Las prostitutas de las Cortes creen que la norma de Bilbao sobre clubes de alterne les echar¨¢ a la calle
Las casi cien mujeres que trabajan en los 14 locales de alterne de las Cortes, el barrio de prostituci¨®n m¨¢s antiguo de Bilbao, han comprobado hace tiempo el declive de esta actividad en esa zona deprimida. A esta preocupaci¨®n se ha a?adido recientemente un nuevo temor, el miedo a que el Ayuntamiento de Bilbao cierre los prost¨ªbulos cuando se ponga en marcha la ordenanza municipal que los regular¨¢, prevista para principios del pr¨®ximo a?o. "Nos van a echar a la calle. ?Qu¨¦ quieren, qu¨¦ nos maten? El Ayuntamiento no nos ha tenido en cuenta para nada", se quejan.
La mayor¨ªa de las mujeres que trabajan en los clubes de las Cortes lo hacen desde hace m¨¢s de 20 a?os y pr¨¢cticamente todas -as¨ª lo aseveran- cambiar¨ªan la incertidumbre de la espera y el asco del encuentro por un trabajo distinto. Muchas de ellas se re¨²nen los lunes y mi¨¦rcoles en Askabide, un centro abierto en 1987, en el que colaboran 18 voluntarios. All¨ª, se sienten protegidas y menos solas. Est¨¢n acostumbradas a recoger los restos del naufragio y reconstruir sus naves. Isabel, Yeni, Mar¨ªa, Maite, Carmen, Belinda, otra Isabel, se van presentado. Hay un par de travestis y una religiosa, a quien t¨ªmidamente la periodista trata de llegar pensando que es una prostituta de vida dif¨ªcil. "Perd¨®n, perd¨®n, perd¨®n" y todas estallan en carcajadas. "Hija, es que sin sentido del humor, la vida es imposible", comenta Belinda, una rubia simp¨¢tica con unos 25 a?os m¨¢s o menos, "porque ya ni me acuerdo", de trabajo en el barrio. Belinda se suelta porque para eso est¨¢ ah¨ª y ella tiene prisa, "que he dejado a uno solo a cargo de la barra". "Mira, antes ven¨ªan matrimonios, gente que dejaba medio mill¨®n y tan felices.Primero, hubo el boom de las mujeres, luego el de los travestis, pero ahora apenas nada. Hay d¨ªas en que hago 1.500 pesetas de caja" [por la venta de bebidas]. El recordatorio de quejas es pre¨¢mbulo para expresar lo que realmente les interesa: el miedo a que la ordenanza municipal de Bilbao para regular la existencia de locales de prostituci¨®n cierre los clubes y les obligue a trabajar en la calle. "Empezaron cerrando los bares a las 24.00 horas, luego clausuraron tres locales por tr¨¢fico de drogas y ahora van a por los clubes donde trabajamos. Nos consideramos abandonadas y maltratadas por la sociedad. Nos tratan como si fu¨¦ramos escoria", protesta Belinda. Las mujeres dicen que en los clubes de alterne no hay peligro de contagio de sida y de otras enfermedades, porque todas usan preservativos y sufren controles m¨¦dicos peri¨®dicos. "Los locales no re¨²nen las condiciones que la normativa del Ayuntamiento de Bilbao exige. Pero es que es imposible que los clubes de las Cortes dispongan de esos medios. A los propietarios no les compensar¨ªa, porque los beneficios no dan para tanto", explica Isabel, de mediana edad, madre de tres hijos. Lleg¨® de Valencia hace 25 a?os, como Carmen. Tantos a?os despu¨¦s, no sabr¨ªan qu¨¦ hacer fuera de Bilbao y del barrio donde viven. Sin embargo, todas aseguran que desear¨ªan trabajar en algo diferente. "Bajas un d¨ªa y otro [a los locales], y nada. Actualmente, hay que tener mucho valor para seguir en esto. La valent¨ªa es estar aqu¨ª. Enfrentarnos a la inseguridad de no saber si vamos a tener para comer. No hay clientes, la polic¨ªa atosiga a las extranjeras. Y ahora, nos quieren dejar en la calle. Buscan cargarse el barrio, que desaparezca", se quejan. Todas tienen miedo a la calle. Desde siempre, el club las ha protegido. A la intemperie s¨®lo hay una decena de toxic¨®manas que apenas discierne que se vende a cambio de un chute. Las prostitutas de los clubes cuentan que "los del Ayuntamiento" no se han molestado en hablar con ellas, en saber qu¨¦ piensan. "Nos puede pasar de todo. La inseguridad es total. ?Qu¨¦ har¨¢n cuando estemos muertas?" se preguntan. Isabel, la religiosa, es m¨¢s que una monja. "La normativa es absolutamente discriminatoria e injusta. Si no ponen al lado una alternativa, les abocan a una situaci¨®n mucho peor. El que no hayan contado con las mujeres es denigrante. La sociedad debe ofrecerles alternativas antes de quitarles el modo de vida. Una vida que a ellas no les gusta", resume la religiosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.