Hijo m¨ªo..., ?cu¨¢nto me dueles!
"Mami, te matar¨¦, te juro que te matar¨¦... cuando est¨¦s dormida, con un cuchillo de sierra en el cuello"... "Mami, te quiero, eres la mam¨¢ m¨¢s buena del mundo"... "Ojal¨¢ te mueras, ojal¨¢ te pille un coche"... "Mam¨¢ te adoro...". Despu¨¦s de diez a?os escuchando estas frases, tal vez deber¨ªa haberme acostumbrado, pero me pregunto: ?es que puede una madre llegar a acostumbrarse alguna vez a o¨ªr de labios de quien m¨¢s ama este tipo de frases?Seguro que quienes est¨¢n comenzando a leer esta historia estar¨¢n pensando que t¨², hijo m¨ªo, eres un un drogadicto, un chico de la calle que has ido creciendo sin amor; me niego a que sigan creyendo todo esto de t¨ª, mi peque?o..., todav¨ªa eres un ni?o, apenas 14 a?os, y sin que sepamos las causas, has nacido con una grave enfermedad mental; tu coraz¨®n es bueno pero tu mente est¨¢ totalmente perturbada y no eres capaz de controlar tus impulsos, impulsos que, en contra de tu voluntad, tienden a hacernos, a quienes m¨¢s te queremos, todo el da?o posible, hasta el punto de tratarnos con crueldad. Realmente, hijo, me das tanto miedo..., pero te quiero tanto...
?Recuerdas c¨®mo te conoc¨ª? No, claro, ?c¨®mo vas a recordarlo?, s¨®lo contabas veinte d¨ªas de vida; yo hab¨ªa cruzado el Atl¨¢ntico para ir a por t¨ª. Mis embarazos nunca hab¨ªan llegado a buen puerto, y entonces, pap¨¢ y yo, nos planteamos adoptar varios hijos; primero fue tu hermana, una ni?a sana, buena, inteligente, alegre. Tres a?os m¨¢s tarde repetimos la experiencia contigo; al observar tus ojitos por vez primera supe que eras un ni?o diferente, hecho que, quienes cuidaban de ti, trataron de ocultarme; ten¨ªan miedo de que yo te rechazase, no sab¨ªan que te am¨¦ desde el mismo instante en que te vi.
Desde aquel instante comenz¨® un aut¨¦ntico calvario. Fue un peregrinar por neur¨®logos, psic¨®logos, psiquiatras, organismos, asociaciones, centros escolares..., y as¨ª han pasado ya catorce a?os. Los diagn¨®sticos eran variados e imprecisos: hiperactividad, disfunci¨®n cerebral m¨ªnima, inteligencia l¨ªmite, cuadro m¨²ltiple de tics, coprolalia, ecolalia, etc¨¦tera,hasta llegar al m¨¢s reciente: minusval¨ªa ps¨ªquica del 33% y tambi¨¦n s¨ªndrome de Guilles de la Tourette, mal del que se conoce s¨®lo su sintomatolog¨ªa. Unos sintomas a los que hay que a?adir una conducta absolutamente incontrolable en estos momentos, a pesar de la enorme medicaci¨®n a que est¨¢s siendo sometido.
En un principio intentamos por todos los medios buscar tu curaci¨®n; descartada esta posibilidad, centramos nuestros esfuerzos en lograr una mejor¨ªa, pero, desgraciadamente, tambi¨¦n ¨¦sta parece imposible. Tu mente se va deteriorando a pasos agigantados y tu conducta est¨¢ llegando a l¨ªmites insospechados, hijo m¨ªo, tambi¨¦n mi dolor parece no poder ser m¨¢s grande en estos momentos.
Una vez descartada tu mejor¨ªa, todas nuestras fuerzas se encaminaron a buscar un centro adecuado para asegurar tu futuro. Aqu¨ª, en casa, nuestra integridad se ve amenazada y t¨² tambi¨¦n corres el grave peligro de cometer algo irreparable. Comenzamos a consultar organismos, asociaciones, fundaciones, profesionales y..., lamentablemente..., todas las puertas cerradas. Creo que deber¨ªan estudiar individualmente cada caso porque con estos enfermos, no es ¨²nicamente ¨¦l y su familia los que peligran, sino que es toda la sociedad la que ya est¨¢ sufriendo las consecuencias. Bien est¨¢ el que hayan desaparecido los terribles manicomios, tal y como estaban concebidos, pero, al mismo tiempo deber¨ªan haberse ido creando nuevas opciones para casos puntuales.
Yo ya no puedo contigo, hijo m¨ªo, y aun con el profundo dolor que me va a causar tu separaci¨®n, sigo luchando para encontrar ese centro donde expertos puedan atenderte y controlarte, y sobre todo, sepan tratarte como a un ser humano toda tu vida.
Y el tiempo sigue pasando, entre el miedo y el amor. Ya dormimos, si a eso se le puede llamar dormir, con la puerta de la cocina con llave, guardando cuchillos y tijeras, porque siempre tu debilidad han sido los cuchillos.
En estos momentos sigue el peregrinar por instituciones y siempre las mismas "disparatadas" conclusiones: "Como son ustedes una familia normal nada podemos hacer. Hay centros para ni?os maltratados, sin recursos econ¨®micos, etc¨¦tera, pero en este caso no hay nada que hacer".
"Se podr¨ªa someter el caso a juicio, y si as¨ª lo dispone el juez, tendr¨ªan que renunciar a su tutela"... ?C¨®mo pueden pensar en que yo voy a renunciar a ti...? ?Es que a alguna madre, por tener un hijo enfermo, le piden que renuncie a su hijo para poder atenderle debidamente? "Es que, hasta que no haya un delito de sangre, nada podemos hacer...", "y... ?entonces?", "entonces nos llevar¨ªamos a su hijo detenido"...
?stas son las respuestas, pero no me resigno, no voy a consentir que t¨² vayas a la c¨¢rcel. Estoy aportando un dossier de informes donde claramente se determina que eres un enfermo, y hasta acompa?o este dossier con cintas grabadas dentro de casa para que puedan calibrar el ambiente de tensi¨®n emocional que se respira.
En estos momentos me veo entre la espada y la pared. No deseo separarme de ti, mi amor, pero t¨² sabes que somos una familia y me veo obligada a velar por la integridad de esa familia. Todos formamos una pi?a, todos te queremos con locura, pero, a pesar de ello y por eso mismo, esta familia no puede seguir expuesta a alguna desgracia que la destrozar¨ªa para siempre, y entonces t¨², mi amor, ?qu¨¦ har¨ªas?
Seguro que quien no me conoce y est¨¢ leyendo esta terrible historia de mi vida pensar¨¢ que soy una mujer desesperada, sin ganas de vivir. Se equivoca, soy creyente y cualquier circunstancia, especialmente las adversas, le dan un sentido a mi vida. No quiero decir que me guste el sufrimiento, pero quien me conoce sabe que soy una mujer vital, alegre, activa. Me gusta regalar vida, y aunque tengo momentos en que me derrumbo y tengo que llorar, pronto me sobrepongo.
No veo una luz en el camino, pero estoy segura de que Dios nos dar¨¢ la fuerza a ti y a m¨ª para seguir. Y, ?sabes?, t¨² me est¨¢s ense?ando a ser m¨¢s tolerante, m¨¢s solidaria, a comprender mejor el sufrimiento ajeno y, sobre todo y ante todo..., a amar. "ALMA"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.