El Estado en el mercado
Fue la doctrina francesa de los primeros a?os de este siglo que ahora acaba la que construy¨® el concepto de servicio p¨²blico para englobar en ¨¦l toda la actividad prestacional del Estado, los bienes y servicios que las administraciones p¨²blicas deben ofrecer bajo su responsabilidad a los ciudadanos en todos los ¨¢mbitos territoriales en que los poderes p¨²blicos se desenvuelven: los servicios locales -alumbrado, abastecimiento de aguas, limpieza y cementerios, entre otros-, provinciales -incendios, orden p¨²blico, carreteras-, o estatales -educaci¨®n, asistencia social, sanidad, correos, etc¨¦tera-. ?stos son los servicios p¨²blicos cuya titularidad corresponde a la Administraci¨®n y que se gestionan, sin atender necesariamente regla alguna de mercado y de competencia, sin otros objetivos prioritarios que el bienestar de la poblaci¨®n y la satisfacci¨®n del inter¨¦s general.La fuerza de la construcci¨®n fue suficiente como para que los servicios p¨²blicos hayan terminado formando parte de la cultura de los pueblos de Europa y fuesen reconocidos en los propios textos de las constituciones como una de las obligaciones b¨¢sicas de los poderes p¨²blicos. Las crisis econ¨®micas del final del siglo, la globalizaci¨®n de la econom¨ªa, los cambios ideol¨®gicos en favor del liberalismo de mercado que imita las soluciones americanas de intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa, la revoluci¨®n tecnol¨®gica que ha afectado a sectores con tanto peso como las telecomunicaciones, la televisi¨®n, los transportes, el gas y la electricidad, etc¨¦tera, y el impulso de la Comunidad Europea, convencida de la necesidad de eliminar los monopolios y de abrir los mercados a la competencia, son los factores que amenazan m¨¢s seriamente la conservaci¨®n de la cultura del servicio p¨²blico.
Las obligaciones de las administraciones p¨²blicas o se entregan ahora a empresas privadas para que las cumplan en r¨¦gimen de libertad de mercado, o se obliga a las empresas y organismos p¨²blicos a que presten los servicios p¨²blicos en r¨¦gimen de competencia con otras empresas privadas, sin monopolios y sin privilegios especiales.
El libro de Santiago Mu?oz Machado constituye un esfuerzo personal de gran envergadura para aclarar las dimensiones reales de la crisis actual de los servicios p¨²blicos. Ha reconstruido para ello toda la teor¨ªa general (en el volumen primero, denominado Los fundamentos) bas¨¢ndose tanto en las cr¨ªticas y aportaciones de otros estudiosos y de las propias instituciones europeas, como en su observaci¨®n y an¨¢lisis directos de tres sectores fundamentales (las telecomunicaciones, la televisi¨®n y el sector el¨¦ctrico, que estudia en profundidad en los vol¨²menes II a IV). La tesis b¨¢sica del libro, asentada en una informaci¨®n abrumadora, es que el servicio p¨²blico sigue siendo una noci¨®n v¨¢lida.
La introducci¨®n de los principios propios del mercado libre y la competencia s¨®lo afecta, por otra parte, a los servicios p¨²blicos de car¨¢cter econ¨®mico, no a los servicios sociales b¨¢sicos o los de solidaridad, como la educaci¨®n, la sanidad o los asistenciales, sobre los que se apoya decisivamente el Estado de bienestar. Los servicios p¨²blicos econ¨®micos, por su parte, tampoco desaparecen, ni se desautoriza a las administraciones p¨²blicas para que sigan gestion¨¢ndolos, directamente o a trav¨¦s de empresarios interpuestos.
Lo que resulta necesario es un cambio de modelos de gesti¨®n y, sobre todo, de r¨¦gimen de dichos servicios. Deben despojarse los organismos y empresas p¨²blicas de los privilegios econ¨®micos (derechos especiales o exclusivos, preferencias de cualquier g¨¦nero, financiaci¨®n p¨²blica o ayudas que no se correspondan con la l¨®gica del empresario bien ordenado) de los que han disfrutado, y operar en un mercado abierto a la competencia.
Todo ello, al tiempo que se sit¨²a la noci¨®n de servicio p¨²blico en su verdadero lugar, explicando por cu¨¢ntas razones se ha tergiversado en algunos sectores como la televisi¨®n. Mu?oz Machado concluye con este libro un trabajo innovador, que se corresponde con la fama bien ganada de jurista de primera l¨ªnea en toda Europa, aportando construcciones e informaciones de la mayor importancia para el Derecho P¨²blico de la econom¨ªa de nuestro tiempo, que invita a reconstruir dejando pautas sobre las que dicha reconstrucci¨®n tendr¨¢ que hacerse. Me complace mucho hacerme eco, desde la Universidad de Par¨ªs, de una obra tan importante, construida con materiales tan europeos, cl¨¢sicos y modernos.
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