"Esto es una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n"
Diario de Pedro Duque en sus primeros d¨ªas en el espacio a bordo del "Discovery"
EL DESPEGUE
?ste ha sido un gran d¨ªa. Todas las actividades que hemos realizado estaban programadas con mucha antelaci¨®n. Es muy parecido a un ritual. Es, en cierto sentido, como los toreros antes del lance. Parece que los humanos tendemos a hacer todas las cosas que consideramos dif¨ªciles y arriesgadas m¨¢s o menos de la misma forma, sin quedar de acuerdo.Primero es el desayuno, que cada uno ha escogido siguiendo los consejos de los m¨¦dicos, pero sin olvidar el gusto personal. La gente est¨¢ sonriente y hace bromas, aunque mi sensaci¨®n interna es algo tensa, un poco como si estuviera en guardia. Y la pel¨ªcula de lo que va a pasar sigue proyect¨¢ndose en mi cerebro. Quiz¨¢? no ha dejado de mostrarse en toda la noche.
Poco despu¨¦s, la peque?a reuni¨®n para informarnos del tiempo: todo perfecto, un d¨ªa radiante. Despu¨¦s, enfundarse el traje. Me coloco las dos capas de ropa interior (una de ellas con tubitos cosidos para la refrigeraci¨®n) y me presento en la gran sala donde est¨¢n los siete sillones para ponernos el traje presurizado de color naranja. Soy el primero. A lo mejor es que tengo muchas ganas de ir.
El traje entra a la perfecci¨®n (lo hemos probado anteayer por ultima vez) y no se nos olvidan ni el reloj, ni el espejo, ni el libro de notas, ni todas las otras cosas de las que se encargan los t¨¦cnicos. Salimos del edificio saludando a un enjambre de c¨¢maras. No s¨¦ por qu¨¦ todo me recuerda al pase¨ªllo de los toreros.
El autob¨²s nos lleva y, ya en la nave, nos ayudan a enganchar todos los tubos y cables, a ponernos los cinturones. La puerta del Discovery se cierra. Todo el mundo se va. S¨®lo hay siete personas en un radio de 5 kil¨®metros alrededor de esta poderos¨ªsima nave, y estamos todos dentro. Cuando la cuenta atr¨¢s llega a cero, se encienden los enormes cohetes y nos catapultan hacia adelante. En la cabina se oyen las voces de Curt y Steve repitiendo las comprobaciones que tant¨ªsimas veces he o¨ªdo en el simulador.
El ruido no es en absoluto tan grande como me lo hab¨ªan pintado, y la vibraci¨®n es algo grande, pero nada especial. Los dos minutos que los cohetes de combustible s¨®lido est¨¢n funcionando se pasan en un suspiro. De hecho, los ¨²ltimos 30 segundos no producen mucha vibraci¨®n. Se desprenden con una peque?a explosi¨®n y, de repente, todo queda tranquilo.
Los tres motores-cohete de hidr¨®geno y ox¨ªgeno funcionan suavemente, como si no fuera nada producir chorros de agua de varias toneladas por segundo a velocidades de 1.000 kil¨®metros por hora. El gran momento se acerca, los motores reducen para no someter a la nave a demasiado esfuerzo y se apagan de repente.
La presi¨®n sobre mi pecho se alivia de repente y el coj¨ªn del respaldo, harto ya de aguantar tres veces mi peso, me proyecta hacia adelante, haciendo trabajar a los cinturones de seguridad. Curt, el comandante, declara "Bienvenidos al espacio" y hace lo que prometi¨® que har¨ªa: se vuelve para ver la cara del ¨²nico de la tripulaci¨®n que nunca ha estado all¨ª fuera, buscando una amplia sonrisa de entusiasmo. ?Soy yo, y vaya si estoy sonriendo!
Unos segundos de ensimismamiento, de procurar creerme que es real, y en seguida me tengo que preparar para mi primera actividad, seis minutos despu¨¦s. El trabajo no ha hecho mas que empezar.
SEGUNDO D?A
Hoy he tenido un d¨ªa muy atareado. Todas las horas de trabajo han estado ocupadas con diversos experimentos y otras actividades. Mi cometido ha sido iniciar una serie de experimentos autom¨¢ticos de cristalizaci¨®n de prote¨ªnas, e instalar y poner en marcha un experimento de metalurgia. Pero, sobre todo, el d¨ªa ha estado dedicado por mi parte a comprobar el funcionamiento de un aparato que utilizamos para manejar muestras potencialmente peligrosas (una caja con tapa de vidrio, c¨¢maras de v¨ªdeo y guantes en las paredes laterales), que hay que usar posteriormente en experimentos de mec¨¢nica de fluidos y cristalizaci¨®n.Despu¨¦s he hecho el primero de estos experimentos con los guantes. El d¨ªa estaba muy programado de antemano, pero todo cuesta tanto en el espacio que la verdad es que se llega a perder mucho tiempo por las cosas m¨¢s inesperadas. Por ejemplo, alguien pasa y sin querer roza el cable que yo estaba a punto de conectar, y que estaba sujeto con velcro hasta que conectara los otros. En vez de caerse al suelo y hacer ruido, se va volando, rebota en un par de paredes. Cuesta encontrarlo. Tambi¨¦n se tarda mucho tiempo en fijar la posici¨®n del cuerpo, de modo que al conectar un enchufe no salga uno volando hacia atr¨¢s.
En general, el d¨ªa ha sido muy atareado, pero interesante y, a la postre, todos hemos conseguido realizar las tareas asignadas, aunque alguno hemos necesitado m¨¢s tiempo del previsto para ello.
