La guerra espa?ola estalla en Nueva York
La exposici¨®n "El esp¨ªritu vive" muestra en una galer¨ªa del Soho 35 im¨¢genes in¨¦ditas
En un barrio consagrado al arte comercial y de moda como es el Soho neoyorquino, hay una galer¨ªa que se dedica a montar exposiciones cargadas de ideolog¨ªa y reivindicaci¨®n social. Se trata de la Puffin Room, que durante los meses de octubre y noviembre ofrece una ins¨®lita muestra de fotograf¨ªas de la guerra civil espa?ola, bajo el t¨ªtulo de El esp¨ªritu vive. Son 35 trabajos an¨®nimos, procedentes de los archivos del Instituto Internacional de Historia Social, en Amsterdam, adem¨¢s de otras 10 fotos tomadas durante la guerra por Sam Walters, un veterano combatiente de la Brigada Lincoln.
Sam Walters es uno de los 150 supervivientes de ese grupo de voluntarios que luch¨® del lado de la Rep¨²blica, y sus fotograf¨ªas, junto a las traidas de los archivos europeos, es una selecci¨®n de im¨¢genes procedentes de los frentes de batalla y de diferentes aspectos y zonas de la vida cotidiana en la retaguardia: im¨¢genes de madres llorando a los muertos y de soldados bailando flamenco, desde las calles de Barcelona hasta las colinas peladas de Brunete. Bajo el t¨ªtulo de The spirit lives (El esp¨ªritu vive), tienen todas estas im¨¢genes una atm¨®sfera urgente y sucia y, aunque no dan testimonio del bando llamado nacional, constituyen tal vez el panorama visual m¨¢s completo de la guerra espa?ola que se ha visto en Estados Unidos.El organizador de esta exposici¨®n se llama Carl Rosenstein, y justifica su decisi¨®n porque cree que el p¨²blico norteamericano necesita recordar la guerra civil espa?ola y conocer lo que fue la Brigada Lincoln, porque es un cap¨ªtulo de la historia de este siglo que no se les ha ense?ado en los libros de texto, y porque "en estos tiempos", afirma, "en los que la gente ya ni siquiera acude a votar, Estados Unidos se est¨¢ convirtiendo en un Estado totalitario. Hay por ello que reivindicar la figura de aquellos voluntarios norteamericanos que hicieron el mayor de los sacrificios".
Al t¨¦rmino de la guerra civil, la central sindical anarquista, CNT, decidi¨® poner a salvo sus archivos envi¨¢ndolos a Par¨ªs. Eran alrededor de 1.700 kilos de cajas que luego pasaron por Londres, para acabar finalmente depositadas en Amsterdam. En esta ciudad se hizo cargo de las fotograf¨ªas el Instituto Internacional de Historia Social, una entidad dedicada por principio a rescatar documentos gr¨¢ficos y escritos de los perdedores de la historia, de aquellos hombres cuyo legado estuvo a punto de desaparecer, quemado en la hoguera de los triunfadores. Entre las joyas an¨®nimas de esta colecci¨®n se encuentran una gran cantidad de fotos en las que vemos mujeres: una joven miliciana bajando por una calle de Barcelona con un fusil bajo el brazo; el primer plano (una imagen con fuerza y enigma casi surrealistas) de una muchacha de ojos claros con una calavera pintada sobre el casco; una mujer entre dos soldados, vigilando un valle aragon¨¦s desde lo alto de una colina.
Y all¨ª est¨¢ incluso la figura de la dirigente comunista Dolores Ib¨¢rruri, mientras pronuncia uno de los discursos y arengas que dirigi¨® a los combatientes brigadistas, que desde todo el mundo ven¨ªan "a morir en Madrid". Hay tambi¨¦n una tremenda fotograf¨ªa en la que vemos a un cura llorando la muerte de un grupo de ni?os, tras un bombardeo de Madrid, en en lo que parece el patio de un colegio, y varias im¨¢genes de la huida de la poblaci¨®n vivil y los restos del ej¨¦rcito vencido hacia la frontera francesa, donde los ni?os se agolpaban llorando para poder coger trozos de pan que repart¨ªan los gendarmes.
Las ¨²nicas fotos firmadas de cuantas contiene esta exposci¨®n neoyorquina son las aportadas por Sam Walters, un brigadista nacido en Nueva Jersey que, como muchos otros compatriotas suyos, fue a luchar a Espa?a empujado por la crisis econ¨®mica que en aquellos a?os asolaba su pa¨ªs y, sobre todo, atra¨ªdo por la causa de la lucha antifascista en Europa.
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