El pr¨ªncipe Felipe recorre las zonas de Nicaragua devastadas por el hurac¨¢n "Mitch"
El Gobierno de Managua lanza una campa?a ante los primeros brotes de epidemias
El verde tr¨¢gico y luminoso de las monta?as que rodean la carretera panamericana entre Managua y S¨¦baco no despist¨® la mirada del pr¨ªncipe Felipe de Borb¨®n sobre los valles enlodados e inundados que han transformado esta zona del paisaje nicarag¨¹ense. El Pr¨ªncipe lleg¨® ayer por la ma?ana a Nicaragua, acompa?ado del vicepresidente espa?ol Francisco ?lvarez Cascos y el secretario de Cooperaci¨®n, Fernando Villalonga, y fue recibido por el canciller nicarag¨¹ense, Eduardo Montealegre, y el embajador de Espa?a en Managua, Carlos D¨ªaz Valc¨¢rcel.
Tras un segundo intento de aterrizaje, en el primero el piloto calcul¨® mal la distancia de la pista y tuvo que levantar vuelo y recoger el tren de aterrizaje, el Pr¨ªncipe pis¨® suelo nicarag¨¹ense y salud¨® con cierto alivio a las autoridades.En una r¨¢pida visita por zonas afectadas, el heredero de la corona espa?ola viaj¨® hasta el municipio de S¨¦baco, en donde hace ya m¨¢s de dos semanas el r¨ªo Grande inund¨® toda la ciudad, destrozando el puente de acceso y obligando a sus 13.000 habitantes a subirse a un cerro cercano para protegerse de las aguas. La comitiva real tambi¨¦n pas¨® por Ciudad Dar¨ªo, un municipio al que el r¨ªo Grande someti¨® al mismo castigo que a S¨¦baco. En ambas localidades la conjuntivitis, el c¨®lera, la malaria, la micosis y las enfermedades respiratorias agudas se van apoderando del ambiente, ante la desesperaci¨®n de los servicios m¨¦dicos.
Los 100 kil¨®metros que separan Managua y S¨¦baco fueron recorridos por la comitiva del Pr¨ªncipe en apenas una hora mientras, a los lados de la carretera, numerosos ni?os sosten¨ªan cuerdas de lado a lado del camino para intentar frenar a los veh¨ªculos y conseguir un donativo.
El Pr¨ªncipe lleg¨® a S¨¦baco, habl¨® con el alcalde, quien le explic¨® las dimensiones de la cat¨¢strofe en su municipio, recibi¨® un ramo de flores de manos de dos ni?os damnificados y regres¨® hacia Managua, donde iba a visitar el barrio Vida Nueva, tambi¨¦n conocido como Barrio Mitch, en Ciudad Sandino, a las afueras de la capital. En este lugar, surgido a ra¨ªz del traslado de miles de personas desalojadas de los barrios ribere?os del lago de Managua por la crecida del mismo, el Gobierno nicarag¨¹ense ha asfaltado los caminos de acceso en previsi¨®n de las visitas de personalidades ilustres, como es el caso del Pr¨ªncipe de Espa?a, que estos d¨ªas visitar¨¢n Nicaragua. Para la tarde ten¨ªa prevista una reuni¨®n con la cooperaci¨®n espa?ola y una cena con el presidente Arnoldo Alem¨¢n, en la que se tratar¨ªa el tema de la deuda externa y los compromisos financieros de Nicaragua con Espa?a.
El Ministerio de Salud lanz¨® anoche una alerta epidemiol¨®gica, ante la posibilidad de una epidemia de leptospirosis. Tres personas murieron el viernes en el departamento de Chinandega y ayer se empezaban a conocer casos en otras partes del pa¨ªs. En 1995 un brote de esta enfermedad mat¨® a 48 personas y afect¨® a unas 2.000.
En Honduras, las ¨²ltimas horas de la visita del pr¨ªncipe Felipe el jueves se convirtieron en una carrera contrarreloj, informa Maite Rico. El almuerzo con el presidente hondure?o, Carlos Flores, retras¨® el recorrido por los barrios m¨¢s da?ados de Tegucigalpa. Y la vocaci¨®n de "discreci¨®n", tan reiterada por los funcionarios de la Casa Real, se diluy¨® en una aparatosa caravana de veh¨ªculos todoterreno, sirenas, luces y bocinazos. La primera parada fue el destruido Puente de la Soberan¨ªa. "?Mir¨¢, es un rey!". Dos ni?os cubiertos de mugre miraban con los ojos muy abiertos a don Felipe, que avanzaba vigilando d¨®nde pon¨ªa el pie. Entre las monta?as de escombros surg¨ªan, como figuras fantasmales, decenas de familias que andaban rebuscando en la basura. Pensaban que aquel joven alto les iba a dar una casa. Eso hab¨ªan o¨ªdo.
Puede que el Pr¨ªncipe no tenga poderes m¨¢gicos, pero a la poblaci¨®n femenina le alegr¨® la semana. "Pero qu¨¦ guapo es, Felipe de Borg¨®n", gritaban entusiasmadas las empleadas del hospital del Seguro Social, ahora semidestruido. El recorrido concluy¨® en un albergue de damnificados, donde el Pr¨ªncipe se interes¨® por el reparto de medicinas, convers¨® con una familia y firm¨®, sin darse cuenta, cuatro o cinco aut¨®grafos a una misma ni?a de carita inocente e intenciones desconocidas. Al final alguien le pidi¨®, por en¨¦sima vez, su impresi¨®n sobre la situaci¨®n de Honduras. "Aqu¨ª no hacen falta opiniones", contest¨® don Felipe. "S¨®lo hay que mirar alrededor y ver los resultados del desastre".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.