TERCER D?A
Hoy he comenzado el programa de ejercicios diarios para volver en buen estado f¨ªsico. A ver si funcionan. No todo han sido experimentos. Tambi¨¦n he participado, tomando fotos, en el lanzamiento de un peque?o sat¨¦lite (una actividad de diez minutos, pero muy vistosa) y he intentado mirar un poco a la Tierra durante la hora de la comida.Una vez, mi computador me ha indicado que ¨ªbamos a pasar por encima de las islas Canarias y lo he dejado todo unos momentos. En ese momento hab¨ªa terminado mi trabajo un poco antes de la hora. No he sido capaz de verlas, ni la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, porque estaba bastante nublado.
Si hoy no estaba nublado en las Canarias, !entonces me he equivocado de ventana! Algo que s¨ª he visto como por casualidad ha sido una puesta de sol aut¨¦nticamente sobrecogedora, en tonos rojizos, azulones, y con el fondo negro. Y poco despu¨¦s, al acostumbrarse la vista, el negro de la esfera terrestre se ha cubierto de resplandores, que he tardado en reconocer como reales, y, por fin, como rel¨¢mpagos que se suced¨ªan unos a otros en una inmensa extensi¨®n. ?Menuda tormenta hab¨ªa hoy por la punta de Brasil!
Comer en el espacio requiere un aprendizaje. Aunque durante los entrenamientos, las clases te¨®ricas y todo eso a uno le explican c¨®mo se hace, hay siempre detalles que se escapan.
Lo m¨¢s com¨²n es que uno lo haga bien el primer d¨ªa, con un cuidado exquisito, y despu¨¦s se conf¨ªe un poco, o tenga prisa para comer, y cometa m¨ªnimos errores de consecuencias muy manchadoras. La comida espacial del shuttle [la nave] se hace mezclando comida deshidratada y agua. Por ejemplo, hoy he comido espaguetis con carne picada y tomate. Cuando lo sacas del caj¨®n de la comida, es una masa s¨®lida de aspecto muy poco apetitoso, dura como una piedra, metida en un paquete de pl¨¢stico. Se le a?aden unos 70 cent¨ªmetros c¨²bicos de agua caliente, se mezcla un poco y se deja reposar unos minutos.
Despu¨¦s se corta la bolsa con much¨ªsimo cuidado (el truco est¨¢ en no darle nunca movimientos bruscos ni golpes, que es lo que hace que se desprendan los l¨ªquidos de los s¨®lidos) y se mete la cuchara. Al sacar una parte de los spaguetti, el poco caldo que tienen hace que se peguen unos a otros, a la cuchara, a la boca.
Si saltan peque?as gotas de caldo, hay que estar al quite y agarrarlas con la cuchara, la boca, la servilleta o, si se dirigen a una pantalla o interruptor, con la mano. Por experiencia, si saltan m¨¢s de dos gotas a la vez en direcciones diversas est¨¢ garantizado que una manchar¨¢ algo. As¨ª que hay que tener much¨ªsimo cuidado y agarrar primero las gotas que vayan a manchar algo importante o delicado.
Lo m¨¢s f¨¢cil de comer son las tortitas mexicanas que llevamos (no dejan migas) y unos filetes que vienen enteros, aunque est¨¢n muy secos. Lo m¨¢s dif¨ªcil, unos trozos de carne con salsa tejana de barbacoa (una especie de ketchup). No hay que perder la vista de la salsa, que es muy pringosa y puede acabar en cualquier ventana. Las bebidas son todas una especie de zumo o cacao en polvos, en una bolsita como de aluminio y con una pajita que tiene una pinza para cerrarla. Al beber hay que tener cuidado de que no te golpee alguien y la pajita se salga de la boca, con el consiguiente l¨ªo de gotas flotando por la nave.
CUARTO D?A
Hoy me ha tocado hacer una serie de experimentos en el laboratorio mientras otros compa?eros soltaban el sat¨¦lite Spartan. Durante el d¨ªa es muy dif¨ªcil sacar tiempo para aprovechar lo maravilloso de estar en el espacio, pero hoy ha habido suerte y nos ha tocado pasar por encima de Canarias mientras desayun¨¢bamos. He sido capaz de ver algunos sitios conocidos. Las islas Canarias estos d¨ªas parecen estar cubiertas de una calima o bruma procedente del S¨¢hara, pero en el horizonte se divisaba la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Procuro no perder ocasi¨®n de ver la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, aunque sea de muy lejos.
Otro de los espect¨¢culos que brinda el transbordador Discovery es la expulsi¨®n de agua. Como la energ¨ªa el¨¦ctrica se produce a base de juntar hidr¨®geno y ox¨ªgeno generando agua, existe una cantidad excesiva de la que hay que deshacerse de vez en cuando.
Cuando se abre la espita lateral de la nave, sale un chorro de agua que, al contacto con el vac¨ªo, se convierte en peque?os cristalitos de hielo. De noche se ven como si fuera un mar de estrellas que cubren todo el cielo, alej¨¢ndose poco a poco de nosotros. Es algo maravilloso. En esos momentos, da la sensaci¨®n de que est¨¢s en una de esas pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n, cuando los actores pasan de repente y a toda velocidad al hiperespacio. Hoy hemos intentado tomar la cena boca abajo, o sea, con los pies en el techo. Todo parece completamente diferente, y hay que pensar para poder llegar a los sitios. Ma?ana quiz¨¢ haya otros momentos para descubrir nuevas sensaciones.
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