Hacia los polos de Marte
Los cient¨ªficos planean la exploraci¨®n de los casquetes marcianos ante las pr¨®ximas misiones
Steve Clifford, del Lunar and Planetary Institute de la NASA, parece un cantante country, un John Denver redivivo; Jim Rice, de la Universidad de Arizona, se dir¨ªa sacado de Siete novias para siete hermanos; y, con sus largos cabellos blancos y su desali?o, Dave Fisher, del Servicio Geol¨®gico de Canad¨¢, es un vivo retrato del entra?able cient¨ªfico de Regreso al futuro. Los tres organizadores de la Primera Conferencia Internacional sobre la exploraci¨®n cient¨ªfica de los polos de Marte, que ha tenido lugar cerca de Houston, Texas, entre el 18 y el 22 de Octubre, son una muestra perfecta del centenar largo de asistentes. Porque hay aqu¨ª dos generaciones de cient¨ªficos, ninguna convencional: las corbatas son rar¨ªsimas, los j¨®venes coletudos predominan y, en un hermoso acto de humildad, una de las sesiones estelares fue moderada por dos treinta?eros, que dieron turnos de palabra a todas las figuras de la ciencia marciana.Los vocacionales del espacio forman algo parecido a una comunidad de pioneros, con fuertes lazos internos. Pero en este caso se abrieron para unir sus fuerzas con un grupo de cient¨ªficos terrestres: los glaci¨®logos, que en Groenlandia y la Ant¨¢rtida est¨¢n intentando extraer de los casquetes de hielo el secreto de nuestro clima. La pregunta que dio origen a la conferencia es: ?Hasta qu¨¦ punto valen las t¨¦cnicas y las analog¨ªas terrestres para ayudarnos a comprender los peque?os casquetes de hielo marcianos? Por ejemplo, ?podr¨ªa existir bajo el hielo de Marte un lago como el que recientes sondeos cerca de la base Vostok detectan dentro del hielo ant¨¢rtico?
Oasis
Por el momento, estos hipot¨¦ticos dep¨®sitos de agua l¨ªquida en Marte (que podr¨ªan ser oasis para microbios) son s¨®lo una esperanza, pero los glaci¨®logos y los cient¨ªficos planetarios est¨¢n afinando sus instrumentos para detectarlos. El primer objetivo es comprender a fondo la formaci¨®n y permanencia del hielo en Marte: ?Ha habido en el planeta rojo, como las hubo en la Tierra, ¨¦pocas sin hielo? El casquete glaciar del Polo Norte marciano y los terrenos que lo rodean (llamados dep¨®sitos bandeados polares, y que parecen sedimentos transportados por el hielo) no presentan ni una sola huella de impacto. Esto, en t¨¦rminos planetarios, significa una edad joven, de igual manera que un mueble reci¨¦n adquirido, o reci¨¦n barnizado, est¨¢ libre de ara?azos. Quiz¨¢ este hielo y sus dep¨®sitos tienen solamente unos 100.000 a?os.Esto demostrar¨ªa que importantes cambios morfol¨®gicos se han producido en Marte en el pasado reciente; pero entonces, ?por qu¨¦, en cambio, el peque?o casquete del Polo Sur muestra cr¨¢teres de impacto que podr¨ªan indicar una antig¨¹edad de unos mil millones de a?os? Y, ?c¨®mo se explican los gigantescos ca?ones (hasta mil metros de profundidad) excavados en ellos? La hip¨®tesis cl¨¢sica los atribuye al viento, pero sus cabeceras en forma de herradura recuerdan demasiado a las de las cataratas terrestres, Ni¨¢gara o Iguaz¨². ?Riadas descomunales provocadas por volcanes que funden el hielo, como el que en 1996 explot¨® bajo un glaciar de Islandia? Si el gui¨®n es ¨¦ste, el inter¨¦s aumenta: un ambiente con agua l¨ªquida y calor es uno de los favoritos de los exobi¨®logos, los buscadores de Vida fuera de la Tierra
Pero el tema b¨¢sico de la conferencia no fue la vida, sino el agua. Por supuesto que ¨¦sta es necesaria para la vida que conocemos, pero tambi¨¦n es el elemento clave para comprender el clima marciano (?hubo oc¨¦anos, estables o ef¨ªmeros?) y tambi¨¦n, dada la sequedad actual del planeta, un recurso esencial para futuros exploradores.
