Un partido innecesario
El Atl¨¦tico resuelve a medio gas un encuentro que el CSKA jug¨® con bandera blanca
Nada ocurri¨®, nada. El encuentro no existi¨®, no hubo Atl¨¦tico ni CSKA. Fue una contienda invisible, imaginaria y, por extensi¨®n, insoportable. Los espectadores que acudieron al Vicente Calder¨®n, los pobres, tuvieron que animarse la noche con sus cosas: el bocadillo de casa, la pizza, las canciones del Frente, un par de t¨ªmidas broncas a su equipo y finalmente el sonoro abucheo a Hugo S¨¢nchez, el inesperado protagonista de la velada por su presencia en el palco. Pero de lo anunciado, el partido de f¨²tbol, la cita de envergadura europea, no tuvo noticias nadie. El CSKA sali¨® con la bandera blanca izada y el Atl¨¦tico le acept¨® sin m¨¢s la rendici¨®n.Saldr¨¢ alguien luego, uno de esos tipos que le ponen buena cara a todo, y hablar¨¢ con entusiasmo del minuto 23, de la jugada que trenzaron Jugovic y Juninho y del c¨®rner posterior que remat¨® de cabeza Roberto. O mencionar¨¢ ese gol de penalti de Juninho que lleg¨® al filo del descanso, justo cuando el personal ya estaba en posici¨®n de salida para precipitarse hacia el bar. O se referir¨¢ a la saludable aparici¨®n de Correa en la ¨²ltima media hora. Cosas de optimistas exagerados, ya saben.
ATL?TICO 1- CSKA SOF?A 0
Atl¨¦tico: Jaro; Serena (Ram¨®n, m.60), Torrisi, Chamot, Toni; Njegus, Bejbl (Mena, m. 67), Jugovic, Roberto; Juninho (Correa, m.65) y Jos¨¦ Mari.CSKA de Sof¨ªa: Ivanov; Kremenliev, Radev, Loultchev, Naidenov; Tchomakov, Iordanov, S.Petrov; Hristov (Bukarev, m. 67), Stanchev y Petkov. El gol: 1-0. M.45. Juninho transforma un penalti cometido sobre Jos¨¦ Mari. ?rbitro: Huyghe (B¨¦lgica). Amonest¨® a los jugadores S.Petrov, Torrisi, Roberto y Bukarev. Alrededor de 20.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n. Partido de vuelta de la segunda ronda de la Copa de la UEFA. El Atl¨¦tico se clasifica para los octavos de final con un resultado global de cinco goles a dos. Santi y Molina cumplieron su castigo. El Atl¨¦tico pasa a la siguiente ronda sin sancionados.
Lo cierto es que la reuni¨®n, sobre todo en el primer tiempo, fue una estafa. Tuvo menos culpa el Atl¨¦tico, que ten¨ªa desde Sof¨ªa la clasificaci¨®n m¨¢s que guardada, que estaba menos obligado, que pod¨ªa descansar pensando en lo mal que lo pasa cuando se le acumulan tres compromisos seguidos en una misma semana. Lo realmente incomprensible fue la actitud del CSKA, que no arriesg¨®, que acept¨® la eliminaci¨®n sin alzar la voz, que ni siquiera encontr¨® entre sus jugadores uno que, por aquello del escaparate, pretendiera promocionarse.
Siendo malos los dos periodos, el segundo tuvo al menos la virtud de no transcurrir por entero en tierra de nadie, de superar el centrocampismo vac¨ªo y permanente de la primera mitad. Los dos equipos se alargaron: el CSKA, sin duda avergonzado, se atrevi¨® a probar a Jaro, y el Atl¨¦tico, tal vez para levantar el castigo a su hinchada, puso algo m¨¢s de empe?o y meti¨® una pizca de verticalidad a su juego.
Pero fue Hugo S¨¢nchez el que salv¨® la jornada. El p¨²blico se anim¨® al verle en el palco y no ces¨® hasta que el mexicano, harto de tanto grito en contra, se fue del campo. El Atl¨¦tico se despert¨® con el jolgorio de la grada, aunque no supiera su origen, y se dej¨® llevar por Correa, al que Sacchi regal¨® media hora de juego. No estaba acostumbrado el uruguayo a tantos minutos y se tom¨®, ¨¦l s¨ª, la cita en serio, como si le fuera la vida en ella.
Pero todo supo a poco, a noche malgastada. No sirvi¨® para nada: el Atl¨¦tico alcanz¨® la siguiente ronda, pero eso ya se sab¨ªa desde hace 15 d¨ªas.
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