La crisis del PP de Guip¨²zcoa se agrava por las ri?as personales
Ni el triunfo electoral ni el incremento de esca?os en la C¨¢mara de Vitoria, uno m¨¢s del que consigui¨® en 1994, ha impedido que las discrepancias personales que existen entre los miembros de la ejecutiva del PP en Guip¨²zcoa desaparezcan. La direcci¨®n de esa formaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco no quiere tomar partido en un conflicto que, seg¨²n dicen, se limita a las malas relaciones que existen entre unos y otros militantes y que no tiene transfondo ideol¨®gico. La crisis ha permanecido larvada en este ¨²ltimo a?o, sobre todo, desde que los cargos electos del PP fueron se?alados por ETA como objetivo prioritario, y m¨¢s concretamente los que se encuentran en Guip¨²zcoa. Precisamente, en ese territorio los populares han tenido que asistir a los entierros de sus compa?eros Jos¨¦ Luis Caso, Jos¨¦ Ignacio Iruretagoyena y Manuel Zamararre?o, y otros muchos se han visto obligados a abandonar sus domicilios por haber sufrido atentados fallidos. En la ¨²ltima reuni¨®n del comit¨¦ ejecutivo, celebrada el pasado lunes, el encuentro fue descrito por alguno de los asistentes como "cacareos de gallinero". En el mismo se pretend¨ªa elegir al secretario general, ??igo Manrique, en sustituci¨®n de Andr¨¦s Bernab¨¦, que se encuentra trabajando en Inglaterra. PASA A LA P?GINA 3
Las diferencias personales agudizan la crisis larvada en el PP de Guip¨²zcoa
VIENE DE LA P?GINA 1 La elecci¨®n qued¨® en suspenso debido a que tal y como se encontraban los ¨¢nimos era imposible llegar a un consenso. "La convivencia pol¨ªtica es dif¨ªcil, ya que no hay forma de llegar a un entendimiento", aseguran militantes de ambos bandos. Hay quienes plantean que la soluci¨®n para solventar la crisis podr¨ªa ser un congreso extraordinario pero otros descartan esa posibilidad por inviable. A pesar de que el presidente del PP en Guip¨²zcoa, Ricardo Hueso, cont¨® en el congreso celebrado en 1996 con la mayor¨ªa suficiente, despu¨¦s de consensuar una lista para la ejecutiva con ambas corrientes, no ha contado con el suficiente carisma para acercar a las dos partes enfrentadas. El ¨²ltimo conflicto importante se produjo durante la elaboraci¨®n de las candidaturas para el Parlamento vasco, ya que el comit¨¦ electoral, presidido por el delegado del Gobierno, Enrique Villar, desautoriz¨® la lista electoral propuesta el comit¨¦ provincial de Guip¨²zcoa y desplaz¨® a puestos irrelevantes al vicesecretario general del partido, Juan Crespo, que iba segundo y a la presidenta de Ir¨²n, Mar¨ªa Corcuera, que ocupaba el quinto puesto. En la lista definitiva, que present¨® el colaborador directo de Jaime Mayor Oreja, presidente de honor del PP vasco, detr¨¢s de Ricardo Hueso figuraban las concejales de San Sebasti¨¢n, Mar¨ªa Jos¨¦ Usandizaga, y de Ir¨²n, Mar¨ªa Eugenia Garc¨ªa Rico y Arantxa Quiroga. Tras ese cambio en las planchas, militantes como Mar¨ªa Corcuera, Pedro Mart¨ªnez Artola o Hugo Barca¨ªztegui decidieron aparcar su trabajo en el partido. Sectores enfrentados Resulta evidente para quien hable con los militantes que se encuentran alineados en uno u otro sector que el PP de Guip¨²zcoa se mueve entre ambos, que han sido incapaces de sellar la paz en los tres ¨²ltimos a?os. Fue precisamente el concejal Gregorio Ord¨®?ez, el que era presidente de los populares guipuzcoanos y el hombre capaz, por su capacidad de liderazgo, de sacar al partido del ostracismo en el que viv¨ªa e incrementar el n¨²mero de votos elecci¨®n tras elecci¨®n. En los comicios posteriores a su asesinato, esa formaci¨®n pol¨ªtica logr¨® situarse como primera fuerza en San Sebasti¨¢n, con siete concejales. En las elecciones auton¨®micas revalid¨® su posici¨®n y se situ¨® como segunda fuerza pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco. El PP en Guip¨²zcoa tiene 1.250 afiliados, la mayor¨ªa de ellos de reciente inscripci¨®n, como consecuencia del importante incremento, tras el asesinato de Gregorio Ord¨®?ez, en enero de 1995. El sector que se encontraba alineado con Ord¨®?ez es el que se ha sentido desplazado con el equipo que form¨® Ricardo Hueso, y pide que la sombra de Mayor Oreja no est¨¦ de forma permanente en todas las decisiones.
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