Todo el mundo coincide en que hay agua helada en el subsuelo de Marte, rellenando los poros de un terreno llamado, como en la tundra terrestre, permafrost. Pero nadie sabe la cantidad de agua que almacena el permafrost marciano. En cuanto a los casquetes polares, la situaci¨®n es compleja, porque el hielo de agua y el de CO2 est¨¢n mezclados entre s¨ª y con el omnipresente polvo rojo marciano, en proporciones tambien desconocidas. Y adem¨¢s existe, la esperanza de encontrar agua l¨ªquida bajo los casquetes glaciares marcianos: los glaciares de nuestro planeta se funden a causa del calor transmitido por las rocas, y por ello suelen tener una l¨¢mina de agua en su base.
Aparte de la hipot¨¦tica agua l¨ªquida, los polos de Marte pueden encerrar uno de los tesoros cient¨ªficos m¨¢s codiciados por los planet¨®logos: una biblioteca que relate la historia del clima de Marte, y de la influencia solar en ¨¦l. En efecto, la mayor¨ªa de los cient¨ªficos que estudian Marte cree que las variaciones de luminosidad del Sol, los posibles cambios en el eje de rotaci¨®n del planeta, o la probable alternancia de climas benignos y extremos, han debido quedar registrados en los dep¨®sitos bandeados.
Inc¨®gnitas
Para comenzar a atacar este conjunto de inc¨®gnitas, el pr¨®ximo mes de julio una sonda autom¨¢tica de la NASA, Polar Lander, aterrizar¨¢ en los los sedimentos glaciares, a 900 km del polo Sur, mientras su nave nodriza, Mars Climate Observer, permanece en ¨®rbita.En 1971, Carl Sagan sugiri¨® que podr¨ªan encontrarse en Marte residuos de microbios que hubiesen prosperado bajo antiguos climas benignos. Hoy, los exobi¨®logos buscan, adem¨¢s de posibles dep¨®sitos de agua, h¨¢bitats marcianos (como fondos de lagos, o r¨ªos desecados) en los que haya existido agua, superficial o subterr¨¢nea. En la sesi¨®n dedicada a la hipot¨¦tica vida en Marte, la presencia de David McKay, el padre del meteorito marciano ALH84001, sobre cuyo posible contenido biol¨®gico tanto se ha especulado, era un atractivo. Ralph Harvey, el director del programa de b¨²squeda de meteoritos ant¨¢rticos, record¨® las diversas oleadas de entusiasmo que han sacudido a los terrestres en relaci¨®n con la vida en Marte, desde los cambios de color advertidos por los astr¨®nomos del siglo XIX hasta los canales de Schiaparelli, la falsa alarma ante los primeros resultados de los experimentos biol¨®gicos de Viking, o...ALH84001. Alert¨® sobre el da?o que podr¨ªa causar a la credibilidad de las ciencias planetarias la generaci¨®n de grandes expectativas sobre la vida marciana; y plante¨® la posibilidad de que meteoritos terrestres hubiesen ca¨ªdo sobre Marte, contamin¨¢ndolo biol¨®gicamente.
La gran esperanza de los exobi¨®logos son hoy los psicr¨®filos, organismos terrestres que viven en ambientes helados (como es el permafrost marciano), pero medran en las pel¨ªculas salinas que rodean a los granos. Por ello, un lugar privilegiado en la b¨²squeda de vida ser¨¢ el borde de los casquetes polares, donde se podr¨ªan acumular l¨ªquidos salados procedentes de la base del hielo. Un problema de esta idea es que nadie est¨¢ muy seguro de que los casquetes polares marcianos sean estables, ni siquiera de cu¨¢nto tiempo hace que se formaron. Si fuesen recientes, se evaporar¨ªa la posibilidad de encontrar en ellos memoria del clima (?y de la vida?) de Marte.
El futuro
Una segunda conferencia se anuncia para el a?o 2000 en Islandia. Para entonces se sabr¨¢ si Mars Climate Observer ha despejado algunas de las inc¨®gnitas anteriores. La misi¨®n Mars 2001 de la NASA estar¨¢ ya lista, y la europea Mars Express, que debe despegar el 2003, en fase avanzada de construcci¨®n. ?Y los astronautas? Tendr¨¢n que esperar como m¨ªnimo hasta Junio del 2014, si los presupuestos no dicen otra cosa. Por el momento, las pr¨®ximas naves que partan hacia Marte transportar¨¢n medidores de radiaci¨®n, analizadores m¨¦dicos del polvo -para detectar posibles sustancias peligrosas-, sistemas piloto de producci¨®n demetano a partir del CO2 -combustible para el regreso de futuras naves tripuladas-, y equipos de navegaci¨®n ultraprecisos. Poco a poco, el camino de Marte se va abriendo para el hombre.
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