan desde hace algunos a?os, pero los gobiernos no hacen mucho caso. En Buenos Aires comenz¨® ayer una cumbre internacional en la que se intenta poner en pr¨¢ctica el llamado Protocolo de Kioto para la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. El sentido com¨²n indica que, por nuestra propia supervivencia, hemos de reducir dr¨¢sticamente esas emisiones. Pero, una vez m¨¢s, el sentido com¨²n se da de bruces contra los intereses econ¨®micos, que han alumbrado ese perverso sistema del mercado de emisiones por el que un pa¨ªs, normalmente subdesarrollado, que no alcanza el l¨ªmite permitido de producci¨®n de gases puede vender ese excedente para que otro, rico, mantenga sus emisiones. As¨ª, es dif¨ªcil que en la cumbre de Buenos Aires se alcance un acuerdo beneficioso para el planeta en su conjunto. Mientras tanto, aqu¨ª seguimos en mangas de camisa.
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