El PP llega al umbral de su congreso sin despejar el futuro pol¨ªtico de Cascos
La Junta Directiva Nacional del PP debatir¨¢ este mi¨¦rcoles la propuesta organizativa de su pr¨®ximo congreso, el XIII, que se celebrar¨¢ a finales de enero y que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar pretende que sea el de su instalaci¨®n definitiva en el centro pol¨ªtico. Ese d¨ªa se nombrar¨¢ tambi¨¦n al comit¨¦ de notables que lo supervisar¨¢. Ambas cuestiones tienen, sin embargo, escaso inter¨¦s en comparaci¨®n con las inc¨®gnitas fundamentales que los responsables del PP a¨²n no han despejado: ?Cu¨¢l ser¨¢ el futuro de Francisco ?lvarez Cascos? ?Qui¨¦n le sustituir¨¢ como secretario general?
"Yo, en pol¨ªtica, prefiero ser a estar". Con esta enigm¨¢tica idea ratific¨® el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco ?lvarez Cascos, a la c¨²pula del PP cu¨¢l quiere que sea su disposici¨®n en la futura estructura del partido tras confirmar su deseo de abandonar la Secretar¨ªa General despu¨¦s del congreso, que se convocar¨¢ para el ¨²ltimo fin de semana de enero. Una frase con tantas interpretaciones como palabras. Cascos, tras diez a?os como secretario general, desea abandonar esa responsabilidad, pero no tiene ninguna intenci¨®n de desaparecer de la cadena de mando del partido. ?l mismo ha ofrecido su experiencia como argumento para no ser desaprovechado por el equipo, seguro que est¨¦ticamente m¨¢s joven y centrado, que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar designar¨¢ para dirigir al nuevo PP. ?En qu¨¦ puesto? ?Con qu¨¦ funci¨®n? ?En qu¨¦ despacho? ?Como otro vocal m¨¢s de la Junta? Nadie lo cree. Nadie responde.S¨®lo se sabe, por lo que filtran algunos interlocutores m¨¢s o menos directos del propio Aznar, que el presidente se reserva alguna sorpresa. Esa simple indicaci¨®n sirve para construir especulaciones con nombres y apellidos sobre el perfil del mejor candidato a la Secretar¨ªa General. Y para rellenar esas quinielas period¨ªsticas vale casi todo. A veces, hasta el m¨¦rito de una buena imagen televisiva, una amistad con el presidente a prueba de una traves¨ªa por el desierto en Castilla y Le¨®n, no crearse m¨¢s enemigos que los imprescindibles o saber construir buenas frases para una conferencia de prensa.
La actitud y actividad de ?lvarez Cascos en los ¨²ltimos meses, tras desatarse precisamente el debate p¨²blico sobre su continuidad en la pol¨ªtica activa, ha facilitado munici¨®n tanto para los que interpretan que est¨¢ en los estertores de su carrera -por su irrelevante presencia en las recientes elecciones vascas- como para los que ponen en duda que al final deje incluso su actual cargo.
Los partidarios de Cascos en el PP, que tambi¨¦n los hay, aseguran que Aznar cometer¨ªa una "locura" si prescinde de un dirigente que ha controlado el partido durante los ¨²ltimos diez a?os en v¨ªsperas de varias elecciones trascendentales. Tambi¨¦n se apunta que es ahora cuando al PP se le van a abrir heridas territoriales, tras la nominaci¨®n y los descartes de los candidatos auton¨®micos y municipales. En esa l¨ªnea, se apela a la pr¨®xima convocatoria de comicios en Catalu?a o a la segura cita electoral de junio -municipales, auton¨®micas y europeas- para cimentar la hip¨®tesis de que, al cabo, se ofrecer¨¢ a Cascos seguir en el mando diario del partido.
En ese contexto se produjo precisamente tras el verano un encargo algo sorprendente del propio Aznar a Cascos durante una reuni¨®n de la c¨²pula. Aznar concedi¨® as¨ª cierta relevancia a que Cascos se deb¨ªa volcar en montar uno de sus conocidos equipos de coordinadores electorales para tapar los agujeros m¨¢s relevantes del PP con vistas a las pr¨®ximas contiendas en las urnas.
El PP tiene registradas minuciosamente cu¨¢les son las zonas de Espa?a donde carece de buena estructura para competir electoralmente con el PSOE. Porque le faltan sedes, buenos candidatos, votantes potenciales... Hasta ahora, cuando esas carencias adquir¨ªan tintes m¨¢s o menos alarmantes, Cascos designaba a una persona de su confianza del aparato del PP en Madrid como coordinador territorial. Viajaba al punto de conflicto, tomaba contacto con todos los interesados y permanec¨ªa vigilante sobre los mensajes a emitir o los actos a organizar con la presencia de relevantes dirigentes del partido o del Gobierno.
Aznar ha encomendado ahora esa tarea de nuevo a Cascos, que nombr¨® a ocho de sus hombres con ese cometido, a pesar de que el objetivo de su trabajo supera con creces el te¨®rico punto final de su etapa como secretario general. Este proyecto para mejorar la implantaci¨®n del PP persigue unos resultados con la vista puesta primero en los comicios municipales y auton¨®micos (junio) y posteriormente en los generales (oto?o de 1999 o marzo de 2000).
Entre los que apuestan en el PP a que la sucesi¨®n de Cascos se ejecutar¨¢ ante los 3.000 compromisarios del pr¨®ximo congreso se afirma, sin embargo, que su marcha ya no tiene vuelta atr¨¢s. Se acepta que Cascos contin¨²a controlando f¨¦rreamente el devenir diario del partido en el m¨ªnimo detalle, pero se explica esa situaci¨®n en que a¨²n es el secretario general.
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