FINANCIACI?N AUTON?MICA La ruptura del consenso
Una de las caracter¨ªsticas de nuestra historia reciente es la de haber hecho del consenso una forma de hacer pol¨ªtica, que ha sido fundamental para permitirnos vivir en paz y libertad durante esos 20 a?os de vida constitucional y tambi¨¦n para resolver el problema de la articulaci¨®n territorial de Espa?a, pendiente durante siglos. La primera ruptura grave de este consenso constitucional es precisamente la que llev¨® a cabo el Gobierno al aprobar el actual sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Desde el primer momento fue muy criticado, no s¨®lo por injusto, sino por lo que significaba de precedente en la ruptura de un consenso necesario y dif¨ªcil de alcanzar. ?Por qu¨¦ hizo esto el Gobierno? Pues porque carece de un proyecto de Espa?a. El que ten¨ªan no pudieron llevarlo a la pr¨¢ctica ante los resultados electorales del 3 de marzo de 1996. Desde la firma de los pactos de gobernabilidad con los nacionalistas est¨¢n sin rumbo auton¨®mico. El primer s¨ªntoma fue, precisamente, la aprobaci¨®n de financiaci¨®n auton¨®mica. Lo socialistas siempre hemos defendido la necesidad del pacto de Estado en la construcci¨®n del Estado auton¨®mico, y lo hemos practicado a lo largo y ancho de nuestras responsabilidades de Gobierno que hemos ejercido durante estos 20 a?os de vida constitucional. No hubiera sido posible la construcci¨®n del Estado auton¨®mico que hoy tenemos sin el consenso en esta materia. El sistema de financiaci¨®n ha roto la cohesi¨®n social entre los territorios y el acuerdo b¨¢sico existente sobre la idea de Espa?a, porque un proyecto de pa¨ªs requiere respuestas a cada problema y un compromiso con los ciudadanos y para conseguirlo se precisa de ¨¢reas de consenso que lo fortalezcan. El Gobierno no ha sabido ni querido responder a las reiteradas llamadas al acuerdo que sobre estos temas se le han venido formulando. Y hay que seguir consensuando el modelo territorial de Espa?a con todos: partidos nacionales y nacionalistas y con las comunidades aut¨®nomas (CC AA), sistema de financiaci¨®n incluido, pero el Gobierno no se atreve al consenso. La aprobaci¨®n del actual modelo de financiaci¨®n signific¨® el inicio de la revisi¨®n del pacto pol¨ªtico que supuso la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n. El tercer proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado del PP ha vuelto a evidenciar estos problemas anunciados. Por referirme s¨®lo a la financiaci¨®n auton¨®mica, dir¨¦ que ni siquiera en los n¨²meros logramos ponernos de acuerdo y eso que al hablar de n¨²meros deber¨ªa ser f¨¢cil saber la verdad de las cosas. Y no es as¨ª, porque, por otra parte, tampoco puede serlo, pues con estos Presupuestos no se pueden conocer los distintos componentes de la financiaci¨®n auton¨®mica. Se conoce la PIE (Participaci¨®n en los Ingresos del Estado), conocemos el 15% del IRPF como participaci¨®n territorializada, pero se desconoce la cuantificaci¨®n del tramo auton¨®mico, que se ha convertido en extrapresupuestario y se paga con anticipos de tesorer¨ªa, y que ya no es del 15%, y, por tanto, se desconoce la financiaci¨®n global de cada comunidad aut¨®noma. El Gobierno no puede, pues, afirmar que unas comunidades pierden financiaci¨®n con respecto a otras, a no ser que quiera que hagamos un acto de fe en sus palabras, cosa que no deber¨ªa pedirse para los asuntos terrenales, y menos para los presupuestarios. La no aceptaci¨®n del sistema por parte de algunas CC AA no tiene por qu¨¦ afectar a la participaci¨®n en los ingresos del Estado, pues ambos instrumentos de financiaci¨®n, participaci¨®n territorializada en el IRPF y participaci¨®n en los ingresos del Estado, son independientes, y debe evolucionar el instrumento de financiaci¨®n com¨²n a todas las CC AA, la participaci¨®n en los ingresos del Estado, de manera id¨¦ntica para todas ellas. Los Presupuestos Generales del Estado son asim¨¦tricos en su evoluci¨®n y distribuci¨®n entre las distintas comunidades y no utilizan el mismo criterio de evoluci¨®n en la participaci¨®n de los ingresos del Estado para unas CC AA y para otras. Unas, las que no aceptaron el modelo, se regulan con el ¨ªndice de evoluci¨®n del PIB nominal, y otras, las que s¨ª lo aceptaron, han evolucionado seg¨²n el ITAE. ?C¨®mo se puede decir cu¨¢les ganan y cu¨¢les pierden, a menos que se quiera hacer de la falta de rigor tambi¨¦n una forma de hacer pol¨ªtica? En el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera se ha modificado el sistema de financiaci¨®n; fijando un tope m¨ªnimo para el IRPF, del 6%, con la finalidad de amortiguar la ca¨ªda que ¨¦ste ha sufrido en la recaudaci¨®n, del 11%, y lo hace retroactivo y, por tanto, aplicable a los a?os 1997 y 1998. Esto supone, en la pr¨¢ctica, la ruptura del propio sistema, el reconocimiento de su fracaso, aunque no quieran reconocerlo expresamente y recurren al ostracismo y a la opacidad para ocultarlo. Significa, sobre todo, la supresi¨®n de la corresponsabilidad fiscal, que era la estrella del nuevo modelo. Comparan en los Presupuestos cantidades que no son homog¨¦neas; manipulan el propio m¨¦todo de fijaci¨®n de los ITAE, compuesto, fundamentalmente, por ingresos impositivos y cotizaciones sociales, que han evolucionado menos del 6% y que, sin embargo, aparecen con un crecimiento sorpresa del 12%, al sum¨¢rsele partidas que no le corresponden, como el IVA, aranceles aduaneros o transferencias del Inem. Y muchas cosas m¨¢s. Pero, sobre todo, no se reconoce el censo real de poblaci¨®n espa?ola y el n¨²mero de habitantes de cada CC AA es el factor prioritario a la hora de calcular los ingresos que cada una de ellas recibe del Estado. En definitiva, la financiaci¨®n no es m¨¢s que un bot¨®n de muestra, muy importante, de lo que este Gobierno hace con la pol¨ªtica auton¨®mica: chapuzas, muchas chapuzas, d¨ªa a d¨ªa y a?o tras a?o.
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