Mucho f¨²tbol, poca renta

El Athletic malgast¨® en Tur¨ªn otro nuevo ejercicio futbol¨ªstico. Le pudieron sus errores en ambas porter¨ªas y resucit¨® a un rival que pareci¨® m¨¢s obtuso que ¨¦l y m¨¢s r¨¢cano. Para andar por Europa se reclama mas actitud determinante. Porque en realidad la cita no era tan a ciegas. A pesar del secreto sumarial que Luis Fern¨¢ndez otorga a cada una de sus alineaciones, su discurso de humildad traduc¨ªa una actitud estrat¨¦gica que repet¨ªa el dise?o de San Mam¨¦s. Con distintos actores y en distinto escenario, pretend¨ªa recitar el mismo gui¨®n: ahogar los espacios del Juventus, dificultar su maniobrabilidad y minar su terreno de juego. En San Mam¨¦s, las minas se repart¨ªan por todo el campo; en Tur¨ªn, se concentraban en la parcela rojiblanca, despejando el resto del terreno de juego a las correr¨ªas de dos futbolistas veloces. En quince d¨ªas ha cambiado algo fundamental: no era lo mismo el Juventus como visitante renqueante que como anfitri¨®n plet¨®rico.El volc¨¢nico Fern¨¢ndez (como le defin¨ªa ayer la prensa turinesa) hab¨ªa decidido huir de excesos verbales o cualquier asomo de bravuconer¨ªa para asumir y ratificar el papel secundario del Athletic. A partir de ah¨ª se pod¨ªa jugar al gato y al rat¨®n frente a un equipo m¨¢s definidido por la presi¨®n de su pedigr¨ª. Esa era la cuesti¨®n: hacer lo mismo que en San Mam¨¦s, pero de otra manera y con algunos otros futbolistas.

Claro que alzado el tel¨®n la estrategia, la previsi¨®n del partido puede destrozarse con un toque de tobillo: lo dio Zidane para Del Piero y la pierna de Imanol Etxeberria salv¨® el gui¨®n cuando apenas trascurr¨ªan tres minutos. El asunto esaba claro: el Athletic quer¨ªa encarcelar a Zidane entre R¨ªos, Guerrero e Imaz y el franc¨¦s buscaba insistentemente a Del Piero entre los costados de los centrales. Inzaghi los mov¨ªa a ambos lados.

Pero el Athletic, minuto a minuto, afianzo su personalidad. Guerrero le daba la salida necesaria, por su habilidad natural para retener y mover el bal¨®n. Tras el susto inicial, el Athletic recuper¨® la capacidad de respuesta y en media hora se hab¨ªa procurado un par de jugadas peligrosas y una acci¨®n dudosa de Montero sobre Etxeberria en el ¨¢rea. M¨¢s que el juego el Athletic trataba de equilibrar las sensaciones del partido, gestionar la escasez y resistir el empuj¨®n.

Luis Fern¨¢ndez hab¨ªa decidido reducir el campo a la m¨ªnima expresi¨®n moviendo pieza entre la l¨ªnea de medio campo y la l¨ªnea de fuera de juego que trazaba una defensa en l¨ªnea. El riesgo produjo efectividad, asent¨® al equipo aunque asum¨ªa un riesgo constante y fue trasteando las opciones creativas del Juventus. A pesar de la incapacidad de R¨ªos para frenar a Zidane, el equipo de Lippi se fue haciendo m¨¢s obtuso en su b¨²squeda permanente de la espalda defensiva del Athletic y la velocidad de Inzaghi y Del Piero.

El Athletic crec¨ªa con Guerrero, cada vez m¨¢s ajustado en la lectura del partido para favorecer la salida del equipo y habilitar la velocidad de Etxeberria y Ezquerro. En realidad, el internacional rojiblanco se hab¨ªa echado el equipo a la espalda, asumido el fiel de la balanza y discutido la jerarqu¨ªa del encuentro con el propio Zidane. Ni Davids ni Tacchinardi acababan de cerrarle los espacios.

Y en esto lleg¨® el gol en una jugada que resum¨ªa las caracter¨ªsticas de sus protagonistas: Joseba Etxeberria se escap¨® con un taconazo de sus dos marcadores para habilitar a Julen Guerrero que ejerci¨® sus dos perfiles m¨¢s acentuados como llegador y como rematador.

En realidad, Luis Fern¨¢ndez hab¨ªa vuelto a sorprender a Lippi, como lo hiciera en San Mam¨¦s. Entonces (como reconoci¨® el t¨¦cnico juventino) extra?¨® la alineaci¨®n de dos delanteros en vez de los tres que esperaba. Ayer, dej¨® en la caseta a Urzaiz cuando Lippi hab¨ªa previsto tres centrales musculosos para garantizarse la tranquilidad a¨¦rea, algo que Fern¨¢ndez hab¨ªa minusvalorado en beneficio de la velocidad de los dos delanteros elegidos. Por ello, Lippi perd¨ªa ofensivamente a sus carrileros (Di Livio y Pessotto), cuidadosos con las incursiones del Athletic.

No era tan ruin el juego del Athletic como pudiera parecer a simple vista. Era una actitud tan enga?osa como subterr¨¢nea: bajo una disposici¨®n conservadora, transitaba un f¨²tbol b¨¢sico, de control y apertura a los costados que bastaba para apurar al rival y proveer al porcentaje de ocasiones que pretend¨ªa su t¨¦cnico. A la tercera jugada hall¨® el gol y en la primera de la segunda parte tuvo el partido en una tiral¨ªneas ofensivo que Lacruz, a placer, envi¨® contra el cuerpo de Peruzzi. Lippi asumi¨® la sopresa y dio entrada a un tercer delantero. La derrota le hizo reaccionar y la alternativa desconcert¨® a la defensa rojiblanca. Imanol Etxeberria, fiel a su costumbre europea, a?adi¨® un nuevo desacierto en las salida y fabric¨® el embarullado empate juventino.

Un nuevo error personal volv¨ªa a arruinar el ejercicio rojiblanco. Es su cruz, unas veces en la porter¨ªa rival (Lacruz, Etxeberria), otras en la propia (Imanol Etxeberria). Europa puede esperar.