La pol¨ªtica sobre los inmigrantes divide a la coalici¨®n de Gobierno en Francia
No hay miedo de que los Verdes franceses abandonen la coalici¨®n de Gobierno, por mucho que el primer ministro Lionel Jospin les recrimine p¨²blicamente sus cr¨ªticas a la pol¨ªtica gubernamental sobre los inmigrantes ilegales y les emplace a ser coherentes. "Yo me siento muy bien en el Gobierno, pero no tengo edad para recibir lecciones y tampoco pienso refrenar mis palabras", indic¨® ayer la ministra ecologista de Medio Ambiente, Dominique Voynet.
M¨¢s bien parece que los Verdes creen poder compaginar su continuidad en el Ejecutivo con el lanzamiento de una campa?a general a favor de la legalizaci¨®n de todos los sans papiers (indocumentados).Lo que est¨¢ por ver, a expensas de la reuni¨®n de urgencia que Dominique Voynet ha pedido al primer ministro, es si los Verdes pueden atemperar esas cr¨ªticas en los meses que faltan para las elecciones europeas del a?o pr¨®ximo. Vista la actitud y las declaraciones que el cabeza de lista de los Verdes franceses, el alem¨¢n Daniel Cohn-Bendit, efectu¨® ayer en Estrasburgo, podr¨ªa pensarse que no, que los ecologistas piensan hacer de esta cuesti¨®n el caballo de batalla electoral. En contraste con la posici¨®n de los comunistas, partidarios de la regularizaci¨®n de los sans papiers, pero previo estudio "caso por caso", Daniel Cohn-Bendit proclama en una carta p¨²blica al primer ministro franc¨¦s y al jefe del Gobierno italiano, Massimo D?Alema, la aceptaci¨®n de "todas" las demandas presentadas.
Desde luego, Lionel Jospin no est¨¢ dispuesto a permitir que el amigo del otro lado del Rin venga a alborotarle el patio, por lo dem¨¢s siempre bullicioso, de la izquierda plural francesa. Y mucho menos cuando lo que se pone en entredicho es un asunto tan complejo como el de la pol¨ªtica sobre la inmigraci¨®n ilegal. El martes, en la Asamblea, contraviniendo sus h¨¢bitos y estilo propios, el primer ministro fustig¨® frontalmente a sus socios ecologistas y emplaz¨®, sin nombrar a la ministra ecologista de Medio Ambiente, a situarse en el dilema de dimitir o aceptar la regla, no escrita, que impide a un miembro del Gabinete socavar las bases del Ejecutivo.
"Pedir la regularizaci¨®n general ser¨ªa", subray¨® el l¨ªder socialista, "una invitaci¨®n formidable a la inmigraci¨®n clandestina". Adem¨¢s de tildar de "irresponsables" a quienes sostienen esa propuesta, y a quienes "juegan con la vida de los indocumentados empuj¨¢ndoles a hacer huelgas de hambre", Jospin reiter¨® que las presiones no surtir¨¢n efecto alguno y que el Gobierno no modificar¨¢ en nada su pol¨ªtica sobre la inmigraci¨®n clandestina. Con su dura intervenci¨®n, nada habitual, Jospin trat¨® de zanjar el rebrote de la pol¨¦mica desatada al calor de la reciente asamblea en la que los Verdes franceses proclamaron a Daniel Cohn-Bendit cabeza de lista de su candidatura europea.
El legendario Dani el Rojo del mayo franc¨¦s, hoy reciclado en figura transfronteriza del ecologismo europeo, tiene, sin duda, la virtud de poner nerviosos a sus colegas del resto de la izquierda plural que temen su gancho electoral y desconf¨ªan de su capacidad para arrastrarles en pol¨¦micas ruinosas. Despu¨¦s de algunos encontronazos dial¨¦cticos, preferentemente con Rober Hue, secretario general del PC, Cohn-Bendit ha entrado estrepitosamente en escena enarbolando la bandera de la legalizaci¨®n de los sans papiers.
Una bandera y una actitud excesivas para los socialistas, irritante para un Jospin que en esta materia sigue un ritmo prudente que combina la firmeza oficial con una pr¨¢ctica m¨¢s generosa - 83.000 indocumentados han sido legalizados en lo que va de a?o- y con la exploraci¨®n de f¨®rmulas alternativas humanitarias con los pa¨ªses generadores de inmigraci¨®n. Aunque Jospin dirigi¨® su varapalo contra la ministra Dominique Voynet, que hab¨ªa sustentado la reivindicaci¨®n de Cohn-Bendit, puede muy bien pensarse que su mensaje iba dirigido en ¨²ltima instancia al hombre que encabezar¨¢ la lista verde francesa en las elecciones europeas de 1999, al personaje cuyo aterrizaje en la pol¨ªtica parece haber envenenado la convivencia en la izquierda plural, desafiado la "marcha tranquila" de las reformas impuesta por Jospin.
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